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Domingo Junio 04, 2023

Blogoeconomía

De la mano negra a la mano invisible: opiniones y provocaciones de un grupo de economistas académicos.

Este es un blog a cargo de David Bardey, Juan Camilo Cárdenas, Marcela Eslava, Leopoldo Fergusson, Marc Hofstetter, Andrés Moya, Oskar Nupia, Catherine Rodríguez, Jorge Tovar, Rafael Santos y Hernando Zuleta. Todos son profesores de la Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes.

Las opiniones expresadas por los autores se hacen a título personal y no comprometen el nombre de la Universidad de los Andes ni al grupo de Blogoeconomía como un todo.

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Hilos temáticos:

El recurso a la votación para dirimir diferencias es central en la
democracia. Pero votar no garantiza decisiones democráticas; de hecho cada
decisión por votación es un pequeño fracaso democrático.

Presumiblemente la idea de la democracia es poder explotar las posibilidades
de beneficio para todos que solo existen en comunidad, los bienes públicos
en un sentido amplio. La primera cuestión entonces es lograr mantener esa
comunidad a pesar de los intereses encontrados de los individuos. El día que
una comunidad (llámese país, sociedad, familia) acuerda que en últimas las
diferencias se resuelven votando y no agrediéndose o matándose, es un gran
día. Es el día en que cada diferencia deja de ser una causa potencial de
desintegración. Es el día en que los trapecistas acuerdan que debe haber una
red bajo el trapecio para no matarse en la caída.

Pero no matarse en la caída dista de aprender a no caer, que es el verdadero
objetivo. Garantizar que la comunidad no se desbarate es apenas la
precondición de la democracia: lograr que los bienes públicos se
materialicen requiere adicionalmente que la comunidad actúe como un todo,
que tome decisiones coordinadas y las ejecute. Tanto coordinación como
ejecución requieren consensos amplios.

Imagine que en una casa viven cuatro hermanos. Tres de ellos piensan abrir
un almacén de garaje y para eso van a quitarle la habitación a Carlitos. Un
beneficio para tres pone a Carlos a dormir en el sofá de la sala. Una
decisión democrática no es votar: eso es un ejercicio de fuerza bruta de la
mayoría. (De hecho, a los puños tendría más chance Carlos.) El resultado no
es coordinado y probablemente tampoco muy ejecutivo; Carlos va a boicotear
el almacén y la vida en común se va a agriar después. No, una decisión
democrática debe beneficiar a todos, o al menos tratar.

La democracia se logra en la construcción de consensos, no en las votaciones
--aunque luego el consenso se formalice con una votación. Se logra en las
soluciones acordadas que probablemente no son perfectas para nadie pero sí
aceptables para todos. Esas decisiones que parecen colchas de retazos,
armadas en medio de discusiones políticas abiertas (por eso la importancia
de la transparencia); retazos a veces contradictorios en algún sentido
filosófico pero cuyo conjunto comanda aprobación. El objetivo no es
consistencia lógica ni rigor académico --aunque ambos pueden ayudar en el
camino.

Pero la distinción entre votación y democracia va más allá. No es solo que
votar no garantiza decisiones democráticas: las votaciones sin construcción
previa de consenso no son efectivas para evitar la desintegración de la
comunidad. Si se dan con frecuencia terminan por actuar más como los puños
que como la malla de seguridad del trapecista. El grupo se polariza y la
minoría deja de creer en el bien público. Carlos se va eventualmente de la
casa de sus hermanos.
Que es por lo que la "democracia plebiscitaria" de la que habla Laura Gil en
su columna de El Espectador (
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/lauragil/el-alba-contra-la-oea_5574408-1)
a la larga no es democracia. Ni en Honduras, ni en Venezuela, ni acá.

Christian Jaramillo

Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Mar, 2009-07-07 09:54

Muy bueno. Se puede extender a que uno de los elementos necesarios de una democracia es la protección de los derechos de las minorías.

Dom, 2009-07-05 16:46

Las democracias plebicitarias al estilo latinoamericano son democracias iliberales. En una democracia liberal las votaciones van mas alla de la simple legitimacion de un gobierno, su fin es el de controlar a quienes estan en el poder. Pero como por estos lares quienes gobiernan les importan un bledo lo que le pase a su masa de adoradores mientras ellos se puedan perpetuar en el poder, las democracias plebicitarias han sido sometidas a un cambio extremo al mejor estilo Higuita.

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