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El tema de la paz no tuvo un impacto en estas elecciones, pero a pesar de ello, estas elecciones seguramente sí lo tendrán sobre el tema de la paz dado el enfoque territorial de lo que se negocia en la Habana.
Vistos desde la perspectiva de la refrendación e implementación de los acuerdos que arrancará en menos de seis meses si se cumple el cronograma pactado entre el presidente Juan Manuel Santos y el líder guerrillero ‘Timochenko’, los resultados del domingo son ambivalentes.
La Silla le hizo seguimiento a las elecciones en los 20 municipios donde según la fundación Paz y Reconciliación, Pares, será más difícil la ejecución de lo pactado en la Habana y en ellos el resultado no es halagador para lo que vendrá el próximo año.
En un 20 por ciento de estos municipios, ganaron los candidatos que apoyaban las Farc, el Eln el Epl o las bandas criminales, según pudo averiguar La Silla con distintas fuentes de cada región. En otro 20 por ciento, ganaron líderes sociales, enfrentados a los caciques locales.
En el resto, ganaron políticos tradicionales, la mayoría de ellos apoyados por los caciques locales que verán en el futuro su poder disputado por las circunscripciones especiales de paz, entre otras medidas incluidas en los acuerdos de participación política.
Estos son los resultados de cada uno.
Tumaco: ganaron los caciques
Tumaco es el municipio con más cultivos de coca de todo el país, y además sirve de corredor estratégico para organizaciones criminales, pues es -al mismo tiempo- puerto de embarque, frontera y centro de tráfico de insumos químicos para la producción de cocaína. Y, aunque hay presencia de Bacrim, las Farc son más poderosas, especialmente su columna móvil Daniel Aldana.
Como contó La Silla , la columna Daniel Aldana hizo proselitismo a favor de la candidatura a la Alcaldía de Víctor Morcillo, un psicólogo familiar de 62 años y que se inscribió por la Unión Patriótica. La presión se sintió sobre todo en la zona rural del municipio y sobre los consejos comunitarios. Morcillo negó a La Silla tener ese apoyo. En todo caso, sólo sacó el 2.99 por ciento del total de la votación el pasado domingo.
Después de una álgida pelea entre los dos caciques que han dominado el puerto desde la caída del Clan Escrucería, resultó elegida Emilsen Ángulo, la candidata del polémico representante a la Cámara de Nariño y ex alcalde de Tumaco, Neftalí Correa.
Ángulo fue secretaria general del gobierno de Correa entre 2007 y 2011 y ganó con el 34.31 por ciento de los votos y una abstención del 45 por ciento, casi la misma de hace cuatro años. Así, el que resultó derrotado fue el dos veces alcalde de Tumaco, Nilo del Castillo, que había apadrinado a Correa pero que en estas elecciones jugaron con candidato propio cada uno.
Sin embargo, todavía no está en firme que Angulo vaya a ser la próxima alcaldesa de Tumaco. La Registraduría del puerto denunció que se perdieron algunas bolsas con votos por lo que el escrutinio se tomará unos 15 días.
“Hubo fraude a todas vistas”, le dijo a La Silla una fuente que trabaja en el departamento y trabaja con el gobierno nacional por lo que pidió reserva de su nombre. “Como estaba tan caliente la situación, se trasladó el escrutinio a las instalaciones del Ejército por seguridad. Dijeron que habían encontrado talegados de votos válidos regados por el casco urbano”.
Triángulo del Telembí: El triunfo de los segundos hace cuatro años
Barbacoas es un municipio que se disputan las bandas criminales de los “gaitanistas” y “los urabeños” y que en septiembre dejó confinada a la población de cuatro veredas por temor a quedar en medio del fuego cruzado.
Allí ganó Eder Escobar, que fue candidato hace cuatro años y sacó la segunda votación con el apoyo del entonces alcalde Arnulfo Preciado, quien según la Fundación Arcoiris es cercano a “Los Rastrojos”.
Para estas elecciones Escobar contó con el apoyo del Representante a la Cámara liberal, Neftalí Correa. Se quedó con el 58,77 por ciento de la votación en el municipio que tuvo una abstención del 47 por ciento muy similar a la de hace cuatro años.
Algo similar ocurrió en los otros dos municipios del triángulo del Telembí.
