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La modernización y ampliación de la refinería de Cartagena es uno de los grandes proyectos de Ecopetrol. Después de una década, este año debería empezar a producir un impacto en las cuentas del grupo. |
Juan Carlos Echeverry llegó a la presidencia de Ecopetrol hace poco menos de tres meses. En estas semanas ha empezado a hacer unos cambios que son fundamentales para saber si la mantiene como la gallina que reparte huevos de oro para el Gobierno y los cientos de miles de colombianos que son sus accionistas, o si la principal empresa del país se queda con sus huevos de oro y los usa para fortalecerse. Todo indica que va hacia lo segundo, lo que es una buena noticia para la petrolera y sus accionistas, pero no necesariamente para el Gobierno, y por eso sigue en el filo.
La llegada de Echeverry marcó el final de ocho años de presidencia de Javier Gutiérrez Pemberthy, quien lideró la petrolera durante una época de vacas gordas: en su presidencia la empresa pasó de producir 360 a 788 mil barriles diarios, alcanzó a producir más de presupuesto de Bogotá en utilidades, llegó a transferirle a la Nación en más de 10 billones de pesos en un solo año y en 2010 tuvo la tercera acción que más se valorizó en todo el mundo.
Su año estrella fue 2011, cuando produjo una utilidad neta de casi 15,5 billones de pesos, una cifra que en apenas tres años se redujo a la mitad.
Por eso, no es noticia decir que los buenos tiempos se acabaron y que Echeverry llegó a manejar la empresa más grande del país justo cuando ésta enfrenta una crisis de grandes dimensiones: el precio del petróleo no supera los 60 dólares por barril y la acción está cerró el viernes a 1.710 pesos, después de haber alcanzado casi 6 mil en 2012.
La pregunta es si, ante esa crisis, la petrolera va a seguir repartiendo tanta plata entre sus accionistas.
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En la reciente asamblea de accionistas de Ecopetrol de marzo, en la que Gutiérrez se despidió de los accionistas, el saliente presidente dijo que ésta se estaba endeudando no para invertir sino para pagar utilidades jugosas.
Como el Gobierno tiene la mayoría en la junta directiva y se queda con el 80 por ciento de las utilidades, esos señalamientos se leyeron como críticas al manejo que éste le ha dado a la petrolera.
Esas declaraciones se dieron cuando la junta directiva acababa de elegir a quien era visto como el más político de cuatro candidatos definidos por una firma cazatalentos.
Aunque Echeverry es un economista de perfil técnico, el que no fuera un experto en el sector petrolero como los otros tres aspirantes, y que además haya sido el primer Ministro de Hacienda de Santos, llevó a que su nombramiento fuera criticado como poco halagüeño para el futuro de la empresa.
Una crítica particularmente alarmante dada la evidente crisis de Ecopetrol. Ésta se nota en todas sus cifras, desde la caída en sus ingresos hasta su endeudamiento, pasando porque no produce más que antes (en 2013 produjo, en promedio, 788 mil barriles al día, y en 2014 bajó a 755 mil) y ahora vende su producto sustancialmente más barato.
Lo más grave es que eso no solo se debe a la caída precio del petróleo, que no puede controlar Ecopetrol y que afecta a todas las petroleras, sino que hay otros problemas.
El más grave, a mediano plazo, es que el nivel de exploración es bajo y poco exitoso. Eso ha llevado a que las reservas (que son, para una petrolera, su principal activo), hayan ido aumentando a una velocidad cada vez menor.
Por ejemplo, entre 2008 y 2009 pasó de tener 1.137 millones de barriles de reservas probadas a 1.538, un aumento del 35 por ciento. Pero en los años siguientes ese crecimiento ha bajado y no ha superado el 10 por ciento por año. A la velocidad actual, las reservas le dan para algo así como siete años de producción y por eso el reto es conseguir más reservas.
Además, buena parte del aumento reciente se ha debido más a una política de compras, posible cuando el negocio era bueno, que a éxitos en exploración. En los años recientes compró las de Hocol (empresa que adquirió totalmente) y de British Petroleum.
Y lo que ha logrado vía exploración es porque ha sido un socio obligado de petroleras privadas que encuentran yacimientos (como Oxy en Cusiana o BP en Caño Limón). Como exploradora importante, solo descubrió Castilla, que opera desde 2000.
Todo eso ha redundado en cifras decrecientes.
En el corto plazo, la situación financiera de la compañía no ha mejorado, pues está cada vez más endeudada. En 2011 debía poco más del 38 por ciento de lo que tenía y a 31 de julio del año pasado esa cifra era de casi el 48 por ciento.
