Por Marc Hofstetter
Twitter: @mahofste
Alguna vez Will Rogers afirmó que en la historia de la humanidad había habido tres grandes inventos: la rueda, el fuego y la banca central. Sin embargo, ésta última es para la mayoría una institución que toma decisiones en ámbitos que resultan ajenos a su devenir. En ese sentido el mundo no ha cambiado mucho desde la época victoriana cuando según Galbraith “la gente oía con gran atención que la tasa de intervención había subido. No tenía idea de lo que significaba pero sabía que era un acto de extrema sabiduría”.
Pero la historia del Banco de la República, pronto a cumplir 92 años, ha dejado huellas en ámbitos lejanos al imaginario que las circunscribe a áreas áridas relacionadas con temas monetarios. Hay otro Banrep, ligado a la promoción cultural, que cumple un enorme papel a lo largo y ancho del territorio nacional. Su origen, curiosamente, estuvo atado a sus funciones; su evolución al éxito que tuvo.
Corrían los años treinta y el Banco Central fue encargado por ley de la compra de oro en el territorio nacional. Algunas personas que habían coleccionado piezas de oro precolombinas las llevaron al Banco para su venta y, en principio, para ser convertidas en barras de oro que alimentarían las reservas internacionales. Funcionarios con buen tino (y quizás en ausencia de una Procuraduría que los acusase de detrimento patrimonial) decidieron guardar esas piezas y exhibirlas inicialmente en la sala de juntas del Banco (Urrutia, 2014). La colección fue creciendo y dio origen al Museo del Oro que hoy cuenta con más de 34.000 piezas de orfebrería y 20.000 objetos de otros materiales, con salas permanentes de exhibición en siete ciudades del país que acogen anualmente a más de un millón de visitantes.
El Banco de la República también inició para el apoyo la gestión de sus funcionarios una pequeña biblioteca especializada. Ante la demanda externa por la colección en los años cuarenta abrió una sala de lectura y finalmente a mediados de los cincuenta, el gerente del Banco—Luis Ángel Arango—inició gestiones para construir una biblioteca pública para la ciudad de Bogotá. Así nació la biblioteca más grande del país que hoy en realidad es una red de bibliotecas con presencia en 20 ciudades y recibe más de cinco millones de visitantes al año.
La actividad cultural del Banco también cubre la música. En sus diferentes sedes el año pasado hubo más de 200 conciertos que contaron con casi 120.000 espectadores. Si sumamos las visitas a los museos, bibliotecas y conciertos auspiciados por el Banco, pasamos de nueve millones de visitas anuales físicas y casi 22 millones de visitas por medios virtuales.
Si bien las casualidades relacionadas con su gestión dieron origen al museo y a la biblioteca, la amplia red cultural que tejió el Banco recibió sin duda un impulso tras la reforma constitucional de 1991. Allí, se limitó el alcance del Banco en política económica pero, como lo narra Urrutia (2014), un grupo de gestores encabezados por María Mercedes Carranza le pidió a la Constituyente que dejara en manos del Banco actividades relacionadas con la promoción cultural; esto quedó plasmado en los anales de la Asamblea y en la Ley 31 de 1992. El éxito de la gestión cultural y la estructura del Banco de la República que lo hacen una entidad más resistente a la politiquería y la burocracia que otras entidades del Estado impulsaron la idea de los constituyentes.
La planta de personal del Banrep se ha reducido en más de 50% desde su reforma a comienzos de los noventa, en parte porque varias de sus funciones fueron limitadas y también por mejoras en la eficiencia. Ahora opera con 2500 funcionarios lo que equivale a 5 empleados por cada 100.000 habitantes, un número bajo para estándares internacionales. Sus agencias culturales ocupan a 117 personas y los gastos culturales totales de la entidad fueron de 9.500 millones en 2014, equivalentes a 3.5% de los gastos totales de personal de la entidad: una ganga; corresponden a 1000 pesos al año por cada uno de los nueve millones de visitantes de la red cultural.
Si bien hay otros bancos centrales en el mundo que tienen vínculos con la promoción cultural no hay ninguno que tenga tantos logros por mostrar. Enhorabuena por el otro Banrep.
Bien por señalar lo cultural en el BanRep pero importante sopesar lo que cuenta Nicolás Morales en una columna en Arcadia:
"Vientos en muchas direcciones cuentan que las prácticas nefastas de contralorías y auditorías vetustas comienzan a impregnar los salones de exposiciones, las compras de libros y las contrataciones de conciertos, entre otros. Y que el modo híper burocratizado, tan regular en otras instituciones, se está asomando por las ventanas. Un nuevo espíritu habría entrado a revisar lo que, perdóneme, funcionaba bien. De tal forma que el Banco estaría perdiendo velocidad y por ende capacidad de respuesta. Esta idea empiezo a oírla, siempre en voz baja, a creadores, autores, artistas, expertos de arte, editores, y a un mundo de la cultura que tenía al Banco como una gran referencia."
http://www.revistaarcadia.com/opinion/columnas/articulo/gestion-cultural...
No Profesor Hofstetter, no se le puede encasillar en el segundo grupo. Usted se encuentra en las antípodas de la heterodoxia.
Jairo,
No me gustan las casillas de otrodoxia vs heterodoxia pero en todo caso, bajo su métrica, si mira mis columnas en La Republica Ud verá que me tendría que encasillar en el segundo grupo.
Lastima que el mismo banrep siga pegado a la ortodoxia extrema que practica, esperamos que ahora no se le ocurra elevar la tasa de intervencion para que desacelere mas la economia..y no sean mas papistas que el papa, aunque se que la ortodoxia del autor de la columna no pensará lo mismo que yo