Viernes, Junio 6, 2014 - 12:14
El que conquiste el corazón de Bogotá seguramente ganará las elecciones el 15 de junio. Las estrategias de seducción de la campaña reeleccionista: los candidatos para la Alcadía de Bogotá en el 2015, los pesos pesados del Concejo y la izquierda jugada por la paz santista. Las de su rival: una mezcla de fervor uribista y de denuncia del nuevo romance Petro - Santos.
El que conquiste el corazón de Bogotá seguramente ganará las elecciones el 15 de junio. Las estrategias de seducción de la campaña reeleccionista: los candidatos para la Alcadía de Bogotá en el 2015, los pesos pesados del Concejo y la izquierda jugada por la paz santista. Las de su rival: una mezcla de fervor uribista y de denuncia del nuevo romance Petro - Santos. Segunda entrega sobre cómo se mueven las maquinarias para la segunda vuelta. Haga clic en cada pestaña para ver cómo se están moviendo las campañas.Antes de la primera vuelta, La Silla contó que adentro de la campaña reeleccionista reinaba el caos. El resultado evidenció el desastre: a Santos le fue peor que a sus congresistas de la Unidad Nacional que le están haciendo campaña. Quedó de tercero, debajo de Clara López y de Óscar Iván Zuluaga y perdió 60 mil votos de las legislativas. “Es que no hubo campaña para la primera vuelta”, dice un senador de la U que está trabajando por la reelección en Bogotá. “El presidente fue terco y sólo le hizo caso a Roberto Prieto”. Para la segunda vuelta la campaña dió un giro, cuya estrategia quedó delineada en un documento del 29 de mayo, 4 días después de la primera vuelta. Los santistas dividieron la ciudad por liderazgos en las localidades clave alrededor de nueve grupos en los que se mezclan concejales como Jorge Salamanca (concejal desde 1998, y acusado de hacer parte del cartel de la contratación); Severo Correa (consentido de las últimas alcaldías de Samuel Moreno y Lucho Garzón y que tiene a su hijo en la Cámara); Jorge Durán Silva (concejal desde 1978 y señalado de hacer parte del “carrusel de contratación); Arthur Bernal (ex concejal de Soacha por varios periodos y cristiano que recibió apoyo del Centro de Avivamiento para su campaña en 2011) y Julio César Acosta (hijo del ex gobernador de AraucaJulio Acosta acusado de parapolítica) con los senadores más mediáticos como Carlos Fernando Galán, Germán Varón Cotrino, Armando Benedetti y Rodrigo Lara, entre otros. (ver mapa) En la lista llaman la atención varios nombres que demuestran, una vez más, que la política es dinámica. Por ejemplo, en Suba comparten tarima Gina Parody y el concejal Acosta, que en 2011 protagonizaron un enfrentamiento porque ella criticó duramente el aval que le dio Cambio Radical para el Concejo por la investigación contra el papá por parapolítica (Carlos Fernando Galán también pidió que le quitaran el aval). También está la nueva representante por el liberalismo en Bogotá, Olga Lucía Velásquez, que tiene un fuerte protagonismo en la campaña y fue secretaria de gobierno de Samuel Moreno, contra quienes hicieron campaña en el 2011 Parody, David Luna y Galán, hoy las cabezas más visibles de la reconquista de Bogotá. En la campaña lo llaman reconciliación. Los grupos se repartieron con base a los resultados de cada uno de los políticos en su última elección (los 50 puestos o UPZ de las localidades donde más sacaron votos) según le contaron a La Silla tres fuentes diferentes. La estrategia busca que no se pisen las mangueras como sucedió antes de la primera vuelta y además tener claro quién está encargado de qué para revisar los resultados después de las elecciones. Ellos se encargan de planear los recorridos de campaña, contratar medios locales, proveer el transporte, supervisar el día electoral y responder por las alianzas con los otros partidos y por los votos que saquen. Además, los coordinadores se encargan de manejar la línea política con concejales y ediles en la campaña. Esto es un cambio grande con respecto a la primera vuelta cuando la campaña le metió la