![]() |
La foto de hoy, con los generales de las Fuerzas Armadas frente a los comandantes de las Farc, es un hito en el proceso de paz y un paso hacia su difícil remate. Foto: Alto Comisonado para la Paz. |
?Hoy se sentaron por primera vez los generales de la República en frente de los guerrilleros de las Farc. Todos de everfit, sin armas y con una historia personal cuyo hilo conductor ha sido derrotar a aquellos con los que a partir de mañana tratarán de buscar fórmulas conjuntas para cesar el fuego. Esta reunión es una muestra más de lo lejos que ha llegado el proceso de paz. Sin embargo, lo que falta es tan difícil que el optimismo es moderado de lado y lado.
Esa es la sensación con la que uno se devuelve de La Habana, después de hablar con ambos lados de la mesa. Los jefes guerrilleros ya se parecen muy poco –incluso físicamente- a aquellos (ellos mismos) que hace diez años en El Caguán, arrogantes, ponían el fusil sobre la mesa antes de conceder una entrevista.
Hasta es difícil de creer que el temido 'Romaña', cuyo único vestigio de lo que era es la boina negra que aún usa, tuvo durante más de una década a cientos de soldados recluidos en una jaula de alambre con un grillete al cuello.
Su lenguaje es otro. Ya no hay chantajes velados de volver a empuñar las armas, hay pequeñísimos actos de contrición. Hay un esfuerzo por hacer propuestas concretas. Su voluntad de firmar la paz es evidente.
Pero todavía hace falta un relato creíble para todos –para la guerrillerada y para los colombianos que tendrán que refrendar el Acuerdo - que sirva de puente para cruzar al otro lado de la guerra.
![]() |
La diferencia entre las Farc de El Caguán y las de La Habana es notoria, desde las formas hasta el lenguaje. |
?En 50 años son muchas las vidas que se han sacrificado. No solo los que murieron. No solo los que quedaron heridos. Hay también otras pérdidas menos visibles: hijos que se entregaron bebés para reencontrarlos diez, 15 o 20 años después, cuando ya no queda sino la constancia del abandono. Hermanos asesinados por ser hermanos. Pasiones truncadas.
“Hay que mandar un mensaje que justifique estos 50 años de confrontación”, me dijo uno de los guerrilleros negociadores (no usaré el nombre específico de ninguno porque todos piensan básicamente lo mismo sobre este tema y hablaron tranquilos con La Silla bajo esa condición).
“Se necesitan unas mínimas reformas, algo que resarza los esfuerzos; que la gente diga, pusimos muertos, dañamos la vida de mucha gente, pero se pagó porque logramos esto”.
Para él, como para los otros, este proceso de paz tiene que, además de crear las bases para una transformación del país, reivindicar y dignificar su vida en el monte.
Ninguno lo dijo así pero después de hablar con ellos es claro que uno de los objetivos centrales de la negociación para las Farc es reescribir la historia de Colombia y sobre todo del papel que jugó la guerrilla en el contexto de la historia de este país.
Y, en parte allí radica la dificultad que atraviesa la mesa.
Si para el Establecimiento el objetivo de la negociación es lograr pasar una página dolorosa en la Historia en la que los principales malos son los guerrilleros, para las Farc se trata de construir un nuevo relato que los ubique en la Historia. Al lado de Sucre. De Nariño. De Gaitán. De Galán. Al lado de quienes se rebelaron y resistieron a la violencia ejercida por una clase dirigente para evitar que las cosas cambiaran.
“La reescritura de la Historia es un fundamento de la paz. Si no se hace eso, van a quedar ruedas sueltas que van a generar los odios. La reconstruccion se hace sobre la base de la verdad histórica,” me dice el guerrillero.


Los generales que llegaron a la Habana trabajarán con su contraparte en la identificación de fórmulas para un cese del fuego bilateral e indefinido y para la dejación de las armas.
Mientras ellos construyen escenarios posibles, los negociadores están enfrascados en la discusión sobre una Comisión de la Verdad, como antesala para discutir una fórmula de justicia transicional.
El gobierno considera que esta Comisión debería ser un mecanismo extrajudicial, “que haga visible lo ocurrido y contribuya a su comprensión, para que no se vuelva a repetir”, según lo dijo el Alto Comisionado de Paz Sergio Jaramillo durante la visita de Kofi Annan hace una semana.
