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Viernes Junio 09, 2023

Entre los grandes perdedores con la ley estatutaria de salud aprobada la semana pasada están las farmacéuticas. E incluso más que ellas, los dos gremios que velan por sus intereses, Afidro y Asinfar, que no pudieron evitar el control de precios a los medicamentos. Su derrota es solo un síntoma de un cambio más grande: el declive del poder de los gremios.

Ese declive es notorio en casos como el de la Federación Nacional de Cafeteros, que ha venido perdiendo tanta representatividad que en el pasado paro de cafeteros uno de los motivos de la manifestación era rechazar la vocería del hasta hace poco poderoso gremio que maneja millonarios recursos públicos. Otras manifestaciones recientes, como la de los papicultores o la de los cacaoteros, se han realizado al margen e incluso en contravía con la posición de los respectivos gremios. Y hace dos meses, cuatro de las principales siderúrgicas del país, Paz del Río, Gerdau Diaco, Sidoc y Sidenal, se salieron de la cámara Fedemetal de la Andi. Todo eso muestra que los gremios, en general, han ido perdiendo poder. ¿Qué es lo que está pasando?

1.    La ANDI ha absorbido otros gremios, pero ha perdido perfil

Uno de los grandes cambios en el panorama de los gremios, ha sido el crecimiento de la Andi como gremio sombrilla. Bajo la tutela de Luis Carlos Villegas, quien maneja el gremio desde 1996, el gremio cambió su nombre de Asociación Nacional de Industriales a Asociación Nacional de Empresarios, precisamente para reflejar esa intención.

En estos años la Andi ha creado cámaras sectoriales, de las que ya hay 28, y que abarcan asuntos tan disímiles como la producción de arroz, las zonas francas, la minería, los servicios tercerizados, la industria farmacéutica y los abogados. Ese crecimiento ha fortalecido a la ANDI y la ha convertido en un gremio más poderoso que su tradicional rival, Fenalco.

Pero también ha desdibujado su perfil porque a la hora de definir posiciones con frecuencia hay intereses contrapuestos entre los agremiados.

Históricamente, la ANDI había defendido las medidas proteccionistas que beneficiaban a los industriales, pero al agremiar ahora a sectores como las zonas francas, los call centers o los grandes usuarios de servicios logísticos, no es obvio que defienda esa posición. Por ejemplo, recientemente en la discusión del TLC con Corea solo hizo unas críticas tímidas y estuvo lejos de liderar la oposición al tratado.

Esto ha llevado a que la Andi haya perdido capacidad de representación de sus agremiados, porque periódicamente los insatisfechos se salen y montan rancho aparte como lo hicieron las siderúrgicas hace algunas semanas o ya lo habían hecho grandes molinos de arroz en 2007. O cuando no lo hacen formalmente, apelan a otros mecanismos. Por ejemplo, para hacer ‘lobby’ (en el mejor sentido) por una política industrial ante la firma de tantos TLC, en lugar de usar la ANDI varios grandes empresarios crearon la Coalición para la Promoción de la Industria Colombiana, inicialmente con la exministra Marta Lucía Ramírez como vocera.

2.    Las empresas negocian directamente con el Estado

Desde el gobierno de Álvaro Uribe, la importancia de los gremios disminuyó porque Uribe prefería comunicarse directamente con la gente. Al estilo de sus consejos comunitarios, en los que escuchaba y reaccionaba directamente a los problemas de las personas, sin necesidad de la intermediación de un político, lo mismo ocurrió con las empresas.

Durante el gobierno Santos, eso se ha repetido. Aunque el Presidente es más institucional que su antecesor, dado que los gremios han perdido representatividad y legitimidad en sus propios sectores, al Gobierno le ha tocado sentarse directamente con los líderes de las protestas. Fue lo que pasó en la marcha cafetera y también a raíz de las marchas de los paperos y los cacaoteros.

Eso se suma a que es cada vez más común que en algunos sectores haya unos pocas empresas que mueven todos los hilos. Los grandes grupos económcios, que cada vez son más poderoso, no necesitan la intermediación de los gremios para hablar con el gobierno.

Precisamente, en sectores que nunca saldrían a la calle a marchar, este Gobierno también ha optado por interlocuciones más directas con los afectados, sobre todo cuando unos pocos manejan los hilos del sector. Un ejemplo típico fue cuando el ministro de Trabajo presentó su proyecto de reforma pensional. Él lo concertó directamente con los presidentes de los fondos y no con el gremio que los representa, que se opuso al proyecto.

Y por ejemplo, en la reforma a la Salud, algunas farmacéuticas optaron por hacer lobby con los congresistas directamente, como lo denunció la representante Ángela María Robledo.

