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Viernes Junio 02, 2023

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El nivel de descrédito de las instituciones y de quienes la representan es tan alto que se está convirtiendo en una paranoia incapacitante. Buena parte de las discusiones sobre alguna propuesta o un anuncio comienzan y terminan por descreer de las intenciones de quien la hace.

Se deslegitima al contradictor y no se controvierten los argumentos. Cuando se trata de una propuesta oficial, para decirlo en término “mockusianos”, en algunos sectores no creen que el Gobierno quiera “hacer el bien” sino “hacer el mal” y entonces se arrogan la tarea de ser los defensores de la sociedad tratando de identificar ese propósito para denunciarlo.

Así pasa con el proceso de La Habana, en el que mucha gente “bien informada” cree realmente que el Gobierno hace acuerdos secretos con la guerrilla y repiten persistentemente: “cuando sepamos realmente qué se está negociando allá…”. Le atribuyen a los negociadores tal o cual propósito, como si todo no estuviera enmarcado en la idea de alcanzar el acuerdo -no para favorecer a la guerrilla- sino para terminar el conflicto. “Para hacer el bien” y no “para hacer el mal”.

Eso ha pasado y de qué manera en las discusiones sobre el proyecto de reforma al “equilibrio de poderes” que promovió el Gobierno, previo un acuerdo con los partidos de la Unidad Nacional.

Ese proyecto tiene tres ejes fundamentales: prohibir la reelección para evitar todas las perversiones que eso tiene; cerrar las listas para corporaciones públicas para evitar ferias de dinero y cohesionar los partidos; y modificar el diseño institucional del poder judicial, además de hacer más estrictos los requisitos, las inhabilidades, las incompatibilidades, cambiar las formas de elección, cambiar el régimen de responsabilidad de los magistrados, remover los incentivos perversos, etc, para tratar de hacer más eficiente la administración judicial y reforzar la independencia e imparcialidad de los jueces.

En el primero ha habido total acuerdo y en los otros dos, aunque todos dicen compartir los propósitos, surgen decenas de preguntas para identificar “el propósito escondido” o para rechazar una fórmula por ser susceptible de corrupción.

Se ha propuesto, por ejemplo, buscar un mecanismo para garantizarles representación a los departamentos menos poblados que se ven afectados con la regla de la circunscripción nacional en el Senado y algunos la rechazan porque “esas curules se las toman las mafias”. “Cualquiera con un costal de plata va y compra esos votos, que no son muchos, y se queda con todo”.

Se ha propuesto que para responder a las preocupaciones sobre los efectos excluyentes de las listas cerradas en las elecciones de corporaciones se obligue a que se adopten mecanismos de democracia interna en los partidos y se contra argumenta que “se trasladan los vicios de las elecciones a las consultas” y para reforzar el argumento y terminar la discusión, sentencian con una sonrisa socarrona: “les sale más barato”.

Se ha propuesto que para evitar las “roscas judiciales” se adopte el mecanismo de los concursos para acceder a las magistraturas del Consejo de Estado y de la Corte Suprema de Justicia y acá en La Silla se preguntaron si no era peor ese remedio que la enfermedad. Porque –estas no fueron las palabras que se usaron en La Silla, pero son mi traducción- “se compran los exámenes”, “los mejores no se presentan”, “los concursos los manipulan”.

Tres “buenos propósitos” controvertidos por esa especie de disturbio paranoide de personalidad que nos está dificultando tanto avanzar y lograr construir un propósito colectivo.

El Gobierno y los partidos de la Unidad Nacional propusieron modificar el régimen de responsabilidad de los magistrados de las altas cortes que consistía básicamente en diferenciarlo del del Presidente de la República mediante la sustitución del “control” congresional de la comisión de acusaciones por un “control jurídico” en cabeza de un tribunal “independiente” que adelantara la investigación y el juzgamiento de los hechos delictivos o constitutivos de otras faltas que pudieran cometer los magistrados de las Cortes.

El Fiscal General lo calificó como peor que la “toma del Palacio de Justicia” y anunció una cruzada para impedir que “los políticos” se vengaran de la justicia. Algunos mostraron que la fórmula inicial tendría unos peligros que básicamente consistían en la conformación del “tribunal” y en la posibilidad de que por vía de la interpretación jurídica ese órgano reabriera todas las causas para determinar si había habido o no un prevaricato.

Se llegó a una fórmula de que el Tribunal solo investigara y su actuación fuera estudiada por el Congreso y en caso de delito, pasara a la Corte Suprema. Se dijo entonces que se “quería mantener la impunidad”, que la “reforma era solo cosmética”, que “se trata solo de un cambio de nombre”, “es una burla” y un largo etc.