Explicó que debería ser un espacio en el que participen las víctimas y cuenten lo que les pasó y donde los que tuvieron alguna responsabilidad en el conflicto rindan cuentas.
“Debe ser un espacio en el que participen diferentes sectores de la sociedad, para que la comisión 'engrane' con la realidad política y se convierta en un escenario de reflexión”, explicó Jaramillo.
“La comisión no se puede reducir a un diálogo al margen de la vida pública entre unos comisionados muy prestigiosos y muy inteligentes y unas víctimas. Tiene que convocar a toda la sociedad para que tenga un efecto de no repetición: que el país entienda qué pasó y qué fue el conflicto armado”, lo describió.
Jaramillo está pensando en una comisión como la que existió en Sudáfrica, donde a cambio de beneficios judiciales, los victimarios contaron su verdad, una verdad escalofriante que dolió y conmovió tanto al país que nadie pudo ya negar que lo que pasó pasó y mucho menos justificarlo. Liberados así de los secretos del pasado, pudieron dedicarse a tratar de reconstruir un proyecto conjunto de futuro. En el caso de Colombia, la idea es que no conceda amnistías y que los beneficios judiciales por participar allí los otorgue la justicia y no la Comisión.
El gobierno está convencido que ese conjunto de historias, individuales y colectivas, ayudará a comprender mejor lo que pasó y promoverá el reconocimiento de las responsabilidades de cada sector de la sociedad. No cree que pueda haber una narrativa única y tampoco que la verdad pueda sustituir a la justicia.
Las Farc, por el contrario, creen que la verdad los eximirá de la justicia.
Las Farc quisiera que una Comisión de Esclarecimiento y No Repetición (así llaman ellos a la Comisión de la Verdad) desclasifique documentos, investigue, reconstruya y, en últimas, “desenmascare” a la clase dirigente.
Que establezca, por ejemplo, qué fue lo que se discutió en el consejo de ministros del 7 de noviembre de 1985, después de la retoma del Palacio de Justicia. Que establezca, de una vez por todas, quién ordenó matar a Gaitán.
“Hay una forma de tener un relato coherente, que le de una explicación a la gente de qué fue lo que pasó”, dice el guerrillero. “En Colombia, de manera ex profesa, la clase dominante ha ocultado esa verdad. Es atropellante para la inteligencia de uno, que sobre la muerte de Gaitán haya cinco relatos.”
Las Farc creen que esa “verdad histórica” demostrará que el Estado y la clase dirigente que lo ha manejado es “el último punto de imputación” de lo ocurrido en la guerra y que sus injusticias justifican ampliamente la rebelión guerrillera.
Consideran que es posible construir una verdad única sobre el conflicto, y que ese relato monolítico será suficiente para exonerarlos de cualquier pena por la via de demostrar que la responsabilidad de la guerra fue general.
La Comisión Histórica del Conflicto que acaba de rendir sus informes sobre el orígen y persistencia de la guerra ya les ayudó a destruir la idea de que el conflicto comenzó con ellos.
La propuesta de César Gaviria de una justicia transicional para todos, que reconoce que no solo los combatientes han sido parte del conflicto, va también en esa dirección (“Nos declaramos gaviristas”, me dijo uno de ellos).
Quieren, ahora, que esta nueva Comisión reverse “la matriz de opinión” que ellos consideran que fue creada por los medios masivos de comunicación del Establecimiento “al servicio de una estrategia contrainsurgente de reducirlos a meros terroristas y narcotraficantes “y que se demuestre que hubo unos culpables más culpables que ellos de la tragedia de los últimos 50 años.
“El gobierno nos dice que la legislación de la Corte Penal Internacional exige que haya unos máximos responsables’, dice el guerrillero. “Digamos que aceptaramos esa teoría. Me sacrifico y me voy a la cárcel. Y yo les pregunto, ¿de allá quien se va conmigo? ¿Cuáles son los máximos responsables de la contraparte? ¿Los ex presidentes como comandantes en jefe del Ejército? ¿Los mindefensa? ¿Los comandantes generales? ¿Los dirigentes políticos de los partidos? ¿Quién va a responder?
