Hace ocho años Carlos Lemoine, el presidente de la firma encuestadora Centro Nacional de Consultoría, se puso en la tarea de estudiar el tipo de país que querían los colombianos.
Matemático de profesión, filósofo por vocación pero sobre todo un apasionado de la investigación social, Lemoine les hizo ver a los candidatos de entonces la importancia de transmitir la necesidad de volver a sentir un país seguro. Controlar la guerrilla, poder viajar por el país, creer de nuevo en las instituciones, dar garantías de inversión.
Con esa carta de navegación bajo el brazo, el entonces candidato independiente Álvaro Uribe, con tan sólo 15% de favoritismo en las encuestas, centró su programa de gobierno. Enfatizó dos ejes: seguridad y reforma política. Habló de ampliar los efectivos del Ejército y de la Policía, de reforzar el poder ejecutivo, simplificar los mecanismos judiciales, reducir la burocracia de las entidades territoriales colombianas (departamentos y municipios) y recortar el gasto destinado al sostenimiento del aparato político. Triunfó en planearlo, presentarlo y ejecutarlo.
A un año de elegir presidente, con un país dividido entre seguir con Uribe y pasarle la antorcha a otra persona, Lemoine volvió a preguntarse lo mismo. Obsesionado con medir índices de bienestar, felicidad y sentido de oportunidad y esperanzas en los países de habla hispana, Lemoine comparó encuestas y publicó el Barómetro Iberoamericano de Gobernabilidad 2008-2009. Así, mientras en los demás países el 40% de los encuestados piensa que el mundo va por buen camino, en Colombia el 57% se siente bien encaminado. Es decir. Al país le va mejor que al mundo y esa es una de las razones de la popularidad de Uribe. Con más de 600 encuestas bajo el brazo hechas en marzo de 2009 en Bogotá, Medellín, Calí y Barranquilla Lemoine midió el pulso electoral.
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Esta polarización que estamos viviendo era previsible. Cuando triunfó Uribe, el país estaba cansado de los atropellos de la guerrilla. Había que organizarse a través de un régimen autoritario y recorrer el camino que hemos recorrido con él. En la primera reelección el 65% de los electores dijo “me voy con Uribe porque con Uribe me va bien”. La plata le da alegría a la gente. Pero el péndulo económico cambió. El neoliberalismo hizo crisis. Ya no es cierto el argumento básico “a mi me va bien con Uribe”.
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Las élites comienzan a ver la reelección como una gran amenaza por la inseguridad jurídica de los negocios. Implica una concentración excesiva de poder. El modelo a “marchar todos” que funcionó bien con Uribe se volvió excluyente. Hay que buscar un proyecto incluyente porque, según las últimas encuestas, las prioridades de ahora son distintas. Ya no se trata de combatir sólo la guerrilla, sino que hay que atacar el desempleo y la corrupción.
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Durante los últimos 16 años, hay un hecho que es contundente en los procesos electorales de América Latina. Cuando un presidente tiene más de 40% de popularidad, tiene altísimas posibilidades de ser reelegido o señalar a su sucesor. Carlos Menem, el presidente de Argentina, fue reelegido con 35% de popularidad y Fernando Henrique Cardozo, de Brasil, con 55%. El peso de Uribe en el proceso electoral es muy fuerte. Si se mete a la reelección no hay quien lo ataje. O se define o define sucesor.Uribe tiene una cosa que no tienen los demás. Y es que le duele el país
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Hay cierto escepticismo sobre el final de las FARC y de la insurgencia por el método de la confrontación. Empieza a aparecer el terrorismo –las bombas en Blockbuster, por ejemplo-, los que salen de cautiverio dicen que las FARC no están derrotadas y el paramilitarismo sigue vigente. El país siempre ha tenido una ilusión sobre una paz negociada.
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El colombiano siente en su corazón que el lenguaje de Uribe –“la culebra está viva”, “le doy en la jeta si me lo encuentro”- no es el adecuado para manejar un país. Quieren un nuevo lenguaje, más conversacional, de más escucha y menos camorra.
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El fenómeno de las pirámides demostró la necesidad de expresar un sueño. Se puede venir de abajo, tener mucha plata, volverse Robin Hoods y sacarle la lengua a los ricos. Los colombianos tienen el olfato de que es posible ser rico y eso les calienta el alma. Se necesita buena educación para moverle a la gente los sueños excesivos. Se necesita progreso en lo social.
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El prestigio del uribismo es tal que si Uribe llegara a no lanzarse, los candidatos uribistas doblan a los no uribistas en las encuestas..
Coincido con los comentarios del sr Lemoine;los colombianos queremos escuchar propuestas concretas y planes de accion a seguir,para reducir el desempleo,y como acabar con la corrupcion que esta invadiendo a colombia en todos los niveles,tanto en las empresas estatales,como las privadas;la clase empresarial colombiana,no le ha contribuido al actual gobierno,con la generacion de empleo,el gobierno si les ha reducido los impuestos,y le ha dado otras gabelas tributarias.
Coincido con los comentarios del sr Lemoine;los colombianos queremos escuchar propuestas concretas y planes de accion a seguir,para reducir el desempleo,y como acabar con la corrupcion que esta invadiendo a colombia en todos los niveles,tanto en las empresas estatales,como las privadas;la clase empresarial colombiana,no le ha contribuido al actual gobierno,con la generacion de empleo,el gobierno si les ha reducido los impuestos,y le ha dado otras gabelas tributarias.