En concreto, su deuda financiera es más alta que la de petroleras como Exxon, Chevron o Conoco, según un informe a los accionistas minoritarios de su representante en la Junta Directiva, el economista Roberto Steiner.


En abril de 2014 Gutiérrez inició un proceso para contratar una consultoría que le ayudara a la empresa a armar una estrategia para su futuro. Eligió a Boston Consulting Group, que entregó sus conclusiones a principios de año a la junta directiva.
Aunque el informe de la consultoría no se ha conocido en su totalidad, Confidencial Colombia publicó algunas de sus conclusiones, que muestran en parte el tamaño de la crisis - pero también la estrategia para salir de ella.
Para la consultora, según la información que hasta ahora se ha publicado, Ecopetrol debería adelgazar su carga administrativa (tiene demasiados funcionarios en áreas distintas a la producción de petróleo), focalizar su negocio en el petróleo (y salir de las inversiones en biocombustibles, energía y demás) y dedicar sus utilidades a invertir en ese negocio básico.
Igual Ecopetrol tiene dos ases bajo la manga.
Uno es la refinería de Cartagena, un proyecto que empezó hace una década con la multinacional Glencore. Tras un proceso de construcción ha sido enredado, largo y con grandes sobrecostos, que la petrolera tuvo que asumir después de que Glencore armó todo el proyecto y luego se retiró en 2006.
El otro es Campo Rubiales, que hasta el próximo año opera Pacific Ribiales y que Ecopetrol ya anunció que pasara a explotar directamente.
Aunque para la empresa es un reto sacar el crudo pesado de Rubiales, pues históricamente Colombia creció con crudos ligeros como los de la concesión de Mares del Magdalena Medio (que dio lugar a Barrancabermeja), los de Caño Limón y Cusiana o los del Putumayo, Ecopetrol ya relevó exitosamente a Chevron en Castilla La Nueva. Y si repite ese éxito, puede aumentar su producción y quedarse con todo el margen de utilidad de sacar el crudo de Rubiales.
No por eso volverá a haber un boom como el que hubo entre 2006 y 2011, cuando la acción llegó a casi seis mil pesos consecuencia de los altos precios del petróleo, la escasez de otros buenos negocios y el atractivo de Colombia como destino de inversión extranjera.
Sin embargo, la estrategia no se queda allí.
Como anunció Echeverry, con los resultados de la consultoría ya la junta aprobó una estrategia llamada Ecopetrol 2020, que hizo pública hace un mes.
En ella definen que, más que buscar producir más barriles (como era el anterior enfoque), Ecopetrol va a buscar que cada barril que produzca de más utilidades. Para eso se piensan concentrar en los pozos más productivos (de los 260 campos que tiene la petrolera, 20 corresponden al 80 por ciento de o que produce) e incluso salir de los más pequeños. Como los primeros tienen costos menores, eso implicaría concentrarse en la producción más rentable.
Para lograrlo, buscan invertir en mejorar su tecnología para seguirlos exprimiendo (lo que técnicamente se llama aumentar el recobro secundario de esos campos). De nuevo, la idea es focalizar el gasto.
La idea es que esa movida sirva para que las reservas se mantengan en el mismo nivel de hoy. Como éstas incluyen solo las reservas explotables, al ser capaces de sacarle más crudo a los pozos que hoy tienen, aumentarían reservas sin jugar tanto a la ruleta de la exploración.
El plan no es producir menos sino crecer más lento pero siempre con los campos que dejan más margen de utilidad. Y sumarle más utilidades, también, en los negocios que siguen a la extracción de petróleo: el transporte y la refinación.
En el lanzamiento de la estrategia, Echeverry dijo que ya arrancaron a implementarla. Por eso, por ejemplo, decidieron que este año van a invertir casi un 20 por ciento menos que el año pasado, redujeron los costos y gastos, y sobre todo están reduciendo los costos de extraer, transportar y refinar cada barril de petróleo.
De hecho, están en pleno proceso para vender el 6,87 por ciento que tiene de la Empresa de Energía de Bogotá, una decisión que tenía en remojo desde hace un par de años y que le va a permitir tener recursos frescos para reducir la deuda e invertir más. Y también viene la venta de las que tiene en ISA y, seguramente, de las de Invercolsa
Las metas son que, para el 2020, esté produciendo 870 mil barriles diarios, de los que le quede un margen Ebitda (una medida muy común entre las empresas para ver qué tan rentable es su operación) de 30 dólares o más por cada uno, si se venden a entre 60 y 80 dólares.
Más que la jerigonza administrativa, lo que muestra la estrategia es que Echeverry va a liderar una empresa que se quieren enfocar en gastar menos, producir solo un poco más y reducir su deuda. Es decir, en ordenar la casa.