En Magüi Payán ganó Walter Quiñones, que se enfrentó hace cuatro años al candidato asesinado Luis Gonzálo Marínez, su primo, y que a pesar de estar muerto ganó la Alcaldía. Para Quiñones la segunda fue la vencida: logró el 30,39 por ciento de los votos con una abstención del 45 por ciento, siete puntos más que la de hace 4 años.
En Magüí además, una semana antes de las elecciones, el sucesor del asesinado ex alcalde fue detenido por la Fiscalía junto con el secretario de Gobierno. Los investigan por los delitos de celebración indebida de contratos, falsedad ideológica en documento público, fraude procesal, peculado por apropiación y falsedad material en documento público.
Según una fuente que conoce el municipio, aquí las Farc sí mantuvieron su promesa de no meterse en el proceso electoral. Eso, sumado a la presunta corrupción de su antecesor, sirvieron para darle el triunfo a Quiñones que según la fuente, no tiene compromisos fuertes con ningún político poderoso en el departamento.
En Roberto Payán ganó el liberal Wiesner Rodrigo Ortiz, conocido en el municipio como “Wilcho”, otro para el que la segunda fue la vencida. Ganó con el 63,51 por ciento de la votación y una abstención del 40 por ciento, un aumento de ocho puntos con respecto a hace cuatro años.
A diferencia de Magüí, las Farc sí jugaron en estas elecciones a pesar de que también se habían comprometido a no meterse. Hicieron presión, sobre todo en la región del Río Patía a favor de Osme Javier Segura Cabezas, que quedó segundo con el 31,39 por ciento de la votación. Eso terminó dándole un empujón a “Wilcho”, según la fuente.
Sin embargo, la región del Triángulo del Telembí en la costa nariñense sí tuvo un triunfo notable. Como no pasaba hace muchos años, esta región logró hacer elegir a un diputado a la Asamblea que proviene del liderazgo de los consejos comunitarios afros e indígenas que habitan en los municipios de Magüi, Barbacoas, La Tola, El Charco, Iscuandé y el Triángulo del Telembí.
Se trata de Heriberto Campaz, que se lanzó con el aval de Asi, y que viene de Asocoetnar, Asociación de consejos comunitarios y organizaciones étnico-territoriales de Nariño, que suma 36 consejos comunitarios de la región de la costa del departamento.
A pesar de que Campaz no tiene experiencia en política y era la primera vez que se lanzaba, logró una curul lo que le da representación a esta región históricamente azotada por la guerrilla y las bandas criminales.
“Lo hicieron unidos, como organización. Es ejemplo de unidad los consejos, hacia su organización y aparte de los jefes políticos”, agregó una fuente que conoce la organización de estos consejos comunitarios en la región.
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El norte de Nariño, entre caciques y la tercería
En El Charco ganó la tercería. El próximo Alcalde será el pastor Milton Cuero que fue avalado por la ASI y logró el 35,59 por ciento. Cuero era el único candidato que representaba a la zona rural del municipio de los seis que se lanzaron en la contienda.
Viene de la vereda de San José de Tapaje y es pastor de la iglesia de la vereda y líder social que trabajó por poner una empresa de energía para esa comunidad que vivía a oscuras por los constantes robos de gasolina de las plantas de energía.
Así derrotó a los dos barones políticos que habían dominado el municipio pero que perdieron tras dividirse entre dos candidatos: Dagoberto Paredes, ex alcalde y los congresistas conservadores. Myriam Paredes y Guillermo García Realpe.
En Olaya Herrera ganaron los caciques. La nueva alcaldesa es la ex personera del municipio, Elsa Yaneth Mosquera, que contó con el apoyo de la senadora conservadora Myriam Paredes. Ganó con el 28,72 por ciento de los votos en una contienda que estuvo muy reñida con el segundo, Pablo Rodríguez, candidato de Cambio Radical y que tenía el apoyo del ex senador Parmenio Cuéllar que perdió por 148 votos.
Argelia, Valle: ganó el perdedor hace cuatro años
En Argelia, Valle ganó Jaime Alberto Chalarcá, un conservador que hace cuatro años perdió la contienda con el actual alcalde por sólo 83 votos.
