Camila Abuabara fue famosa por 15 minutos. Pero su fama no terminó por cuenta del ciclo finito de nuestras indignaciones. Su fama terminó con el desenlace contra el que luchaba. El martes, después de una larga enfermedad, falleció en Medellín. Desde el punto de vista familiar, una tragedia que tocó al país; desde el sensacionalismo periodístico, el drama perfecto: una historia que tuvo un comienzo, un clímax y un final –porque qué final más contundente que la muerte–.
Camila se forjó su lugar en el debate público, pero una cosa es lograr meterse en los titulares y otra, controlar lo que pasa después. Enferma, desesperada y prácticamente desahuciada, Camila no tenía –no tenía por qué tener– una estrategia de medios. Para ella el fondo y la forma eran lo mismo: gritar por su vida. Hoy, cuando ya no está, es imposible distinguir esa voz individual de las voces que se parapetaron alrededor de su causa.
Dicho de otra forma, al drama de Camila hay que sumarle el drama de que se hayan apropiado de su narrativa. Y nada ilustra mejor eso que el hecho de que su abogado terminara siendo Abelardo de la Espriella, para quien cualquier tragedia es dulce si da para unos minutos en radio. De la Espriella no se resigna a 15 minutos de fama. Ella murió pero él alcanzó a hacer su show.
Por supuesto, no fue el único que encontró un lugar para acomodar y acomodarse en la historia. En la licuadora de redes sociales y medios de comunicación todos pusieron su cuota de histeria. El caso de Camila era el fracaso de la Ley 100; no, el caso de Camila ilustraba las decisiones difíciles del sistema; no, el caso de Camila era el resultado del desfalco de Saludcoop; no, el caso de Camila era la mermelada de Santos; no, el caso de Camila era corrupción; no, el caso de Camila era el precio que no se podía pagar; no, era un paseo de la muerte; no, era una asesinato; no, era una agonía.
La protagonista era simplemente ella, una mujer joven, valiente y asustada –con un pasado y un contexto que nadie conocía– que se defendía de los ataques y los juicios en las redes sociales como si se tratara de su enfermedad. Jamás podré ocupar sus zapatos, pero supongo que sufrió mucho al verse desbordada por un sinfín de interpretaciones sobre quién era ella y qué representaba.
Su pelea, improvisada y desesperada, terminó absorbida por un debate mediático que no tenía tiempo para matices. Y esa dosis de simplificación que permitió que su historia escalara fue precisamente lo que poco a poco volvió su caso una batalla más entre dos bandos. Al final, ni los detractores del sistema ni un ministro racional pero escondido en su tecnocracia, pudieron encauzar la discusión para ofrecernos una respuesta.
No quiero subestimar las preguntas importantes que subyacen a este caso; simplemente quiero sacar a Camila, antes de que se apaguen los reflectores, de la maraña pública en que quedó el tramo final de su vida. No habría manera de culparla a ella por haber puesto la cuota inicial, pero sí a todos los demás por haber desatado ese frenesí, por no haber encontrado una forma digna para tramitar colectivamente su angustia.
Aquí falta un presidenciable
El minhacienda con reformas económicas q COMO SIEMPRE son unos pocos los q pagan, es presidenciable.
El director del DPN diciendo q reduce gastos en la inversión x el petróleo y también es presidenciable.
La min-educación, Nueva heroina del siglo 21 x intervenir una universidad de garaje y d paso endilgar deudas con nombre de becas a los mas pobres, también es presidenciable.
El súperVargas cambiando d contratistas d las grandes vías, asumiendo costos adicionales x malos contratos elaborados en detrimento del pais q dicen defender, también presidenciable.
Falta alguno..???, ..SI. Cuál?
La Minrelaciones exteriores q les dio sopa a los Nicos y bastante y ahora vienen x el seco, la tierrita. Se han demorado en darle el presidenciable.
..--ahhhh..!!!! Se me olvidaba el minsalud q x mucho q hagan reformas aquí y allá, anuncios d Mr. President MINTIENDO al pais q ahora si Todos serán atendidos, no problem, .......presidenciable?.
