![]() |
La senadora Claudia López libró varios pulsos muy fuertes dentro de la Alianza Verde. Foto: Jorge Morelo. |
Claudia López llegó a la política electoral el año pasado, con más de 80 mil votos y un aire de renovación política. Este año emprendió una cruzada para definir el destino de su partido, la Alianza Verde, en las elecciones locales de octubre. Como vocera al interior de las bases verdes reforzó su liderazgo nacional y aunque ganó las peleas más importantes tuvo varias derrotas que pusieron en evidencia las dos caras que tiene este partido.
El objetivo de López y de sus aliados dentro de los verdes es no quedarse dependiendo del voto de opinión de Bogotá y construir un partido vaya ocupando espacios de poder con nuevos liderazgos locales que puedan oxigenar la política.
El Partido hoy tiene candidatos en más de 300 municipios, con el objetivo no solo de elegir ediles y concejales, sino de ir creando un grupo de líderes que sigan construyendo el partido aún si no salen elegidos. Es decir, están creando una estructura política para el futuro.
López lideró una propuesta para darle un espacio importante a nuevos políticos y el partido le caminó en eso: además de la cuota de 30 por ciento de mujeres de ley, crearon otra del 20 por ciento para menores de 28 años y una tercera del 10 por ciento para minorías de diferentes tipos, comos étnicas, sexuales o religiosas (aunque flexible si en las regiones no hay suficientes). Y, para que llegaran candidatos con esos perfiles y sin intermediarios, hicieron un proceso de inscripción por internet.
También lideró la idea de que los candidatos más novedosos (que comparten lista con políticos más curtidos, muchos de ellos buscando la reelección) estuvieran en un lugar visible en sus listas. Eligieron el quinto renglón, que en las listas a Concejo es el número 5, a Asamblea el 55 y a Juntas de Acción Local, el 85. En cambio, en la mayoría de casos las cabezas de lista se reservaron para el político con más trayectoria en cada lugar - aunque en algunos casos hay jóvenes renovadores encabezando listas (como para la Asamblea el Valle) o candidatos renovadores con otros números.
Algunos de los del 5 son cercanos a López, como la concejal de Bogotá María Fernanda Rojas, pero otros son nuevos en el partido y no tienen cercanía con ningún congresista, como el arquitecto Lucas García en Medellín o el politólogo Carlos Ruiz en Cali. El éxito o fracaso de los número cinco reflejará el liderazgo de Claudia dentro del partido y hacia afuera.
Pero en esta cruzada por mantener a la Alianza Verde como un partido de candidatos renovadores, como han sido en el pasado Antanas Mockus, Judith Pinedo o Sergio Fajardo, la cúpula del partido quedó casi rota.


Las peleas empezaron en marzo y en las ciudades más grandes al interior de una comisión de avales creada por la Dirección con 19 miembros, incluyendo a los 11 congresistas, para entregar los avales.
Una de las tres peleas es que algunos preferían soltar la candidatura del concejal Carlos Vicente de Roux a la Alcaldía de Bogotá (que, siguiendo los lineamientos de la dirección, había ganado la candidatura en una encuesta al también concejal Antonio Sanguino) para buscar alianzas con algún candidato más fuerte, que podía ser Clara López. Claudia defendió que De Roux llegara hasta el final.
La segunda es que para la alcaldía de Cali, el senador Jorge Iván Ospina pidió apoyar a Angelino Garzón, un viejo aliado suyo avalado por La U, pero el concejal Michel Maya -apoyado por Claudia- tenía una aspiración propia.
Y la tercera fue que el representante caucano Óscar Ospina quería apoyar a Felipe Muñoz (de La U y a quien Claudia López ya había acusado de haber tenido negocios con el narcotraficante y parapolítico Juan Carlos Martínez) a la Gobernación, mientras que otros querían tener candidato propio.
En los tres casos, López lideró en la comisión de avales una mayoría. Con ella estaban el senador Antonio Navarro, la representante Angélica Lozano, el concejal de Bogotá Antonio Sanguino, los ex senadores Luis Carlos Avellaneda y Jorge Guevara, y el secretario del partido Jaime Navarro Wolff. Los representantes Ángela María Robledo e Inti Asprilla estuvieron en esa orilla excepto en la discusión del Cauca.
