

Ayer se presentó ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos Peter Michael McKinley, el nominado por Barack Obama para ocupar la Embajada de ese país en Colombia. Un diplomático de larga data y conocedor de la región será quien posiblemente reemplace al extrovertido William Brownfield.
McKinley es venezolano de nacimiento y creció en Brasil, México, España y Estados Unidos. Habla español a la perfección. Es desde hace tres años Embajador en Perú. Antes hizo parte de la Misión de Estados Unidos ante la Unión Europea y ocupó diferentes cargos del servicio exterior en Mozambique, el Reino Unido y Bolivia.
“Es un diplomático profesional, de carrera. Probablemente será menos prominente en los medios de lo que ha sido Brownfield”, dijo a La Silla Vacía Michael Shifter, vicepresidente del Diálogo Interamericano con sede en Washington.
En su testimonio ante el Comité, McKinley resumió la agenda de su gestión en Colombia, en caso de que el Senado confirme su nominación.
Primero, la seguridad de los ciudadanos norteamericanos que viven y visitan Colombia; segundo, el fortalecimiento del estado de derecho, los derechos humanos, los derechos laborales y la protección de las minorías y de las personas en riesgo en el país; tercero, los intereses norteamericanos de inversión en Colombia, de acuerdo con la Iniciativa Nacional de Exportación (NEI, por su nombre en inglés) promovida recientemente por Obama; cuarto, continuar la lucha contra las drogas, y quinto, apoyar al gobierno colombiano en su enfrentamiento con los grupos armados ilegales.
De todas estas prioridades, dos parecen tener especial importancia en esta nueva etapa: los derechos humanos y la inversión de Estados Unidos en Colombia. En contraste, en esta misma audiencia se oyó a la nominada para la Embajada en Perú, donde el énfasis fue el narcotráfico.
De acuerdo con la orden ejecutiva expedida en marzo pasado por el presidente de Estados Unidos, el NEI es una “iniciativa para mejorar las condiciones que afectan directamente las capacidades del sector privado para exportar”. El objetivo de la administración Obama es doblar las exportaciones en los próximos cinco años mediante la remoción de barreras y la ayuda a las empresas pequeñas para entrar a nuevos mercados.
Según un informe de la DIAN, el 28,7 por ciento de las importaciones colombianas provienen de Estados Unidos. En 2009, ascendieron a US 9.456,4 millones, principalmente por gasóleo, aviones, helicópteros, volquetas y automotores, y maíz amarillo.
El otro tema es el de derechos humanos. La cooperación internacional de Estados Unidos con Colombia ha ido restándole peso a lo militar y aumentando el trabajo con la sociedad civil.
Como informó La Silla Vacía el año pasado, la ayuda gringa para 2010 se condicionó a no financiar actividades del DAS – investigado por interceptaciones ilegales y hostigamientos a líderes políticos de oposición y periodistas – y un mayor trabajo con desplazados y refugiados colombianos en las fronteras.
“En la audiencia de ayer, McKinley fue explícito en que le dará prioridad a los derechos humanos. Esa va a ser la principal diferencia”, dijo a La Silla Vacía Sandra Borda, experta en relaciones internacionales y profesora de la universidad de Los Andes. Borda considera además que el Embajador tiene una gran empatía con la región, la conoce y la entiende.
Shifter y Borda coinciden en que a pesar del énfasis en el tema, la política exterior de Estados Unidos con Colombia no va a tener mayores modificaciones. “No sería una buena idea sacar demasiadas conclusiones de la selección de McKinley. Habrá un cambio en el estilo, pero no en la política”, opinó Shifter. En Perú, McKinley ha tenido un perfil bajo, con pocas apariciones en los medios y ninguna declaración polémica. Su estilo parece ser el de un hombre cauteloso y de pocas palabras.
Para la muestra un botón. Robert Menendez, senador demócrata e integrante del Comité, le preguntó a McKinley sobre el futuro del TLC con Colombia. “Tanto el Presidente [Obama] como la Secretaría de Estado han dejado en claro el compromiso de arribar a un tratado de libre comercio (…) en ese diálogo los colombianos son conscientes de que hay asuntos que debemos seguir discutiendo, que son de preocupación para nuestro Congreso”, dijo el Embajador. “¿Cuánto tiempo lleva usted en el Departamento de Estado?”, le contrapreguntó Menendez. “Llevo 27 años”, dijo el Embajador, a lo cual el Senador comentó: “Me doy cuenta por su respuesta”.
Buena suerte defendiendo la anti-constitucionalidad del TLC ante una corte que sepa de lo que está hablando. Hablar de anti-constitucionalidad basado en principios de soberanía y autodeterminación no tiene fundamentos. El TLC no se diseñó con ese propósito en mente (aunque, obviamente, se tuvo en cuenta). El TLC se diseñó basado en ventajas comparativas y con la mentalidad de maximizar el bienestar social. Una vez sea aprobado, se podrá debatir si se cumplieron esas metas o no.
Siempre que se tome una decisión para maximizar el beneficio social, alguien potencialmente podrá ser afectado negativamente. Ese es el costo que algunos pagan para el beneficio de la sociedad. Es decir: Yo no tengo porqué pagar la leche más cara simplemente porque la produce un colombiano y no un gringo. Los afectados, obviamente, siempre se quejarán y harán más ruido que los demás, y dará pie a quejas muchas veces infundadas sobre como se maneja la economía desde el gobierno.
Ojala de ser cierta su nombramiento para nuestro país,no nos resulte un raja leña mas de tantos que suelen pasa por aquí.
Asumo que su comentario se refiere al mio. Primero me excuso por mi pobre uso de la gramática: El estudiante de economía era yo, no McKinley. Segundo, mi experiencia en el mundo de los "Estudios Latinoamericanos" en el exterior es que los "papers" son rara vez tan rigurosamente escritos como los "papers" en otros temas. No soy experto en el tema, pero si he estado sumergido en él hasta cierto punto y vi muchísimos ejemplos de investigación pobre. Por eso me sorprendí cuando leí el excelente libro que McKinley escribió (que, como Ud. mismo acaba de apreciar, era un simple estudiante de historia en su momento). Verlo después como embajador de Perú me pareció muy apropiado, y estoy interesado en ver como describe los problemas de Colombia ante Obama. Espero sea un buen embajador.
Por le menos McKinley está diciendo lo correcto ante el Senado. Confío mucho en su capacidad como embajador. Tuve la oportunidad de leer su libro sobre Caracas pre-revolución y terminé gratamente sorprendido. En su momento era un simple estudiante de economía interesado en Latinoamérica, pero su nivel de conocimiento sobre el tema fue realmente sorprendente, en particular viniendo de un diplomático que fue educado en Inglaterra.
Me causó curiosidad el uso de "habilidades" en la cita de la orden ejecutiva gringa. Cuando revisé la referencia, como me imaginaba, la palabra en inglés es "ability" que se traduce capacidad, no habilidad.
Daniel, gracias por la corrección. Haremos el cambio en la traducción. Saludos
LO MISMO, LAS RELACIONES SEGUIRÁN NARCOTIZADAS