Región Andina (Nariño): entre caciques y la tercería
La pelea en Cumbitara estaba entre dos ex alcaldes. Ganó Silvio Rosero, avalado por La U, con 54,46 por ciento de los votos y una abstención del 30 por ciento, similar a la de hace cuatro años. Rosero fue alcalde entre 2004 y 2007 y ese último año fue una de las 540 personas de las 540 personas que salieron desplazadas del municipio tras enfrentamientos entre paramilitares y el frente Mariscal Sucre de las Farc.
En Samaniego el municipio que desde enero de 2004 le apostó al Pacto Local por la Paz entre la guerrilla del ELN y los grupos paramilitares que azotaban la región, ganó la tercería.
El nuevo alcalde es Nixon Efraín Andrade, avalado por Asi, que sacó 38,89 por ciento de los votos, y le sacó una ventaja de solo 6.5 puntos porcentuales al segundo, a pesar de que él se enfrentaba a dos ex alcaldes con apoyos poderosos de caciques tradicionales del departamento.
“Fue el palo”, dice una fuente que conoce la región. Andrade se enfrentó a la maquinaria de la familia Dorado que ha puesto los últimos tres alcaldes. “Él es un líder social medio independiente. La gente estaba cansada de los Dorado”, agregó.
Sur del Putumayo: de mafias y caciques
En Puerto Asís el segundo municipio del país con más hectáreas cultivadas de coca según la Unodc, ganó el liberal Omar Francisco Guevara que aspiró hace cuatro años pero perdió con la segunda votación en el municipio.
Como contó La Silla, dos fuentes que conocen la región (una política y un analista) dijeron que su campaña tuvo vínculos económicos con la banda criminal de “Los Constru”, a través de su segundo al mando, alias “Guaca”, que fue asesinado por las Farc. Sin embargo, no pudimos verificar esa información con más fuentes.
Esa misma banda, según las fuentes e información de los medios de comunicación, estaba apoyando al candidato del municipio de Puerto Caicedo que cayó en julio mientras viajaba en una ambulancia cargada con 214 kilos de cocaína desde el Putumayo. Según la Policía, la droga pertenecía a los bloques 32 y 48 de las Farc en asocio con la banda criminal “Los Constru”.
En La Hormiga (Valle del Guamuez)ganó la política tradicional: el próximo Alcalde es el sociólogo Luis Fernando Palacios, avalado por Alianza Verde, quien fue secretario de Gobierno y es el candidato del actual alcalde, William Botina.
Finalmente en San Miguel (La Dorada) ganó Régulo Hernán Martínez, segundo hace cuatro años con el aval verde y quien, según una fuente que conoce la región, estaría apoyado por la Mesa de Organizaciones sociales, la Anuc y Marcha Patriótica.
Bajo Cauca Antioqueño: repiten las alianzas cuestionadas
El único municipio del Bajo Cauca Antioqueño que integra esta lista es Tarazá donde tuvo su centro de operaciones el Bloque Mineros de las AUC, comandado por Ramiro ‘Cuco’ Vanoy. Más recientemente entraron a jugar los Urabeños, incluso en las elecciones.
Como contó La Silla, Los Urabeños son los responsables del asesinato en abril del año pasado del ex alcalde Reinaldo Ángel Posso, tras anunciar que quería volver a aspirar. Sin él, el camino quedó abierto para que ganara, como pasó, la liberal Gladys Rebeca Miguel Vides, que en 2011 apareció en publicidad política con el ex alcalde Miguel Ángel Gómez, destituido y preso por corrupción (aunque ya está libre) e investigado por parapolítica. Según el ex jefe paramilitar “Cuco” Vanoy, Gómez era su socio. Ella ganó con 59,80 por ciento de los votos.
El Catatumbo: Sin chance para los movimientos campesinos
La región del Catatumbo tiene una marcada tendencia conservadora que se desprende de Ocaña pero ha tenido un creciente movimiento de izquierda desde las bases campesinas que protagonizaron un paro agrario a mediados del año pasado. Sin embargo, ese movimiento llegó roto a estas elecciones.
En Tibú ganó Jesús Alberto Escalante, avalado por Asi, con el 36,44 por ciento de los votos y que era el candidato del continuismo de la actual administración. Escalante ha sido concejal los últimos dos períodos y también fue subgerente del hospital del municipio. Ese cargo le dio reconocimiento en el pueblo lo que le permitió ganar las elecciones sin mayor injerencia de los actores armados.