En las tres peleas, la mayoría ganó: se mantuvo la candidatura de De Roux, se desechó la de Muñoz en el Cauca y le dieron el aval a Maya en Cali, aunque Jorge Iván Ospina obtuvo la concesión de que puede apoyar a Angelino sin que sea doble militancia.
Esas victorias tuvieron un costo, y es que se mepezó a consolidar un bloque opositor, liderado por Óscar Ospina y en el que también estaban las representantes Sandra Ortiz y Ana Crsitina Paz, los directivos verdes Carlos Ramón González y Rodrigo Romero- que están en el partido desde cuando se llamaba Opción Centro- y el senador Jorge Ivan Ospina.
El caso de la representante por Boyacá Sandra Ortiz se debe a otra decisión: ella está en contra de la candidatura liberal de hermana María Elena a la alcaldía de Paz de Río. Como el candidato verde a la Gobernación, Carlos Andrés Amaya, hizo una alianza con los rojos para recibir su aval a cambio de apoyar a los candidatos liberales a las principales alcaldías, Ortiz pidió libertad de voto, lo que habría roto esa alianza.
Ortiz perdió la votación para tener esa libertad e inicialmente volvió al redil, pero la semana pasada anunció públicamente que no va a apoyar la candidatura de Amaya.
El grupo se movió en bloque la última semana de julio en la discusión del aval a la alcaldía de Cúcuta, donde el grupo del alcalde Donamaris Ramírez impulsaba la aspiración del ex secretario de gobierno de Ramírez, David Castillo, frente a la del sacerdote salesiano Wilfredo Grajales, quien era verde desde hace casi una década.
La pelea estalló cuando Castillo pidió incluir como cabeza de lista al concejo a Miguel Flórez, hijo del ex congresista condenado por peculado Miguel Ángel Flórez, lo que llevó a que López pidiera darle el aval a Grajales y no a Castillo, a lo que se opuso el grupo de González y Ospina.
La pelea estuvo tan dura que López se salió de la comisión y dijo que si ponían a Flórez de cabeza de lista se iba del partido. Al final López logró que Flórez no quedara en la lista pero el grupo de González ganó en mantenerle el aval a Castillo.
Y esa fue solo una de sus victorias.

En Santander, de donde es Carlos Ramón González y cuyos avales se decidieron en una reunión en la que no estuvieron López, Navarro ni Sanguino, los verdes se quedaron sin candidatos propios. Si a la Gobernación apoyan por consenso al independiente Leonidas Gómez, quien viene del Polo, el respaldo a la alcaldía de Bucaramanga al liberal Carlos Ibáñez no produce consenso: ni Navarro ni López están de acuerdo, pues Ibáñez es fórmula del polémico Didier Tavera.
Y quizás el problema que más ha sonado es el del Quindío, donde la candidatura a la gobernación el ex secretario del partido Néstor Daniel García, muy cercano a Carlos Ramón González, dejó otra herida abierta.
García, quien había hecho política en Bogotá pero no había logrado buenos resultados electorales, convenció a las directivas de que no solo lo avalaran sino que le dieran el poder para entregar avales en el departamento. Y en Armenia decidió avalar a la alcaldía a Orlando Mosquera, a quien la comisión (por consenso) ya le había negado el aval por ser cercano a la gobernadora Sandra Paola Hurtado y estaba inhabilitado.
Eso se supo en la dirección casi simultáneamente a que se revelaran en Armenia unas grabaciones en las que Mosquera habla con una fallida aspirante a la asamblea del grupo de la gobernadora y unos chats entre García y la alcaldesa de Pereira (rival de la Gobernadora) donde aparantemente estaba pidiendo plata.
Por todo eso, López pidió que le quitaran los avales a García y Mosquera. Si bien logró lo segundo, a lo primero se opuso Carlos Ramón González, quien dijo que García había cometido un error. Finalmente decidieron delegar la decisión en una subcomisión, que mantuvo el aval de García.
El caso de Antioquia, donde hoy nominalmente el Partido tiene la Gobernación, es especial, y aunque es problemático también puede ser muy favorable para el partido.
Allí las relaciones entre el fajardismo y los verdes (representados por sus concejales y diputados) no siempre han sido fáciles. De hecho, para esta campaña empezaron mal cuando el fajardismo arrancó la campaña con la alianza de los federicos (Federico Restrepo a la Gobernación y Federico Gutiérrez a la alcaldía de Medellín) y sin aval verde, y el ex alcalde Alonso Salazar decidió lanzarse con el aval verde.