La respuesta que se dan a esa pregunta es unívoca: nadie. Ningún representante de la clase dirigente –que en su opinión es la que ha comandado el “la guerra sucia” desde el Estado- irá a la cárcel con ellos. Y, como todo lo que surge en la mesa es bilateral, entonces ellos tampoco tendrían por qué hacerlo.
Les pregunto cómo aterrizan, entonces, en la práctica el compromiso que asumieron con las víctimas antes de elecciones cuando en su catálogo de principios dijeron que el proceso no se convirtiría en un “intercambio de impunidades”. Al fin y al cabo, a un secuestrado le da lo mismo si alguien es “más culpable” de la guerra como un todo. Para la víctima, su dolor y su necesidad de justicia es particular.
“La verdad y la justicia, entendida como la justicia social que elimina las causas de la violencia, resarce a las víctimas. Si la verdad nos lleva a la conclusión de que el Estado ejerció la guerra sucia y provocó el alzamiento, esa verdad comienza a explicar las verdades de nosotros”, concluye.
El guerrillero dice que las víctimas que fueron a La Habana pidieron saber la verdad. “Ni una sola dijo ‘queremos verlos podrirse en la cárcel’”.
Le digo que las encuestas muestran que la mayoría de colombianos sí espera que paguen alguna pena.
Para eso, los guerrilleros también tienen una respuesta. Uno de ellos me dijo que cree que dado que la “verdad histórica” destruirá la matriz mediática que ha hecho de ellos los ‘monstruos,’ para los colombianos será más fácil aceptar que nadie se vaya para la cárcel.
Muy diferente es la conclusión de los negociadores del gobierno. Jaramillo dice que para evitar que esta guerra se recicle hay que administrar justicia y para ello considera muy buena la propuesta de Kofi Annan de que de la mesa surja un tribunal especial que asigne penas.
Estas penas podrían ser alternativas pero necesariamente incluirían algún tipo de privación de la libertad para los máximos responsables.
“La principal consideración en materia de justicia debe ser que vamos a reconocer y a responderles a las víctimas para satisfacer sus derechos y para que esto no vuelva a ocurrir”, dice Jaramillo.
El problema del tribunal, para los guerrilleros, es, entre otras cosas, qué derecho aplicará. No tendría sentido –dicen- que se les aplique la juridicidad del régimen contra el cual se alzaron en armas.
“Hay que crear nuevo derecho”, dice el guerrillero y habla del “margen de interpretación nacional”.
Están convencidos de que la justicia penal internacional no aplicaría para este conflicto, sino que los colombianos pueden tener una interpretación propia de esta guerra. El reciente pedido de España a la CPI para que no intervenga en Colombia es para él la constatación de que sí existen otras salidas diferentes a irse a la cárcel.
Jaramillo, por el contrario, considera que no hay una opción distinta a construir un consenso alrededor de una fórmula legítima de justicia para todos.
“La opción es caer en un proceso interminable de acusaciones y recriminaciones mutuas en los tribunales nacionales e internacionales los próximos veinte o treinta años. Eso no le sirve nadie, ni le sirve al país,” dice.
Desmontarse mutuamente de las nociones de sí mismos. Las Farc, de su idea de que realmente fueron el Ejército del pueblo. El Establecimiento, de su idea de que esta guerra fue infligida por un grupúsculo de mentes malsanas y en la que los abusos que se cometieron de este lado fueron responsabilidad exclusiva de unas “manzanas” podridas y no de un diseño institucional.
Quizás solo cuando se destruyan ambos relatos, podrá surgir uno nuevo, aceptable para ambos lados, que no le niegue a las víctimas sus historias, y que jalone el proceso de paz hacia un final feliz. Para eso falta un rato.