Me parece triste y preocupante que el país piense que Uribe es el único y el mejor. La gente tiene que despertar de su letargo, tiene que recordar lo que ha hecho y lo que ha ocurrido con él la ley 100 de slud (cuando era senador), la eliminación de las horas extras, manosear la constitución son algunas de las perlitas que la gente no puede olvidar y en las que hay que pensar antes de darle el voto. Que la gente despierte porfavor que dejen de ver RCN y lena y conozcan otras versiones de las cosas. (Radio Casa de Nariño)
Considero que lo que dice el señor Lemoine tiene sustento. Pero me parece grave para le futuro de nosotros los colombianos que afirme, con tana seguridad y argumentos, que puede ocurrir que Uribe continue en el poder o que asuma un títere. No sé que sería peor. Creo que la polarización del tipo " está conmigo o en mi contra" no es benéfica y veo que el país en este momento está muy polarizado. Permitir que Uribe siga es dejar que continua con todo el poder y la potestad sobre todos los asuntos del país y creo que ya estuvo bien. En definitiva no a la reelección, sería gravísimo para el ejercicio del poder en el país. Pero lo peor es que todo indica que la reelección va a ocurrir.
ES CIERTO QUE SI NO TENEMOS UNA NUEVA REELECION DE URIBE, LA MAYORÍA DE LOS COLOMBIANOS ELEGIRAN UN CANDIDATO "RECOMENDADO" POR EL PRESIDENTE...
ENTONCES, ¿QUE GOBERNANTE QUEREMOS Y QUE GOBERNANTE VAMOS A TENER?
Retomo la respuesta del Sr. Lemoine...
"Carlos Menem, el presidente de Argentina, fue reelegido con 35% de popularidad y Fernando Henrique Cardozo, de Brasil, con 55%." Dos ladrones acostados en el poder... pero lo raro es ver por qué Colombia sólo piensa en la palabra seguridad, porque el presidente se ha rajado en todo lo que a gestión se refiere...
Pero los colombianos no tiene que saber que un país se gobierna por medio de la planeación, y sólo ven al presidente gastar presupesto visitando regiones y regalando proyectos....
hace unos días alguien decía que "...tenía a cientos de conductores de servicio público, empleadas de servicios doméstico, vigilantes (entre otros)," que eran quienes apoyaban al presidente...
Viendo esto vemos el perfil del votante: Personas con bajo grado de educación y nivel cultural (sin menospreciar a nadie), y es allí donde la politiquería de regalar lechona, tamales y visitas guiadas por los pueblos, hace más mella...
Esa es Colombia...
Pues con la encuesta y todos los estudios que hacemos, no tenemos ni idea de que es lo que queremos. SABEMOS QUE NO QUEREMOS, POR LO MENOS LA MAYORÍA, Y ES LA VIOLENCIA INTERNA
la fijación en estos puntos de vista puntuales nos puede alejar de una mentalidad a largo plazo donde las estructuras y las personas (funcionarios públicos) se apliquen en la ejecución de proyectos a largo plazo. es interesante ver cómo la visión de este investigador deja la sensación de un corte o cambio de página lo cual denuncia implícitamente que las políticas del presidente Uribe fueran más personalistas que públicas.
Saludo
Muy interesante y mas viniendo de una personna que posee buena información, pero insisto que el discurso de "vamos a la guerra.... conrtra quien no esta conmigo" es muy peligrosos en el tiempo, debemos dar una vuelta a la pagina que estamos viviendo y empezar a construir un pais sobre una base diferente a la seguridad democratica, es tiempo de contruir inclusion social, pues la guerra y la violencia se ha trasladado del campo a la ciudad en donde por falta de opciones y oportunidades para la gente, se ha logrado encarnar como un modo de subsistencia y bajo la figura de delincuancia comun que es mucho mas peligrosa que la suversiva o paramilitar.... teniendo en cuenta los atroces crimenes que estos han cometido y que el gobierno continua acolitando.......
necesitamios un cambio.........el mundo esta cambiando...... el modo de gobernar esta cambiando y quien debe ocupar el lugar de mnadatario debe ser una persona integra, capaz, bien roeado...
Interesante el trabajo del señor Lemoine. Una investigación seria sobre como vemos el país y hacia donde queremos llevarlo. Muy importante que los partidos tengan en cuenta este tipo de investigaciones para que empecemos a generar soluciones.
Interesante y preocupante. Será que cada 4 años es necesario diseñar una encuesta de este tipo? Ojalá que los partidos tomen esta seña como herramienta para canalizar las inquietudes de los colombianos, no solo para fines electorales, sino para reconstruir el país. Hay cosas que no cambian, porque las políticas públicas no se diseñan, aparentemente, con un juicioso estudio técnico contemplando sus variables. Y esto sirva para al menos entender, no comprender necesariamente, lo que la gente desea, lo que les afecta, una buena fuente sería ir a las filas que hay por doquier, para preguntar por qué están allí. Por ejemplo en las eps, los bancos, los prestadores de servicios, los que se quejan ante las superintendencias, alcaldías, las comisarías, etc. Y no solo en las grandes ciudades, bueno sería incluir a esos pueblos marginados en donde no se vive, se sobrevive por adaptación forzada.