Otra cosa ocurrió en el municipio de El Tarra. Allí, según una fuente independiente que trabaja en la zona pero que por su trabajo no puede dar su nombre, las guerrillas del ELN y la disidencia del EPL hicieron campaña a favor del candidato que ganó las elecciones: José de Dios Toro Villegas, avalado por el Polo.
Esta era la tercera vez que Toro aspiraba a la Alcaldía y en su caso, la tercera fue la vencida: ganó con el 56,75 por ciento de los votos. Según la fuente, la presión de las guerrillas fue en contra del actual alcalde y de su candidato que no pudo hacer campaña por las amenazas en su contra. Ya hay denuncias ante la Personería. Además, dos días después de las elecciones, la guerrilla del ELN hizo estallar una granada contra la estación de Policía del municipio que dejó un policía herido.
El Tarra es uno de los municipios más afectados por el conflicto armado. Hace apenas unas semanas, el Ejército y la Policía lograron dar de baja en una vereda de la zona rural del municipio a alias “Megateo”, uno de los narcotraficantes y jefes guerrilleros más buscados del país, que durante más de 24 años lideró un reducto del EPL. En años anteriores, además, los paramilitares del Bloque Catatumbo cometieron una masacre contra 20 personas en el año 2000 con la participación de un ex capitán del Ejército. En el 2003, volvieron a asesinar a otras cuatro personas.
San Juan - Chocó: Los viejos caciques y las bandas criminales
En Istmina la capital del San Juan y la segunda ciudad más importante del departamento, ganó Arbey Antonio Pino, que ganó la Alcaldía hace cuatro años pero le anularon su elección tras un año y tres meses en el cargo.
Pino viene del grupo político tradicional en el departamento, el partido Liberal, que en este municipio no hizo alianza con la U ni con la familia Sánchez Montes de Occa (Patrocinio Sánchez Montes de Oca ex gobernador detenido por corrupción y Odín, exrepresentante a la Cámara condenado a nueve años por parapolítica) como sí lo hizo para la gobernación y para otros municipios. Logró el 46,75 por ciento de los votos y una abstención del 39 por ciento, muy similar a la de hace 4 años.
En el municipio de Medio Baudó ganó Gilder Palacios Mosquera, apoyado por Cambio Radical con 50,15 por ciento de los votos. Le ganó al candidato del actual Alcalde, que iba con el aval Liberal.
Ese partido, en cabeza del representante a la Cámara, Nilton Córdoba Manyoma, denunció públicamente en una reunión con la Fuerza Pública y el Ministerio de Defensa en Medellín antes de las elecciones, que la banda criminal del Clan Úsuga estaba constriñendo al electorado y pedían votar por Palacios Mosquera. La Silla no pudo confirmar esta información con más fuentes.
La región clave para el posconflicto
En Guapi ganó la Alcaldía el heredero de un viejo cacique del municipio: Danny Eudoxio Prado, de La U y que viene de una familia fuerte políticamente. Su papá Eudoxio fue alcalde a finales de los 90 y es el dueño de Energuapi, la única empresa de energía del municipio.
l palo de las elecciones fue Marino Grueso, el candidato de la Unión Patriótica que fue detenido en agosto, a dos meses de las elecciones, por supuestamente tener vínculos con las Farc. Grueso sacó la segunda votación, 15 puntos porcentuales debajo del actual Alcalde a pesar de que sigue detenido.
El otro municipio costero es Timbiquí, donde reina la minería ilegal controlada sobre todo por bandas criminales, ganó Tito Ever Ramírez Gómez con el 38,46 por ciento de los votos y el aval de Mais.
Ramírez, un líder social e indígena del municipio, hizo parte de la actual administración hasta el 2013 pero se separó del alcalde Víctor Amú por diferencias políticas y lanzó su candidatura por aparte. No era uno de los candidatos favoritos antes de las elecciones.
En El Tambo ganó Celio Urresty con el 73,43 por ciento de los votos. Urresty representa la política tradicional en el municipio. Durante los últimos 20 años ha estado vinculado a las administraciones locales, como secretario de obras públicas, en la Umata y como gerente del acueducto de la zona plana del municipio.
Este último puesto era particularmente importante para su aspiración en El Tambo puesto que los presidentes de los acueductos tienen poder político y lo ejercen, de tal suerte que han sido candidatos o tienen su concejal o candidato al concejo, según una fuente que conoce la política local.