Si no conocemos a fondo nuestra historia, caemos en el error de pensar que hoy se puede definir un ciclo histórico de una supuesta paz. Desde el mismo momento de la Conquista a sangre, arcabús y cruz mediante los cuales se masacró nuestras comunidades y se impuso el cristianismo, hemos transitado ciclos de violencia, paz y nuevamente violencia. Nuestro pueblo, predominantemente mestizo, se confrontado a sí mismo mediante el engaño de la aristocracia heredera del conquistador al dividirlo entre liberales y conservadores, luego entre frentenacionalistas y opositores a ese sistema, luego entre guerrilleros y paramilitares y hoy entre santistas y uribistas, todo para sostener a los mismos en el poder político; a ese juego se ha prestado la llamada "izquierda" y los comunistas. Todo esto es lo que se logra al desaparecer la materia de la Historia en la instrucción pública y privada. El inmediatismo ideológico y político para hacer creer en una paz programada por Santos para su beneficio
De hecho, la violencia ha sido una constante en la historia de la humanidad como usted de manera magistral, sencilla y original lo relata en su libro "LA PROPIEDAD PRIVADA ANTE LA DELINCUENCIA". En Colombia ha ocurrido lo mismo: durante el proceso de lucha por la Independencia de la dominación española, las armas que se dispararon no solo fueron las del Ejército Libertador; la reconquista española encabezada por PABLO MORILLO fue salvaje y durante la mayor parte del Siglo XIX las guerras civiles fueron la constante y las hubo bajo decenas de excusas(con nombres religiosos en algunos casos), de todos los pelambres. Pero para entender las conversaciones de las FARC y el Gobierno de SANTOS en LA HABANA es menester diferenciar y catalogar los importantes avances que se han dado en perspectiva al cierre de la Confrontación Estado-Farc como un fracaso de la "Combinación de las distintas formas de lucha y un reconocimiento del desdibujamiento de las justas luchas armadas.
Mi decepción es grande pero no estoy asombrado, era de esperarse. Negociar con quienes pretenden ser émulos de Gaitán, Galán, etc, muestra la desfachatez y la arrogancia, así lo digan en tono amable. Versiones sobre la muerte de JFK son muchas y ningún norteamericano se fue al monte por ello para reivindicarlo. Dónde queda la igualdad ante la ley? Puedo matar, secuestrar, reclutar niños, sembrar minas, destruir, comercializar con droga y luego justificar todo esto porque el establecimiento es corrupto, porque hay desigualdad, injusticia, corrupción,etc? Acaso no vieron que millones de colombianos que veíamos que en el país había pobreza, desigualdad, corrupción,etc, optamos por trabajar para tener una nación respetada y respetable, incluyente, igualitaria, democrática? Nunca se nos pasó por la mente que el asunto se resolvía matando a otros tan pobres como nosotros. O se bajan de esa nube o finalmente la paz no llegará. Además de criminales, cínicos y arrogantes.
Los que ves en frente de los guerrilleros son generales activos, solo que sin uniforme. Y la acusación que nos haces de engañar es fuerte para un periodista, me encantaría que la sustentaras. La cita sobre lo que dijeron las víctimas es la versión del guerrillero, no es la mía.
Juan.
Por ejemplo aquí queda claro algo terrible que hicieron: "Hasta es difícil de creer que el temido 'Romaña', cuyo único vestigio de lo que era es la boina negra que aún usa, tuvo durante más de una década a cientos de soldados recluidos en una jaula de alambre con un grillete al cuello." Al final, cuando digo que tendrán que renunciar a la idea de que fueron el Ejército del Pueblo. Y en varios artículos, que quizás no has leído, hemos contado sus crimenes:
http://lasillavacia.com/historia/la-verdad-que-deben-las-farc-36676
http://lasillavacia.com/historia/la-verdad-que-deben-las-farc-siguen-rec...
http://lasillavacia.com/historia/quien-le-responde-los-secuestrados-y-de...
http://lasillavacia.com/historia/las-victimas-de-minas-quieren-que-las-f...
http://lasillavacia.com/historia/la-verdad-que-deben-las-farc-y-la-justi...
Estoy de acuerdo contigo que si al final la solución va a ser decir que como todos somos culpables nadie es culpable y se van todos a la casa sería una revictimización de las víctimas y una forma de garantizar que esta guerra nunca termine.
Los hechos históricos de significativa disminución de las actividades de violencia por parte de la guerrilla destruirá los lógicos niveles de desconfianza y el empantanamiento en acusar al adversario de las peores atrocidades y tener reservado para él el consustancial castigo, pena o sanción; las condiciones para generar el relato sobre la verdad se dan siempre y cuando exista ambiente para ello; el probable o casi real cese del fuego que se pacte servirá de atenuante y de facilitador para el perdón mutuo. Todo acuerdo supone y demanda hacer concesiones. Lo más importante es parar, disminuir ostensiblemente y ojalá acabar las mortales acciones de violencia que no son solo las de la guerrilla. El secuestro es abominable así como lo han sido ciertas acciones de las fuerzas institucionales que no deben reclamar legitimidad de lo que constitucional y legalmente no es legítimo.