“Es mejor que se hunda” era la sentencia, lo que traía como consecuencia que la cada vez más necesaria modificación del régimen de responsabilidad de los magistrados se aplazara indefinidamente. El fracaso evitaba “el mal” de la impunidad acordada en algún salón palaciego, así como para algunos, el fracaso de La Habana evita “el mal” pactado en algún lugar sórdido entre el Presidente y Timochenko para meter a los miembros de las fuerzas militares a la cárcel y llevar al Congreso a los guerrilleros.

En los medios, especialmente en la radio, es permanente la diatriba: “todo se lo roban”; la descalificación: “usted lo dice porque….”; el escepticismo: “no pasa nada”.

La desconfianza se nos convirtió en patología. Tiene un efecto enormemente destructor en las sociedades. Acaba con el capital social e impide emprender proyectos colectivos. Para ese cuento de “construir el postconflicto” va a tocar echar una pasadita primero por el psiquiatra.

Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Sáb, 2015-03-21 15:54

Santos "inaugura" la reapertura del San Juamn junto a Petro en un hospital que no es propiedad del distrito y que esta en arridendo. Pero claro los paranoicos decimos que es una jugada para levantar la imagen del burgomaestre que no hizo nada en su periodo.

Sáb, 2015-03-21 15:54

Santos "inaugura" la reapertura del San Juamn junto a Petro en un hospital que no es propiedad del distrito y que esta en arridendo. Pero claro los paranoicos decimos que es una jugada para levantar la imagen del burgomaestre que no hizo nada en su periodo.

Sáb, 2015-03-21 15:54

Santos "inaugura" la reapertura del San Juamn junto a Petro en un hospital que no es propiedad del distrito y que esta en arridendo. Pero claro los paranoicos decimos que es una jugada para levantar la imagen del burgomaestre que no hizo nada en su periodo.

Sáb, 2015-03-21 13:48

De Wikipedia: "El trastorno delirante o paranoia es un trastorno psicótico caracterizado por ideas delirantes. Con el tiempo, la vida del paciente puede verse más y más abrumada por el efecto dominante de las creencias anormales. Diagnóstico: 1. Una idea o una creencia con una persistencia o fuerza inusual, con influencia excesiva, hasta extremos inexplicables. ... 5. Centralidad: A pesar de lo improbable que sean las cosas que le ocurren, el paciente lo acepta sin casi cuestionárselo. 6. Irritabilidad y hostilidad hacia los contradictores. 7. La creencia es, cuando menos, improbable. 8. La idea delirante es abrumadora."

Por ejemplo, el castrochavismo de Santos o su simpatía hacia las FARC es una idea delirante, paranoica; pero la desconfianza y el descreimiento hacia "los de arriba" sí están bien sustentadas, no son ni improbables ni anormales, se las ganaron a pulso.

Creo que HR escogió la fórmula más delirante para una defensa de "todo eso". Cabrían otras mejores.

Sáb, 2015-03-21 12:02

Esta es la radiografía de Colombia:
Presidente que gobierna en busca de sus intereses personales.
Ministros que buscan afanadamente protagonismo político.
Senado que legisla a favor de sí mismo y no del pueblo.
Jueces que abusan de su autoridad para enriquecerse.
Fiscal que usa su mando para pisotear a sus contradictores ideológicos.
Medios de comunicación (incluyendo la Silla) enmermelados que están más preocupados en defender al autócrata de turno de la oposición incomoda.
Empresarios que tienen a la clase política en el bolsillo.
Guerrilleros que buscan indulgencia con el fusil en el cuello del campesino.
Al final la enfermedad impuesta sobre el pueblo colombiano son aquellos que dicen ser su tabla de salvación.

Jue, 2015-03-26 17:33

Este "crudo" análisis está dentro del mal que queremos enfrentar. Si los foristas somos los únicos buenos en medio de una caterva de malos y nos quedamos quietos, solo gimiendo nuestro infortunio, no solo entramos a formar parte de la desgracia sino que contribuimos a prolongarla. Sin ser ilusos es preciso ser optimistas, creer en salidas inteligentes y buscarlas, no solos sino acompañados, no con una única mirada, la nuestra, sino buscando aliados con algunos puntos en común. Hay también jueces imparciales, congresistas honestos, representantes dignos, gobernantes sanos. Y hay muchos, muchos ciudadanos dispuestos a unirse para mejorar las cosas. Todo no está perdido, el asunto es comunicarnos con mayor eficiencia y con menos tapaojos que los de la gran prensa.