Aunque han mejorado desde que Federico Restrepo armó llave con Salazar y soltó a Gutiérrez, el proceso de reconstruir las relaciones tiene el obstáculo de que el fajardismo ha sido muy reacio a estar en un partido con el grupo que se ha opuesto a López y Navarro en la comisión de avales. Y aunque Carlos Ramón González y sus aliados no han intervenido, la novela por la cabeza de lista al concejo de Medellín que terminó con el concejal Miguel Quintero renunciando a la reelección y lanzando fuertes dardos contra Salazar, crea más ruido.
Al final, si en Boyacá y en Antioquia esos problemas pueden ser menores, en Quindío, Cauca y Santander el partido no tiene buenas perspectivas.
En todo caso, la cruzada del número 5 sigue adelante y los verdes tienen un objetivo ambicioso: quedarse con por lo menos tres gobernaciones (Nariño, Boyacá y Putumayo), dos capitales (Medellin y Neiva) y crecer en concejales y diputados. Todo eso para fortalecer un partido que ya ha demostrado que, sin estructura, puede dar la pelea en elecciones grandes. Como las presidenciales del 2018.
Decepcionante Claudia Lopez en Pereira. Lanzo diatribas contra todo lo que representara la campaña del adversario de su coalición y CALLÓ, GUARDÓ SILENCIO con la supuestas fechorías de ayer de dos de los mas insignes representantes de su candidato: Maria Irma Noreña y Luis Enrique Arango. Que lastima que lo de los demás sea reprochable pero lo de los suyos no.
La Silla haciéndole campaña a la peñalosista Claudia López, o en este caso a sus candidatos, qué novedad.
La Silla y su amor por Claudia Lopez. Todo es perfecto en ella. Por lo menos cobrenle y pongan Publicidad Politica Pagada o en este caso Publicidad Politica Gratis.
Me parece notar que la senadora quiere combinar la mecánica política y electoral con una lucha, muy interesante por cierto, contra la corrupción. Los resultados serían más que interesantes si todos los partidos hubieran hecho otro tanto, pero lastimosamente no fue así. Pero es un buen principio. Ahora tendrá que esperar los resultados y luego determinar si sigue la misma línea o debe modificarla. Especialmente, si tal como parece, no obtendrá buenos resultados. Persistir puede ser bueno pero con cosechas a muchos años y, para ese entonces, los demás le llevarán una ventaja considerable, mayor que la que tienen ahora. De todas maneras, es bueno felicitarla por ese ecleptisismo.
Leyendo a los foristas que me anteceden, ciertamente el artículo parece más de ingeniería política que de planteamiento ideológico, sin embargo creo que Clara López tiene clara la ideología que la llevó a lanzarse a la arena política. En este ambiente electoral, sin embargo, se hace necesario acrecentar la incidencia del partido verde en las regiones. La manera como se dieron avales y se rechazaron posibles candidatos, es ya un planteamiento ideológico implícito. Lo otro que es evidente, es que el partido se mueve en el centro del espectro político y ahí, la tendencia hacia la derecha o a la izquierda es inevitable. "cero corrupción y mayor participación" como lo afirma es Santiago Garcés, a mi parecer, es suficiente para delinear esa ideología de centro. A Clara López hay que advertirle evitar caer en la eterna tentación del caudillismo y quizás en ese sentido su lucha por promover nuevos liderazgos es loable.
La fisonomía o la identidad del Partido, hoy llamado ALIANZA VERDE no está muy clara o no existe. No tiene norte ni principios ideológicos. Nacido como una iniciativa política importante no mostró lo novedoso. JORGE LONDOÑO, uno de sus fundadores se destacó como Gobernador de Boyacá y como Senador de la República. Un liderazgo colectivo de marca mayor quiso formarse con la presencia en su dirección de los ex-alcaldes de Bogotá, MOCKUS, PEÑALOSA y LUCHO GARZÓN y de SERGIO FAJARDO, ex-Alcalde de Medelín. Pero su disimilitud ideológica hizo que no fuese muy duradera la proyección de esa importante alianza. PEÑALOSA se fue solo a la Alcaldía de Bogotá y perdió; MOCKUS se hizo a un lado; GARZÓN fue su dirigente durante un tiempo, pero prefirió seguir desempeñando cargos públicos. Y FAJARDO se dio cuenta que su COMPROMISO CIUDADANO POR COLOMBIA era mejor para trabajar en Antioquia.