De haber sido favorable el criterio del Ministro de Salud a que CAMILA ABUABARA recibiera el Trasplante de Médula Ósea singénico en el exterior, de inmediato hubieran aparecido dos consecuencias: un alto número de pacientes que requieren urgentes trasplantes hubiesen llenado los juzgados para interponer Acciones de Tutela, alegando el Derecho a la igualdad y, la probablemente inminente quiebra de las EPS se hubiera hecho sentir. El Ministro sustentó su decisión en el no colapso del sistema de salud. Pero esa "defensa" sirvió más a los empresarios del jugoso y redondo negocio con ingentes utilidades a costa de la vida humana y de un servicio de salud digno. Eso fue lo preciso y concreto; lo indeterminado e impredecible estuvo en lo que se predicó sobre la posible quiebra del sistema de salud
Dejo a un lado a Camila por quien solo espero que descanse en paz y me centro en un aspecto de este drama y es cuánto había aportado la enferma que ameritara la exigencia de recibir un tratamiento que desbordaba económicamente toda solución? Por su juventud se entiende que poco o nada. Puede un beneficiario (ella no era cotizante) exigir un tratamiento en el exterior cuando el mismo se consigue en el país? Debo parecer desalmado, pero me formulo esas preguntas porque nadie se las planteó a los padres de Camila. Y porque de haber aceptado sus exigencias se hubiera abierto una compuerta para toda suerte de tratamientos, en China, Rusia, etc, etc. Eso es justo frente a miles de trabajadores cotizantes que no vamos al médico sino cuando lo consideramos necesario o urgente? Mi problema de la columna parece que es tratado con éxito en Inglaterra y luego de casi 50 años de cotizar, creo merecerlo. Me faltaría contactar al abogado De La Espriella.
¿Por qué nadie se las planteó a los padres de Camila? Porque:
1. Los derechos que otorga el aseguramiento no dependen de la antigüedad del asegurado en el sistema. Se rigen por la ciencia actuarial. Un mes o 50 años da igual.
2. El amor de los padres hacia sus hijos no tiene límites. Los límites los pone el sistema, y los puso. Nadie ha acusado a Camila ni a sus padres de violar la ley.
3. La leucemia linfoide aguda se considera una razón suficiente y urgente para "ir al médico".
4. Si el sistema de salud es vulnerable a los escándalos mediáticos, ese es un problema del sistema, no de quienes se aferran a la vida utilizando todas las maniobras posibles dentro de la ley.
5. El desbordamiento fue consecuencia de las demoras del sistema.
Más que desalmado, parece ignorante. Desalmado sería si Camila fuera su hija. Está demostrado que la empatía de una persona por otra, al igual que la gravedad, es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa. Todo normal.
La verdad es que no ví planteado el tema de las preexistencias. Y como en el caso de Camila no se mencionó, no veo por qué introducirlo ahora.
El comentario contiene un reclamo novedoso, que "nadie se lo planteó" y no se refiere a las preexistencias, sino a la antigüedad del afiliado en el sistema . Y la ignorancia está en las diferenciaciones que pretende hacer y que no aplican. Plantea que el tratamiento en el exterior no se debió exigir por dos razones: Porque llevaba muy poco tiempo en el sistema y porque era beneficiaria y no cotizante. Y ninguna de esas dos razones interesan aquí. Importan otras, como que el sistema no lo contemplaba (discusión de abogados, tiene razón).
También pretende hacer un juicio moral a Camila y a sus padres: Abusaron del sistema en detrimento de los demás afiliados. Tal vez sea cierto, pero es el sistema el que permite los abusos, de lado y lado. Se debe corregir el sistema, no intentar aconductar a los pacientes en trance de morir y a sus padres.
Más que una descalificación, fue una reclasificación. Al pasar el comentario del estante de los desalmados (calificativo moral), en el que se puso el comentador ("debo parecer desalmado"), al de los ignorantes (calificativo intelectual), al que intenté trasladarlo ("más bien parece ignorante"), creo que mejora la autosospecha del comentador. Aunque es un asunto muy subjetivo, yo prefiero ser tachado de ignorante que de desalmado.
Y como en el caso de Camila ni se mencionaron preexistencias (en la información pública que yo conozco), ni se suicidó, no encuentro una razón para argumentar alrededor de esos temas aquí, aunque SÍ sean muy relevantes para otros casos.
No tengo clara la analogía con el seguro de la Mastercard, aunque no sería mala idea que los sistemas públicos de aseguramiento en salud tuvieran topes explícitos para los costos de los tratamientos, y así todos sabríamos a qué atenernos (no sé si existen ni soy competente para participar en ese debate, por ignorante).