ficha al trabajo de los ediles, que le dieron un “pagaré” por un millón 200 mil votos al presidente que resultó en un fiasco. “Ahora se están haciendo las cosas al derecho”, le dijo a La Silla un congresista liberal. Pero no todo es color de rosa. Varios congresistas de la Unidad Nacional denuncian que muchos ediles se han ido con Zuluaga. El martes los tres partidos organizaron reuniones privadas con todos sus políticos electos en Bogotá y revisaron uno a uno los ediles para saber quiénes son los transfuguistas. Aunque están investigando quiénes son y aún no se atreven a revelar nombres, aseguran que después del 15 de junio vendrá una lluvia de sanciones. “Los voy a joder”, le dijo un congresista a La Silla. Mientras tanto, a pesar de que todo el aparato está montado, la plata de la campaña aún no ha llegado a los coordinadores a quienes, sin embargo, se les exige que armen reuniones y eventos para apoyar a Santos. El encargado de la logística es Alfonso Prada que sigue teniendo el título de gerente de la campaña en Bogotá pero que tras las elecciones del 25 de mayo dejó de tener injerencia en la planeación de la estrategia, como le contaron a La Silla dos fuentes dentro de la campaña. El nuevo jefe que toma las decisiones es Rafael Pardo, ex ministro de Trabajo y quien como fugaz alcalde encargado de Bogotá salió muy bien librado. Prada explica que se están corrigiendo las demoras. Antes de la primera vuelta, toda la publicidad salía de la sede principal de campaña en Bogotá. Ahora, aunque hubo retrasos en la entrega de la nueva publicidad que salió esta semana, cada coordinador la puede descargar e imprimir por su cuenta. El problema de la plata, en cambio, sólo se resuelve hasta hoy viernes, a nueve días de las elecciones, cuando se empezarán a repartir los recursos. “Es que si la soltamos antes, se esfuma”, dice Prada. “Hay que aguantarla lo más que se pueda”. Prada planea invertir la plata para que dure hasta el día de las elecciones. Primero, se usará para imprimir más publicidad, después se entregará a los coordinadores para organizar eventos de la campaña y finalmente, para pagar los testigos de las elecciones. La campaña planea tener presencia en el 100 por ciento de los puestos de votación de la capital. “Nos dijeron que sólo nos iban a dar plata para rematar. Si no llega entre hoy y mañana nos fregamos”, le dijo a La Silla un concejal de Cambio Radical que se queja porque no ha podido movilizar a su gente. Para los días de campaña que quedan (nueve, de los cuales sólo en los próximos tres podrán hacer eventos en plaza pública), cada grupo tiene planeados eventos de cierre. Planeados, pero no listos. La Silla consultó a varios concejales y congresistas que repitieron que hasta ayer se terminó de cuadrar qué se va a hacer y en dónde. Se habla de hacer reuniones pequeñas con “los amigos” y que no se va a proveer transporte porque son barrios cercanos. Otra cosa pasa en Engativá donde ya está lista una caravana para apoyar a Santos. Los coordinadores planean poner 800 carros para la procesión y cada uno tiene el compromiso de poner entre 20 y 50 carros. Allí además, el representante electo Efraín Torres puso una casa para servir de sede en la localidad. Todo con recursos propios. En Suba y en Fontibón también planean hacer caravanas pero sólo pudieron organizarlas hasta esta semana. Eso implica que los compromisos disminuyen y para Suba, los coordinadores sólo pondrán 15 carros. Aunque César Gaviria llegó para meterle la “mística” que le hacía falta a la campaña, entre los líderes de base con los que habló La Silla parecería que todavía no están convencidos de que su candidato tiene posibilidades de ganar. Hablan todo el tiempo de un “optimismo” sin mucha emoción que deja entrever dudas. Con estas estrategias los dos candidatos están intentando seducir al electorado bogotano. El ganador no sólo será el presidente los próximos cuatro años, sino que seguramente también definirá quién será el próximo alcalde de la capital. |