Eos ha llevado a que los gremios tengan cada vez menos representatividad. Por ejemplo, según Demogán, un gremio ganadero alternativo a Fedegán, éste solo representa a un 15 por ciento de los ganaderos.

3.   Han dedicado esfuerzos a meterse en otros asuntos

Cun la apertura de la economía en los años noventa, muchos gremios buscaron tener ingresos propios. Esa tendencia se ha mantenido, y ha traído algunos resultados buenos, pero cuando han fracasado, ha deslegitimado a los gremios.

Fenalco se metió, hace ya veinte años, en el negocio financiero. En 1994 compró el Banco de Caldas, que convirtió en el Banco Nacional del Comercio. El banco se quebró en medio de la crisis financiera de 1998 y 1999, y terminó siendo absorbido por el Banco Ganadero. Eso llevó a una crisis de legitimidad del gremio y de su entonces presidente, Sabas Pretelt, que fue señalado por pequeños comerciantes de haberlos montado en un mal negocio.

También buscó ingresos convirtiéndose en un certificador de pagos con cheques posfechados, con Fenalcheque, lo que no terminó tan mal pero está desapareciendo con los cheques.

Fedegán, por su lado, decidió vender la vacuna contra la fiebre aftosa, que tienen que usar obligatoriamente los ganaderos, y terminó sancionado por haber aprovechado esa posición para solo comprar la vacuna a Vecol, un laboratorio del que es accionista, e imponer que solo se aplicara en sus instalaciones por las cuales cobraba una tarifa. Y ha tenido dificultades con Friogan, una empresa que tiene cinco mataderos en diferentes regiones y que fue uno de los pocos frigoríficos que arrojó pérdidas en 2011 y ha sido un mal negocio hasta ahora.

Hay casos exitosos como el de la Asobancaria, con el servicio de Cifin, que utilizan las entidades financieras para saber cuál es el perfil de riesgo de sus potenciales clientes pero que hace pocas semanas se lo quitaron algunos bancos. Eso deja interrogantes sobre el futuro del gremio, que también tuvo un mal negocio con la certificación de créditos de fomento en los noventa.

Pero, a la larga,las aventuras comerciales que han salido mal han golpeado la legitimidad de los gremios y han dejado la sensación de que algunos de ellos se preocupan más por ellos mismos que por el bienestar de sus afiliados, que es su razón de ser.

4.    Las 'trampitas' les han quitado legitimidad

Como contó La Silla, varios gremios han sido investigados por la Superintendencia de Industria y Comercio por servir como plataforma para que sus agremiados hicieran acuerdos de precios bajo la mesa para restringir la competencia. Es el caso de Asocaña, Acemi, Procaña, Fendipetróleo, Fedegán, y la Asociación Nacional de Centros de Diagnóstico Automotor.

Estas sanciones de la SIC han puesto a los gremios a pensar hasta dónde pueden realmente compartir información y cómo deben manejar la comunicación entre sus agremiados. Como le dijo un antiguo directivo gremial a La Silla "en todos los gremios se habla de precios en algún momento y de alguna manera. Esas investigaciones los afectan a todos".

Pero hacia afuera, la imagen de los gremios se ha visto muy golpeada porque da la impresión de que se han convertido en mecanismos para golpear los intereses de los usuarios en casos como los de las EPS o Fendipetróleo o para bloquear a nuevos competidores.

5.    Otros hacen lobby (y quizás mejor)

En los últimos años han surgido empresas que hacen cabildeo de manera profesional y permanente, y que han reemplazado en ese papel a los gremios. Eso ha golpeado una de las principales funciones de éstos, que han dejado de ser indispensables para las grandes empresas.

Aunque ese tipo de lobby no afecta tanto a gremios que mantienen representatividad, como Asofondos o la Cámara Colombiana de la Infraestructura, sí le ha quitado fuerza a aquellos en los que unos pocos agremiados concentran el poder, o a otros en los que hay choques entre los agremiados, como Asomóvil. En este último caso, por ejemplo, la pelea alrededor de la subasta de 4G vio la presencia de firmas de comunicaciones y de lobbyistas de las empresas interesadas más que del gremio.

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Sáb, 2013-06-29 17:22

Felicitaciones a La Silla Vacia por ésta investigación, que brinda otra mirada a instituciones que tuvieron su "cuarto de hora" pero que en la actualidad han perdido influencia y representatividad dentro de sus respectivos campos de acción. Situación a la que se ha llegado porque los tiempos han cambiado y éstas entidades no han mantendo el curso del objeto social para el que fueron creadas y se han desdibujado.

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