Llego tarde a la discusión que considero interesante. Gato me interpretó bien pues conoce del tema financiero y no se deja llevar por la sensiblería con la que los medios tratan el tema tan doloroso. Para Nuevo, esta es una lección para que lea más sobre el tema antes de lanzarse a criticar. La pregunta fácil que hacen muchos, convencidos que con ella rematan el tema es: Y si fuera su hija? La respuesta va implícita en la pregunta, pues tengo cuatro hermosas hijas y confieso que llegue a derramar lágrimas pensando en que alguna de ellas muriera. Yo quería llamar la atención sobre el colapso del sistema si se abriera esa compuerta y, por eso, al comenzar dije que dejaba a un lado a Camila. Ya es tiempo de abordar los temas sin el uso de adjetivos calificativos despectivos que luego se ven que se aplican mejor al que los lanza.
El mediatismo de esta historia se reduce a mostrar lo que sucede en Colombia. Noticias y "analisis" de 15 minutos. En temas tan algidos como la salud, la educacion,etc, es eso lo que hacen el 90% de los medios: amarillismo, drama y luego el olvido. No hay responsabilidad ni de los medios ni de los ciudadanos que solo vivimos de la griteria y la criticadera, no critica, burda. El debate serio y sostenido. El reclamo de nuestros derechos con altura y contenido no existe. Nuestros politicos y nuestros medios solo viven del escandalo y de la fama sensacionalista sin importar quien pierde o gana con ello y en este contexto el drama de esta joven valiente tambien fue victima de este sensacionalismo crudo q no aporta sino que por el contrario ayuda a mantener nuestra situacion de pais tercermundista y corrupto impune
No todo fue gritería. Unas citas:
"Y lo que más parece dolerle a los colombianos, más allá del lugar del trasplante de médula, es que la suerte de la joven parece haber estado demasiado condicionada por los atrasos y dilaciones que caracterizan al sistema de salud."
"Los expertos coinciden en que las probabilidades de supervivencia de la joven no eran altas, pero que pudieron ser mayores si hubiera recibido el tratamiento a tiempo."
"El caso de Camila Abuabara es uno de los temas más difíciles que he debido tratar, porque decir que estoy de acuerdo con el ministro de Salud cuando aseguró que el procedimiento puede hacerse en Colombia, también me lleva a preguntarme: si Camila fuera mi hija, ¿pensaría igual?"
No creo que Camila y su familia hayan decidido "representar" a nadie distinto a ella misma, pero presumo que la racionalidad económica detrás de los atrasos y dilaciones tendrá que subirle ahora unos puntos a la probabilidad del costo económico del escándalo mediático.
No solo el caso Camila Abuabara, tiene un manejo mediático de gritería, es que es todo. No hay profundidad, análisis y menos objetivo de encontrar el origen, desarrollo y solución. Nuestros medios, no se inmiscuyen, presentan "noticias" solo para el hígado, no hay seguimiento, análisis, todo es complacencia que termina con una imagen o las mismas preguntas al policía o funcionario de turno y corten.
Gracias Carlos por esta entrada, por sacar esta historia del sensacionalismo y devolvería a un contexto real. Cada país tiene una historia triste, similar esta para contar. Australia decidió no pagar un cuarto o quinto transplante pulmonar a una niña dado el alto costo de oportunidad que representaba. En su momento allí el gobierno fue el malo. Recientemente el Reino Unido ha discutido el real beneficio del pago de costosos medicamentos, casi todos para cáncer, sin saber cuales servicios que traen mayores beneficios a un mayor número de personas se están dejando de prestar. Ojalá que ahora que se apagan los reflectores, la discusión sobre las difíciles decisiones que hay que tomar en un país pobre sobre la forma en que se asignan los recursos no queden en el aire. Esos serían unos de los verdaderos cambios de fondo que muchos todo el tiempo solicitan.
En serio? y su crítica al papel de los abogados sensacionalistas (De la Espriella) que pusieron el caso en la palestra pública y la expusieron a la "maraña pública"? Al final su enfermedad, y ella misma, no importaron tanto como lo que el "abogado" quería representar para sustentar su caso. Sería un tema "taquillero" cualquiera de los atropellos a personas que no pueden pagar (o tienen el contacto con) esos abogados mercenarios y faranduleros que usan a los medios y la opinión pública para ganar prestigio?
Si, definitivamente todos tenemos nuestro aporte de responsabilidad "por no haber encontrado una forma digna para tramitar colectivamente su angustia.". Descanse en Paz de los Medios de Comunicación y Descanse en Paz su espíritu luchador.