Los resultados, aunque aún pequeños, se han empezado a ver. Por ejemplo, se recuperó el margen Ebitda, que entre 2012 y 2014 cayó del 38 al 29,6 por ciento, y cerró en 2014 en 39 por ciento. Y, sobre todo, redujo el porcentaje de utilidades que se reparten a los accionistas del 80 al 70 por ciento.
El problema es que esa reducción, beneficiosa para la empresa, es una mala noticia para su principal dueño, juto cuando menos la necesita.

Aunque la decisión de cuánto se va a repartir de utilidades solo la toma la Asamblea de Accionistas (en la que el Gobierno tiene más del 80 por ciento de los votos) cada año, el plan de inversiones y toda la estrategia 2020 solo funciona si no se reparten muchas. Y la reducción de este año al 70 por ciento de sus utilidades, es poco, pues esa cifra es alta frente a otras petroleras. Y, con ganancias cada vez menores, no deja mucho dinero para invertir.
Por eso la estrategia que promete reenfocar a Ecopetrol, también significa que en la disyuntiva entre sacrificar la gallina para quedarse con los huevos de oro (lo que dejaría unos ingresos grandes en el corto plazo) o dejarla crecer y reponerse pero sin ponerla a empollar (lo que quiere decir más ingresos pero en el futuro), el Gobierno parece haber elegido la primera.
Esa es una decisión particularmente difícil en un momento de desaceleración de la economía, y por eso es muy probable que Echeverry reciba presiones para cambiar de rumbo.
Ya la misma petrolera está empezando a darle menos plata al Estado: sus utilidades bajaron de 13,4 billones de pesos en 2013 a 7,81 en 2014, y los dividendos que le dio a la Nación han pasado de 10,6 billones en 2013 (año en el que eran uno de cada cuatro pesos de todo el presupuesto de inversión) a 9,4 en 2014 y apenas 4,21 este año (menos de uno de cada diez pesos del presupuesto de inversión).
Los técnicos del Ministerio de Hacienda dicen que en 2016 esas transferencias serían de apenas 2,4 billones de pesos, lo que reduce aún más una de las fuentes de ingresos más importantes del presupuesto.
Además, eso significaría una reducción significativa de los dividendos que les llegan a los 400 mil colombianos que han invertido en Ecopetrol. Sobre todo para los casi 300 mil que compraron las acciones en la segunda emisión que hizo la empresa, en 2011, pues compraron a 3.700 pesos unas acciones que hoy valen 1.710 pesos.
Aunque no es fácil saber si un anuncio de ese tipo reduciría aún más el precio de la acción, es posible que ocurra. Y así, una decisión beneficiosa para el futuro de la principal compañía del país podría tener un costo político importante para el Gobierno (que, al fin y al cabo, es el accionista mayoritario).
En suma, la gallina de los huevos de oro está enferma pero Echeverry parece estar enfocado en curarla. Lo que queda por ver es si en la asamblea de accionistas del próximo año se confirma que ese es el rumbo - y si, con la gallina recuperándose, el Gobierno espera que vuelva a poner huevos de oro o si, más bien y ante la falta de recursos, decide vender el 10 por ciento de la gallina que se viene debatiendo hace algunos años.
Ecopetrol es una entidad pesimamente administrada, está llena de tiranos, reyezuelos que toman decisiones de orden personal, preocupados por su propia clientela y de hacerse sentir. Asi es imposible sacar adelante una empresa cuando esta plagada de enemigos adentro. La contratacion es con quienes digan y como digan o no J Delgado y M Vargas, pero eso si hacen firmar un cerro de documentos de "transparencia", para renglon seguido imponer sus condciones. Y si ademas hay un gobierno goloso, dispuesto a comrse todo, pues nada. O donde estan los billones que en el gob de Uribe se recibio, donde la invrsion, donde se mejoraron las condiciones de la gente, ni siquiera infraestructura, y todavia son capaces de vanagloriarse de su magnifica gestion, cuando les cayo el baloto por el precio del petroleo y a los colombianos nada nos tocó, ni siquiera gasolina barata. No se como se ufanan de ser buenos administradores, cuando luego de semejante baloto estan sudando por mantenerla equilibrada.
Se debe mirar a futuro,y estoy de acuerdo con la segunda estrategia;minimizar costos enla parte administrativa,y optimizar los costos de produccion.El negocio del petroleo,es muy diferente a los demas sectores;por eso es muy importante darle mucha importancia a los costos de produccion,y una carga administrativa bastante gruesa,cuando hoy la tecnologia puede contribuir a informarnos en tiempo real,se debe adelgazar.Ecopetrol siempre ha sido la caja menor de todos los presidentes que ha tenido Colombia,para sostener tanta burocracia,que son losque votan por los padres de la patria.