El Presidente Santos, que había puesto a Roy Barreras a hacer el mandado de promover un “marco jurídico para la paz”, celebró que éste se hubiera aprobado en el Congreso pero agregó que no había condiciones para la paz. Es decir que el agrio debate que se había dado en el Congreso tenía el valor de un partido amistoso, el resultado no tenía importancia.
Santos fue más allá, en Costa Rica declaró que “esa reforma de por sí no significa nada”, agregó casi en forma displicente , "pero yo le agradezco enormemente al Congreso…puede ser muy útil en el día de mañana".
Las condiciones mediante las cuales la guerrilla acepta desmovilizarse luego de un proceso de paz son negociadas –en eso consiste el proceso- por lo que hacerlo –como lo hizo el Congreso- en forma unilateral es perder el tiempo.
Lo que llaman la “solución negociada al conflicto” consiste precisamente en determinar la condición jurídica y política que se le reconoce a la otra parte para terminar el conflicto. Si unos guerrilleros –los máximos jefes- tienen o no vocería política será el resultado de las conversaciones y no de lo que diga la Constitución. Pensar que la vocería se le va a reconocer a guerrilleros de bajo rango, es contrario a la lógica del conflicto. La vocería –si es que la sociedad está dispuesta a reconocerla- la tendrán los máximos jefes o si no no tiene ninguna importancia.
En qué condiciones se aplica la justicia, es el otro capítulo de una eventual negociación. Que si los “máximos responsables”, que si en forma colectiva, que si en forma selectiva, etc, será todo objeto de negociación. Lo que diga la Constitución –para este evento- no tiene importancia. Se cambia, como se acaba de cambiar para adecuarla a los imperativos de un eventual acuerdo de paz.
Si, las dos cosas esenciales del “marco jurídico para la paz” serán objeto de negociación, ¿para qué las aprobaron? Por la misma razón que los equipos de fútbol juegan partidos amistosos: para entrenar, para mostrarse. El fútbol –que es un asunto serio- distingue claramente el papel de los juegos amistosos. Nadie se confunde. Nadie cree que si Atlético de Madrid juega contra el Atlético Huila estén jugando algo importante. La gente va al estadio a divertirse, no a sufrir. Los hinchas de los dos equipos quieren que juegue Falcao y hacen fuerza para que haga goles, y si los hace nunca pasaran a la historia por bonitos que parezcan.
En el Congreso ocurrió algo curioso, se la creyeron. El entusiasmo con que dieron el debate denotaba que los congresistas creían que lo que decidían era en serio. Cuando el senador Juan Lozano hacía introducir salvedades sobre la participación en política de los responsables de delitos de lesa humanidad parecía creer que eso no será objeto de discusión con la guerrilla en su momento y –peor- parecía convencido de que si la guerrilla lo plantea como exigencia a nadie se le ocurriría presentar un proyecto para modificar este “marco” y ampliarlo.
Si algo ha quedado claro después de esta legislatura es que la Constitución es no solo maleable, sino especialmente modificable, por tanto es curioso ver a los congresistas trenzados en un debate con el “twitero mayor” como si lo que hoy se apruebe sea definitivo o fuera a ser lo que es.
La guerrilla, que tiene más claro en qué consiste el macabro juego, no se pronunció sobre el tema, aunque para que el simulacro pareciera más real a alguien se le ocurrió simular un comunicado en el que se manifestaba a favor de lo que se discutía en el Congreso. Para entonces ya la confusión entre la realidad y la ficción había llegado a su máximo punto, tanto que varios congresistas “saludaron” con entusiasmo la declaración de las Farc. La guerrilla tenía claro que eso que se discutía es precisamente el objeto de la negociación y que la sociedad colombiana está dispuesta a hacer todas las piruetas jurídicas que resulten necesarias para facilitar un acuerdo.
Las Farc saben que eso que se escribió en el “marco” se puede cambiar. Para sus miembros está claro que esas cosas que se califican de “inaceptables” no lo son y por eso tampoco suelen responder a los calificativos que se hacen cuando cometen actos terroristas.
La anécdota ocurrida en Tlaxcala cuando se adelantaban conversaciones entre el Gobierno y la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar lo resume bien: el Presidente Gaviria expresaba su indignación y la de los colombianos por algún acto de la guerrilla. “Dinosaurios” los llamó y agregó otros calificativos. Terminada la intervención presidencial, Tirofijo, comunicado por radio con sus voceros, se limitó a decir, “díganle al Presidente que la guerra no es a madrazos, sino a tiros, pero que a madrazos también nos defendemos”.
“Timochenko” debía sonreír cada vez que alguno de los protagonistas del debate salía a decir que el jefe de las Farc no tendría vocería política y que el “marco” no generaría impunidad. No es difícil vaticinar que si algún día hay negociaciones con la guerrilla para fijar las condiciones de su desmovilización, las dos cosas resultarán inevitables y que ese día se jugará el verdadero partido.
Esto tan obvio también debería tenerlo claro el Gobierno y el Congreso. Por eso resulta tan llamativo ver cómo jugaron este juego amistoso. Al senador Barreras parece haberle pasado lo del actor Pedro Montoya, quien representó a Bolívar y terminó creyendo que era Bolívar.
Lo que se hizo ahora no solo no facilita el diálogo sino que lo complica, porque el único resultado además de resolver algunos de los temas de Justicia y Paz, será que para el día del juego de verdad la Corte Constitucional, con ocasión de las demandas que el uribismo y otros sectores interpondrán contra el Marco jurídico para la paz, habrá fijado las reglas de lo posible y lo no posible en ese campo y nada de eso será límite para las Farc que harán cambiar el que se aprobó y lo que diga la Corte, porque en eso consiste la negociación.
Excelente artículo.Santos promovió esta discusión para aparentar su interés en la Paz.Solo irrito a los sectores extremistas que una vez mas manifestaron su posición de guerra hasta el extermino total del enemigo. Este saludo a la bandera sirvió para, con dolor, saber que una salida negociada al conflicto es aún una utopia.
Indudablemte que en su momento eso ocurrirá.Pero lo que a mi me parece más importante de usted y otros autores es que hablan del inicio de negociaciones y no como sucedía antes que se decía inicio de diálogos. No se debe permitir más diálogos porque las farc piden discutir lo humano y lo divino, que si se les acepta dura más de diez años. No. Negociaciones con un peso pesado como representante del gobierno, con liderazgo nacional, ojalá presidenciable y con una agenda muy clara de negociación, que incluya al final desmovilización y entrega de armas.Ojo con el cuento de siempre que no entregan los arsenales porque no han sido vencidos.La opinión pública no lo aceptaría otra vez
QUIEN ES ROY BARRERAS.?
aprobar un marco para LA PAZ ,EN UN PAIS DONDE NO HAY JUSTICIA ,DA RISA O DARA VERGUERNZA.?