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Sábado Junio 03, 2023
El próximo viernes medio millón de trabajadores escogerán, como cada cuatro años, el nuevo comité ejecutivo de la CUT, la mayor central obrera del país. 

Dentro de una semana, más de 500 mil trabajadores elegirán a la nueva junta de la central sindical más grande del país. Todo parece indicar que la cúpula de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) no cambiará sustancialmente, aunque se mantendrá una vez más el duro pulso que enfrenta a los sectores del sindicalismo más afines al Polo y a los Progresistas.

Cinco fuentes cercanas al sindicalismo le confirmaron a La Silla que esperan muy pocos cambios y pocas caras nuevas en los dos grandes bloques que se disputan la dirección nacional de la CUT el próximo 7 de junio. Y tampoco hay demasiadas esperanzas de que se rompa la polarización que ha acompañado a la central obrera desde hace cinco años.

“De los 21 integrantes, habrá como mucho unas seis caras nuevas. Y no habrá cambios profundos, sino que se mantendrá la correlación y, de esta forma, también la polarización política”, le dijo a La Silla una persona del movimiento sindical que prefirió -como los demás consultados- omitir su nombre porque se relaciona con todos los sectores.

Los bloques en la CUT
Domingo Tovar lleva quince meses en la presidencia de la CUT, tras haber surgido como una opción tras la salida forzada de Tarsicio Mora.
Luis Alejandro Pedraza, de Sintrainagro y cercano tanto al Moir como al bloque clasista, sonó fuertemente para reemplazar a Tarsicio Mora hasta que una alianza de democráticos e independientes designó a Domingo Tovar. 

Los 21 integrantes del comité ejecutivo de la CUT son elegidos por más de medio millón de trabajadores que están afiliados a los 700 sindicatos reunidos en esta central, en una de las pocas votaciones directas dentro del sector sindical en el mundo. 

Esos líderes sindicales luego definen, por mayorías, quién ocupará la presidencia, la secretaría general y los otros cargos directivos que resultan claves en una de las centrales sindicales cuyos grandes retos incluyen negociar el salario mínimo, hacer presión durante la reforma a las pensiones y aumentar la presencia sindical en sectores como el comercio y la industria.

El problema es que la dirección de la CUT llega, como en elecciones anteriores, dividida en dos grandes bloques.

Por un lado está el sector conocido como ‘democrático’, que es más cercano al movimiento Progresistas que lideran Gustavo Petro y Antonio Navarro Wolff. Hoy tiene ocho miembros en la cúpula de la central sindical, incluyendo dos de Unidad Democrática -cercana al senador Luis Carlos Avellaneda-, tres del Psoc del senador Jorge Guevara, una elegida por las mujeres, uno del PTC que lidera el alcalde de Magangué Marcelo Torres y un liberal.

Y por el otro lado está el sector tradicionalmente llamado ‘clasista’ porque defiende la lucha de clases. Actualmente tiene nueve miembros en el comité ejecutivo, que pertenecen al Moir del senador Jorge Enrique Robledo, al Partido Comunista que lidera Carlos Lozano, a Poder y Unidad Popular y al Colectivo Guillermo Marín.

Con ellos suelen identificarse otros tres líderes sindicales, incluyendo dos de Sintrainagro -el sindicato de bananeros del Urabá- y uno del magisterio de Santander asociado al antiguo partido Convergencia Ciudadana y hoy al PIN. Este grupo es el que, en gran medida, ha definido la dirección de la CUT.

Entre ellos hay diferencias y matices ideológicos, pero también una visión enfrentada sobre cómo debe conducirse el sindicalismo. El sector más cercano a Progresistas cree, por ejemplo, que la CUT debe estar más cerca del Comando Nacional Unitario, una instancia de coordinación y encuentro con las otras dos grandes centrales obreras, la Confederación de Trabajadores Colombianos y la Confederación General del Trabajo.

Y también difieren en el tema de la afiliación internacional. Mientras el bloque democrático cree que debe fortalecerse su vínculo con la Confederación Sindical Internacional y su filial para la Américas, los clasistas preferirían retirarse de ella para ir a la Federación Sindical Mundial, a donde ellos han afiliado varios sindicatos. Además al sector progresista le gustaría ver un acercamiento a la Internacional Socialista, organización en la que participan miles de sindicatos alrededor del mundo, y donde están partidos socialistas, laboristas o social demócratas. Es decir, la izquierda moderada.

A pesar de sus diferencias, hace un año encontraron un punto de convergencia: ambos bloques llegaron a la conclusión de que preferían la salida de Tarsicio Mora, uno de los pocos que ha saltado de un sector a otro, de la presidencia de la CUT. Para los clasistas, su líder tenía más intereses políticos que sindicales. Y a los democráticos les molestaba que él la había alejado de las otras grandes centrales obreras y que no había un frente común del sindicalismo.