Para las perspectivas políticas de las Farc, que participarán en las próximas elecciones como partido legal y sin armas si el proceso avanza como se espera, el resultado electoral representa un gran reto.
Por un lado, los resultados del Caquetá –uno de los lugares donde han tenido su retaguardia- envían un mensaje contundente: el partido que más votos sacó a alcaldías fue el Centro Democrático, con casi el 19 por ciento de la votación total.
El partido uribista ganó la alcaldía de San Vicente del Caguán, donde las Farc reinaron durante el despeje realizado por el gobierno de Andrés Pastrana para la fallida negociación anterior. De hecho, se la ganó a Javier Soto, un histórico líder del movimiento de zonas de reserva campesinas y de la ZRC de El Pato - Balsillas en el Caguán, que se lanzó por el Polo impulsado por Marcha Patriótica.
Y también ganó el uribismo la de Florencia, donde la guerrilla intentó hacer proselitismo armado a favor de uno de los candidatos.
“No veo complicado que se fortalezcan los contradictores de las Farc en estos municipios”, dice el investigador del conflicto Juan Carlos Palou. “Esto puede conducir a un equilibrio saludable y evita que los que se oponen al proceso comiencen a usar la parainstitucionalidad para bloquear los acuerdos”.
En Toribío, Cauca, donde las Farc hicieron proselitismo armado a favor del candidato del partido de la U, ganó por siete puntos su contrincante, Alcibiades Escué, líder indígena reconocido y avalado por Mais.
En Tumaco, el candidato por el que las Farc hizo campaña como contó La Silla, sacó menos del 3 por ciento de la votación.
La salida al ruedo político de Marcha Patriótica, el movimiento que agrupa a decenas de organizaciones sociales en zonas rurales bajo influencia de las Farc, fue difícil, como también lo fue el regreso a la política de la Unión Patriótica.
La dificultad de ambas experiencias demuestran la urgencia del punto sobre participación política acordado ya en La Habana si se quiere que las Farc cambien las armas por las urnas.
El viernes pasado, los líderes de Marcha Patriótica aún no habían logrado cuantificar cómo les había ido porque sus candidatos se lanzaron a través de varios partidos. Sin embargo, el resultado general no los tenía satisfechos.
“No está en riesgo la firma de los acuerdos de paz, porque hay voluntad política de parte y parte”, dijo a La Silla David Flórez, uno de los líderes de Marcha y bloguer de La Silla. “Lo que es preocupante es el escenario de implementación porque no quedan alcaldes comprometidos con los acuerdos. Pone un mayor reto a quienes están a favor del proceso”.
En sus cuentas, Flórez tenía a dos diputados de Marcha (en Cauca y Putumayo), la alcaldía de San Calixto, en Norte de Santander, más de 20 concejales en Cauca y la impresionante votación que sacó Judith Maldonado a la Gobernación de Norte de Santander.
“La anulación de muchas cédulas nos afectó mucho las comunidades porque por nosotros votan personas que no habían votado antes y que no están sisbenizadas”, dice Flórez. Y cita el caso de 1966 cédulas anuladas por transhumancia en la Macarena, 1455 en Puerto Concordia, Meta, y más de 10 mil en Putumayo.
“Urge una reforma política que garantice un control real a la financiación de las campañas y que garantice que la gente se pueda cedular”, dice Flórez.
En la misma línea, Gabriel Becerra, directivo de la UP, considera que el tema de la financiación los golpeó muy duro porque si bien recuperaron la personería política les negaron los recursos de funcionamiento entre el 2003 y el 2012 que estuvieron fuera de la arena política. También los perjudicó el que ellos y el Centro Democrático, que iban con listas cerradas, aparecieran en los formularios E-14 como un renglón del partido anterior y no con una hoja propia como los demás partidos porque muchos jurados no supieron dónde escribir sus votos.
“Si a la UP le hicieron genocidio y la ponen a competir en estas condiciones y ni siquiera les cuentan los votos, qué puede esperar un movimiento que venga de la lucha armada”, dijo Becerra a La Silla.
La UP participó con candidatos a seis gobernaciones, 10 listas Asamblea, 74 a alcaldes y 114 concejos. En total, obtuvieron una votación de 110 mil votos en Concejo, 20 mil votos más de los que consiguieron a la Cámara de Representantes el año pasado.