Sáb, 2015-03-21 20:00

Me adhiero. Una pregunta. La opinion es solo para este gobierno o se refiere a todos los gobiernos que ha tenido colombia?. En mi opinion esa es la radiografia de todos los gobiernos y le añado que los periodistas y nosotros hemos sido complices.

Sáb, 2015-03-21 13:14

El estamento y/o sistema político corrupto imperante le tocará comer de su propio cocinado. Por siempre asintieron como normal practicas q rayan en la delincuencia q ya tocaron fondo precisamente en la rama del poder d la q se espera menos contaminación; así las cosas x mucho q pataleen, las FARC ahora menos q nunca se someterá a la + corrupta institución del estado. Con q' autoridad el estado exige q las FARC se sometan en la forma q quieren los opositores del proceso Habana, cuando no pueden garantizar q las fichas corruptas q han sido colocadas para BENFICIOS personales, logren x lo menos disimular tanta basura q tienen al interior.

Si antes había sapos, ahora les tocará asumiir reptiles d mayor calado. La misma comunidad internacional debe tener los ojos puestos en la Más mal llamada democracia dl contiente producto d la oligarquía mejor montada d toda LA.

La pregunta del millón: y... q' va a pasar el día después?. Se aprenderá la lección ?. Jajaja

NadAa y nada es nadaaa

Sáb, 2015-03-21 11:07

Cuando un corrupto encuentra a otro mayor, lo denuncia para ocultar lo propio.-

Lo que viene sucediendo con la corrupción en la Corte Constitucional, no es otra cosa que la revelación de un fenómeno que viene de tiempo atrás no solo en esa Corte sino en toda la rama judicial. A la vez, nos muestra cómo la ambición por el dinero, dinero del pueblo, ha sido la norma en todo el aparato burocrático del Estado. Tanto en el poder Ejecutivo, como en el Legislativo y el Judicial, la corrupción ha sido y sigue siendo parte fundamental del mismo. No es posible superar ese fenómeno, en forma alguna porque es consustancial con la estructura capitalista de las sociedades actuales en nuestro planeta.
En este caso, todo el aparato del Estado señala a un magistrado en particular por su actividad corrupta en el manejo de sus funciones; incluso los insurgentes del proceso de paz lo hacen, como si fuesen seres que habitasen en otros lugares del cosmos.

Jue, 2015-03-26 17:47

Este puede ser un lado de la moneda, ¿y el otro? No me dirás, gato querido, que las guerras santas que se han librado desde Wall Street han sido en favor de la democracia, ni que la lucha contra las drogas no han sido dirigidas para enriquecer a banqueros y fabricantes de armas... Lo que tenemos que buscar, más allá de la supuesta verdad de la izquierda o la derecha convertidas en dogmas emocionales, es una confrontación de ideas concretas para hacer menos injusto y más vivible este país.

Sáb, 2015-03-21 10:25

Creo que el sentido del texto era establecer una diferencia entre "tener confianza" y "estar confiado", porque lo primero es la habilidad para creer en cualquier proceso que se realice, con el criticismo necesario para su mejoramiento, sin llegar a la credulidad absoluta. Lo contrario es "estar confiado", pues no existe crítica sobre el asunto, producto de la creencia de perfección que lo rodea. Ejemplo de esto son dos corredores una competencia donde un corredor tiene confianza en que ganará, pero está receptivo a sugerencias, y el otro está confiado en su triunfo, lo que implica ceguera ante cualquier opinión.
Por ello, considero que el autor no sugería al pueblo colombiano "estar confiado" con cualquier reforma que se quiera realizar, sino generar sentimientos de "confianza" con los procesos, criticándolos cuando existan fallas y vacíos, pero teniendo presente que el objetivo de la crítica no es hundirlos sino mejorarlos.

Sáb, 2015-03-21 10:07

Faltó q el Gato sacara la correa e hiciera arrodillar a Riveros. Hay q entenderlo.

Yo igualmente no es q me coma el cuento de ninguno, aquí no se salva nadie y menos en los medios q claramente toman partido con un "variopinto" de periodistas-analistas q dan la sensación d equilibrio cuando solamente resaltan ciertos artículos-columnistas d los q se supone generarán la contorversia en busca de un raiting y en el fondo haciendo política de la buena.

Antes q ir al siquiatra hay q pasar x los programas y pensum académicos de las "mejores universidades". Las cátedras están desActualizadas, los títulos de pregrado, especialización y doctorados giran en torno al conocimiento teórico-practico en áreas TODAS q tiene q ver con el estado y su manipulación. La cátedra de Ética y moral brilla x su ausencia , lo + llamativo q esas instituciones educativas, la gran mayoria, están siendo dirigídas x organizaciones religiosas las q se supone deberían imponer una sobredosis de buen comportamiento.

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