Tan grande era la molestia con Mora como para forzar su salida un año antes del fin del período de cuatro años del comité ejecutivo. Tras ese remezón, democráticos e independientes llegaron a un acuerdo que permitió la llegada a la presidencia del sucreño Domingo Tovar, quien hoy es más cercano a los clasistas.

Hacia las nuevas elecciones
Tarsicio Mora, que fue elegido presidente de la CUT hace cuatro años, tuvo que dejar cargo en 2012 después de que los sectores clasista y democrático se pusieran de acuerdo -por diferentes motivos- en retirarle su apoyo.
Los senadores Jorge Guevara (foto) y Luis Carlos Avellaneda, cercanos a Progresistas, son dos de las figuras políticas de más peso en la CUT.

Por ahora los dos bloques están concentrados en ganar una o dos sillas adicionales que les permitan depender menos de los tres independientes, que suelen votar siempre juntos ya que uno representa a Sintrainagro, uno está afiliado al PIN y el último pertenece a los dos. Para obtener un asiento en el comité se necesitan entre 6500 y 7000 votos.

Cualquier cambio puede depender de dos factores. Primero, lo que puede suceder con el sector más cercano a Marcha Patriótica y el Partido Comunista resulta una incógnita. En vez de presentar cuatro listas -el número de asientos que tiene-, postularon siete, una movida que algunos interpretan como una jugada arriesgada y otros como una señal de división interna.

Y segundo, de que los liberales e independientes cercanos a los ‘democráticos’ ganen dos escaños que están a su alcance: uno que los liberales tradicionalmente tenían y podrían recuperar con Viviano Romaña y otro que podría recuperar el antiguo guevarista Hernán Trujillo.

Pero, como dice otra fuente sindical, “caras nuevas no significa posiciones nuevas”. Senén Niño, el reconocido presidente de Fecode, podría apuntalar el regreso de la corriente de Jaime Dussán a la dirección de CUT, pero posiblemente a costa de otra figura clasista. El Moir elegiría a Winston Petro y a Elías Fonseca, pero ellos reemplazarían a dos que se retiran. Y lo mismo del otro lado, ya que Rosalba Gómez del magisterio antioqueño tomaría el lugar de un guevarista. O incluso entre no ‘afiliados’ como Bertha Rey, que tomaría el lugar de su esposo Tarsicio Mora. Así las cosas, no queda claro dónde podría sacarle ventaja un sector al otro.

En todo caso, parte del futuro de la CUT se está jugando en otro terreno. Además de votar a los líderes del comité ejecutivo, se van a elegir todas las subdirectivas departamentales y el panorama menos politizado que hay en éstas permite vislumbrar un recambio generacional en el sindicalismo.

“Si uno mira las listas nacionales, sus cabezas no expresan la renovación que sí se está dando al interior de muchos de los sindicatos. A nivel regional, la CUT va a ser otra. Pero esos cambios se van a demorar otros cuatro años en llegar al comité ejecutivo nacional”, dijo una fuente.

A esto contribuye el hecho de que, a diferencia de lo que sucede en la cúpula nacional, en regiones como Bogotá o Antioquia más de la mitad de los actuales miembros no se volverán a presentar. Eso ha llevado a varios a pensar que la próxima generación podría traer al sindicalismo nacional a líderes como Rodolfo Vecino y Edwin Palma (Uso), Igor Díaz (Sintracarbón), Luz Fanny Zambrano (Sintrasaludcoop) o Ramón Cuervo (Uneb, el sindicato bancario).

Todos coinciden en que, de todos modos, la polarización a nivel nacional se mantendrá. Y que una gobernabilidad asegurada por dos votos encontrará muchos problemas para representar al sindicalismo en su integridad.

"Seguiremos por el mismo camino de los últimos cinco años y muy lejos de tiempos, como los de Lucho Garzón, en que se lograban acuerdos de al menos el 80 por cierto de la dirigencia", dice otra fuente.

Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Jue, 2013-07-18 18:23

En lo personal me parece muy bien que a Tarsicio Mora lo allan saca de la Presidencia de la CUT, todos estamos de acuerdo que el solo brinca de FECODE a la CUT, y de la CUT a FECODE. Demostrando que solo busca intereses políticos y no el real interés sindical. El problemita es que por ese mismo camino van otros sindicalistas, les dejo la tarea de quienes son.

Jue, 2013-05-30 16:26
Mar, 2013-05-28 14:48

La mayoría de la clase trabajadora colombiana nunca ha estado afiliada al sindicalismo. Ha sido algo negativo, pero más lo son aún los asesinatos ocurridos en la última escalada de violencia durante los últimos 30 años.