Pusieron 25 concejales distribuidos en Riohacha, Arauca, Arauquita, Fortul, Montañita, Cartagena del Chairá, Tumaco, Cajamarca, Coyaima, Armero y Guayabal y calculan que consiguieron el 10 por ciento de los votos que ganó Clara López en Bogotá. Los mismos que sacó su ex fórmula vicepresidencial Aida Avella, a la que si le siguen saliendo votos en el reconteo de pronto entra raspando al Concejo de Bogotá, la mayor ilusión que tiene hoy la UP.
“Nos estamos reagrupando como fuerza política”, dice Becerra.
Las gobernaciones: un resultado agridulce
A nivel departamental, el resultado es agridulce para la paz.
Es dulce porque poderosos caciques cuestionados por sus vínculos con paramilitares fueron derrotados como el clan del ex coronel Hugo Aguilar condenado por parapolítica; o alguien tan polémico como el ex representante Yahir Acuña, cuya esposa fue vencida en Sucre por el candidato apoyado por las víctimas de los paras (y el condenado ex senador ‘El gordo García), como contó La Silla.
Pero es agria porque en otras regiones, las lealtades de gobernadores electos podrían ser con grupos poco interesados en las transformaciones políticas que traerá el proceso de paz: ya sea porque son ellos mismos grandes terratenientes, como Edwin Besaile en Córdoba.
O porque estuvieron acompañados por estructuras cuestionadas por vínculos con paramilitares como Rosa Cotes, en el Magdalena, cuyo esposo fue condenado por parapolítica u Oneida Pinto, en Riohacha, apoyada por el parapolítico Miguel Pinedo y los mismos Ballesteros que apoyaron al procesado por la justicia ex gobernador Kiko Gómez; o William Villamizar, el nuevo gobernador de Norte de Santander, que cuenta entre sus apoyos al ex alcalde de Cúcuta condenado Ramiro Suárez Corzo.
Aunque, como dijo un alto funcionario que conoce la política por dentro, “no hay nada más fácil que voltear a un gobernador con plata desde el gobierno”.
Quizás la derrota más grande, en términos del posconflicto, fue la del gobernador Sergio Fajardo en Antioquia, uno de los sitios en donde más se ha abonado el terreno para la implementación de los futuros acuerdos de paz.
En cambio, el mensaje de los resultados electorales en las grandes ciudades es alentador para la refrendación de los eventuales acuerdos de paz pues demuestran que hay una masa crítica de ciudadanos modernos, que votaron libremente por candidatos que derrotaron a las grandes maquinarias locales (aunque tenían ellos mismos el impulso de último momento de estructuras políticas).
Especialmente, el triunfo de Maurice Armitage, en Cali, y de Rafael Martínez en Santa Marta, pone detrás del timón de estas ciudades a dos personas con especial sensibilidad frente al tema de las víctimas y el posconflicto.
Ya a nivel más nacional, la gran incógnita de estas elecciones fue el triunfo arrasador de Cambio Radical que convierte al vicepresidente Germán Vargas en el presidenciable más opcionado hoy por hoy.
“Vargas Lleras pasaría a ser el implementador de los acuerdos de paz con sus gobernadores y alcaldes”, dice el analista político Fernando Cepeda.
Algunos de los analistas consultados ven en la victoria del Vicepresidente un riesgo para la implementación de un acuerdo de paz con las Farc por lo ajeno que se ha mantenido frente a lo que sucede en la Habana. O porque, como dijo a La Silla una persona del círculo del Vicepresidente, “Germán se va a quedar con el voto uribista sin hacer un acuedo con Uribe porque él encarna la resistencia que hay frente al proceso de paz”.
“El Vicepresidente parece creer en que se desarmen las Farc pero no le come cuento a la revolución del sector rural, al cambio en la política antidrogas, a cambios en la participación política. No parece estar comprometido con el espíritu de los acuerdos Eso es un riesgo para la implementación de los acuerdos,” dice el investigador Palou.
“La pregunta que uno se hace es quién va a estar de este lado jugándosela por los acuerdos. Esa implementación de los acuerdos sin una fuerza política que los apoye sería muy difícil”.
En los próximos años, si se firma el Acuerdo de Paz, el escenario político puede cambiar mucho. Pero esta es la foto con la que se arranca.
La paz es un conjunto de actos desinteresados diseccionados hacia un bien común.