Muy buen articulo... pero en mi opinión este proceso no va a llegar a ningun lado, porque ninguno de los dos lados quiere reconocer la verdad de lo que pasó y de las atrocidades cometidas.
Por un lado la guerrilla no reconocen que son asesinos, narcotraficantes, terroristas y que tristemente se convirtieron en unos simple ampones con sed de dólares.
Por el otro lado el gobierno nunca admitirá que han sido los dirigentes y los altos mandos, los que han propiciado asesinatos selectivos, no sólo contra la izquierda, sino con cualquiera que hiciera pensar un poco al pueblo en levantarse y pedir explicaciones. El mismo gobierno que incentivó la creación de las autodefensas, en muchos casos por omisión del servicio público.
En este orden de ideas, lo que estan haciendo en la habana es un circo, donde pueden haber buenas intenciones (eso no lo niego, lo confirmo), pero que sólo se quedarán en eso, buenas intenciones.
1- felicitaciones Juania. Este artículo es d lo + centrado-equilibrado y libre d cualquier sesgo q he visto aquí en LSV y su staff ppal.
2--No veo una guerrilla con 50 años en el monte en un conflicto POLÍTICO, pagando cárcel. Koffi puede ser muy Annan, pero en ese sentido está a años luz. El conflicto colombiano es d orígenes muy diferentes con un variopinto d ingredientes q incluyen al estado y el poder económico q lo hace mucho + específico.
3- la comisión d generales d las FA es d lo + importante q ha llegado a la Habana, incluso la veo x encima d Koffi. Es en manos d estos generales q está buena parte d la terminacion del conflicto, Q dios los ilumine y se dejen d egoísmos. Eso si, q no pretendan exigir sin ceder, esto es d Tú a Tú.
4- la gran verdad, el mea culpa real será + vergonzoso q doloroso en especial para el estado. La historia dirá q tan honesto es, todos sabemos lo q han hecho, solo es reconocerlo públicamente ya. X favor no dilaten esto más. Es el momento
Bueno saber que piensan ambas partes y darse cuenta de que hay voluntad, pero también muestra el error del gobierno al decir que estamos en la última fase, que la paz ya llega cuando queda los más duro y espinoso, craso error crear falsas expectativas en la población lo responsable sería decir que es un proceso largo y queda mucho por acordar, pero que vale la pena la espera.
Todo es cierto, la verdad es la verdad que cada uno quiere... las Farc pretenden ser próceres, Santos pretende el Nobel de la Paz y el resto pretenden tapar su participación en el conflicto... Pero una cosa es el cuento arreglado para que parezca verdad y otra cosa muy distinta es la memoria, podrán engañar a los hijos de nuestros hijos con una historieta tipo cómic, pero a nosotros y nuestro hijos, que aún vivimos en el presente no nos engañan tan fácilmente... El ejercito del pueblo es el Ejercito Nacional de Colombia, la guerrilla es la guerrilla narcoterrorista, en eso se transformaron desde los ataques a la población civil, su entrada al narcotráfico y el uso del secuestro como fin económico y no político; para cuentos malos en Sábados Felices, pero para un proceso de reparación la verdad comienza por aceptar quien es quien, que responsabilidad cierta tiene cada uno y soportarla con hechos no con fantasías, ¿que necesitábamos liberarnos de la democracia y pasar al comunismo?, jaja
Muy buen artículo. Las dos primeras líneas prueban –una vez más– que Juanita León es una gran cronista.
Es una necedad inmensa, comparar a los jefes guerrilleros de hoy, con los de hace hace 200 años.. con Jose A.Galan, Sucre, Nariño... nuestros libertadores jamas asesinaron a un solo colombiano en búsqueda de la paz. La guerrilla pretende reescribir la historia? Juanita.. te enloqueciste ?
Oscar, no soy yo la que los comparo con esos próceres, ni más faltaba. Son ellos quienes se ven así mismos en esa línea de sucesión.