Otro aspecto importante de destacar es que la gran mayoría de los afiliados son empleados o servidores públicos del Estado. Y estos no asumen los recursos públicos como de todos los colombianos. Se actúa bajo la equivocada idea o concepto del Estado Patrón, siendo que el Estado no es de nadie. Otra cosa es que los empresarios sean quienes llegan al Estado para ponerlo al sevicio de sus intereses mezquinos que atenta contra el interés nacional, el medio ambiente y las débiles condiciones económicas de vida de la mayorá de los colombianos. Nunca un pliego de peticiones tiene como punto principal la salida, la renuncia de los corruptos de la dirección del Estado. Y ultimamente como ha ocurrido en el magisterio colombiano de poco o nada ha servido la gestión negociadora de los directivos sindicales que se eligen y se reeligen indefinidamente y sin embargo criticaron la reelección de URIBE. No hay renovación generacional en las directivas sindicales. Estos cargos se han convertido en burocráticos y sirven como trampolín para ocupar curules en el Senado y la Camara de Representantes. La politización partidista de los sindicatos es evidente. Quien no pertenece a algún grupo autodenominado de izquierda u otro no tiene posibilidad de llegar a las directivas sindicales. La exclusión que critican los directivos sindicales la practican ellos al interior de las organizaciones que dirigen.

Mar, 2013-05-28 19:23

La mayoría de la clase trabajadora colombiana nunca ha estado afiliada al sindicalismo. Ha sido algo negativo, pero más lo son aún los asesinatos ocurridos en la última escalada de violencia durante los últimos 30 años.

Otro aspecto importante de destacar es que la gran mayoría de los afiliados son empleados o servidores públicos del Estado. Y estos no asumen los recursos públicos como de todos los colombianos. Se actúa bajo la equivocada idea o concepto del Estado Patrón, siendo que el Estado no es de nadie. Otra cosa es que los empresarios sean quienes llegan al Estado para ponerlo al sevicio de sus intereses mezquinos que atenta contra el interés nacional, el medio ambiente y las débiles condiciones económicas de vida de la mayorá de los colombianos. Nunca un pliego de peticiones tiene como punto principal la salida, la renuncia de los corruptos de la dirección del Estado. Y ultimamente como ha ocurrido en el magisterio colombiano de poco o nada ha servido la gestión negociadora de los directivos sindicales que se eligen y se reeligen indefinidamente y sin embargo criticaron la reelección de URIBE. No hay renovación generacional en las directivas sindicales. Estos cargos se han convertido en burocráticos y sirven como trampolín para ocupar curules en el Senado y la Camara de Representantes. La politización partidista de los sindicatos es evidente. Quien no pertenece a algún grupo autodenominado de izquierda u otro no tiene posibilidad de llegar a las directivas sindicales. La exclusión que critican los directivos sindicales la practican ellos al interior de las organizaciones que dirigen.

Mar, 2013-05-28 14:22

ojala DUSSAN y otros corruptos del POLO " democratico " NO regresen a la CUT .como RODRIGO ACOSTA el que ROBO en sintratelefonos, y ahora esta contaminando los medios comunitarios , nos referimos a RODRIGO ACOSTA; que sus compañeros sacaron por ROBAR EL SINDICATO DE TELEFONOS DE BOGOTA, y USAR EL PERIODICO DE LA CUT para tapar y alabar la corrupcion de SAMUEL MORENO a cambio de $$$ prebendas economicas para él y su familia, es evidente el papel de la CUT en la COMISION CIUDADANA CONTRA LA CORRUPCION- ley 1474 pero hay que hacer mas por ejemplo frenar la compraventa de CUPOS de trabajo en la patrolera pacific rubiales y otras, DONDE SE LUCRAN LOS CORRUPTOS DE LAS JUNTAS DE ACCION COMUNAL del meta

Mar, 2013-05-28 10:20

¿Cuál es la cobertura del sindicalismo en los trabajadores colombianos? O sea, de cada 100 trabajadores cuántos están sindicalizados ¿90; 70; 50; 10? ¿Dicha incorporación -alta o baja-, es objetivo de la dirigencia sindical? ¿Ésta adhesión está en función del ejemplo dado por las directivas sindicales? Según lo demuestra el articulo, el movimiento sindical en Colombia está completamente politizado.

Mar, 2013-05-28 10:11

Buena oportunidad para votar x las listas de Marcha.

Mar, 2013-05-28 09:47

Hola

Mar, 2013-05-28 08:27

Interesante opinión. Trata de ser objetiva. Imprecisa en cuanto a la afiliación internacional. El debate es mantenerse afiliados a la Confederación Sindical Internacional CSI y su filial para la Américas la CSA (Sector democrático) o retirarse de ella para ir a la Federación Sindical Mundial FSM, a donde el (Sector clasista) ha afiliado varios sindicatos. La CUT debe incrementar su protagonismo social para contribuirle a la clase trabajadora.

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