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Martes Septiembre 26, 2023

Nancy Patricia Gutiérrez, Adriana Gutiérrez y Dilian Francisco Toro. Tres ex senadoras que hoy compiten por el poder regional en las elecciones de octubre. Pero que, además, tienen un pasado común: las tres nacieron en el liberalismo, las tres se fueron con Uribe y las tres enfrentaron un proceso penal en la Corte Suprema de Justicia y las primeras dos ya fueron absueltas. Ahora, las tres resurgen con el apoyo de sus viejos aliados políticos y con la fuerza de ser las favoritas en sus respectivos departamentos para quedarse con el poder local. Estas son sus historias cruzadas.

El rojo, el color de origen
La ex senadora caldense de La U, Adriana Gutiérrez Jaramillo empezó su carrera en el liberalismo después de que su primer esposo, el liberal Fortunato Gaviria fue asesinado en 1991. 
La ex senadora Nancy Patricia Gutiérrez llegó a la política de Cundinamarca a finales de los años 80, impulsada por el empresario liberal de Girardot, Luis Duque Peña. 
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La ex senadora de la U, Dilian Francisca Toro también arrancó la carrera política por el partido liberal, apoyada por los caciques liberales de su familia, sobre todo su primo segundo, Carlos Herney Abadía condenado por el proceso 8.000. 

El comienzo de la década de los noventas, justo cuando el país estrenaba la elección popular de alcaldes y gobernadores, estas tres mujeres arrancaron sus carreras políticas en pequeños municipios de provincia y con el respaldo de caciques liberales. Un impulso que les alcanzó para llegar al Congreso a comienzos de la década del 2000.

La primera en dar el salto fue Dilian Francisca Toro en el Valle. Aunque ella siempre ha dicho que la vena política la heredó de su abuelo, el liberal Hernán Toro (y seis veces alcalde de su natal Guacarí), realmente lo hizo de la mano de su primo segundo, Carlos Herney Abadía, un ex congresista liberal condenado dentro del proceso 8.000 y padre del destituido gobernador Juan Carlos Abadía.

Con el respaldo de ambos, Toro alcanzó primero una curul en el concejo de Guacarí en el 84, cuando aún era estudiante de medicina de la Universidad Libre de Cali. “No actué como concejal, no tenía tiempo porque seguía estudiando”, le dijo a La Silla. Toro terminó el período como concejal de Guacarí en 1988, y se fue a estudiar su especialización en medicina interna y reumatología en la Universidad Federal de Río de Janeiro.

En 1992, Guacarí la volvió a elegir, esta vez como alcaldesa también avalada por los rojos. Dos años después, volvió a aspirar con los liberales por la Gobernación del Valle pero desistió de su aspiración y se unió a la candidatura del conservador Germán Villegas que ganó y le pagó el favor con la Secretaría de Salud del departamento.

“Nosotros lo apoyamos y él le dio cuotas políticas a los partidos que lo apoyaron pero yo era liberal, siempre fui liberal”, le explicó Toro a La Silla.

De hecho, en 1998 se casó con Julio César Caicedo Zamorano, quien entonces era diputado del Valle y llegó a ser senador liberal de la mano de Manuel Francisco Becerra, gestor de Liberalismo Social Demócrata y también condenado dentro del Proceso 8.000. En esta época, Caicedo Zamorano se retiró de la política y le heredó a Toro las banderas y los votos del becerrismo en el Valle.

Por esos mismos años, en Agua de Dios, Cundinamarca, a 120 kilómetros por carretera desde Bogotá, Nancy Patricia Gutiérrez también entraba a la política con los rojos.  Aunque nació en Girardot, pasó buena parte de su infancia en ese municipio, nacionalmente célebre por haber sido el lugar de reclusión de los leprosos del país hasta 1961.

Acababa de graduarse de abogada de la Universidad del Rosario en Bogotá, cuando en 1988 fue apadrinada por el empresario Luis Antonio Duque Peña que la apoyó en su candidatura a la Alcaldía de Agua de Dios, en fórmula con él que buscaba la alcaldía de Girardot.

Duque era un reconocido empresario que en 1978 fundó el condominio y club de Golf de El Peñón a las afueras de Girardot. Muy cercano al partido Liberal del que fue tesorero, fue amigo personal de los ex presidentes Alfonso López Michelsen y Julio César Turbay Ayala. Así lo contó la propia Nancy Patricia en un artículo publicado por El Tiempo en 1996:

“(Duque) servidor incansable del partido liberal. (...) Por su trayectoria, su capacidad y su experiencia, era permanentemente consultado y escuchado por la Dirección Liberal Nacional y por los presidentes liberales en su momento”, dice la nota publicada justo después de que su mecenas murió a sus 83 años.

“El viejo Duque la ve y la proyecta políticamente. Eso la hace muy visible en la provincia del alto Magdalena”, le dijo a La Silla un político cundinamarqués que conoce de cerca la carrera de Gutiérrez. Tras la alcaldía, Gutiérrez pasó en 1991 a la dirección del Bienestar Familiar de Cundinamarca.

Tan valioso fue Duque en la vida de Nancy Patricia, que según la misma fuente política de Cundinamarca, él le presentó a la que después sería su madrina política: la ex senadora Leonor Serrano de Camargo, heredera de los votos de su esposo y dueña del emporio familiar de pollos. En 1994, Serrano se convirtió en Gobernadora del departamento con el aval liberal y se llevó a Gutiérrez a su gabinete siendo primero secretaria de Ambiente y más tarde, secretaria general.

Adriana Gutiérrez, administradora de empresas y manizalita, también llegó a la política en Caldas al principio de la década de los 90. Solo que en su caso fue por una tragedia. En febrero de 1991, su esposo, Fortunato Gaviria, dirigente liberal caldense y primo hermano del entonces Presidente, César Gaviria, fue secuestrado y asesinado en su finca.

César Gaviria era la figura más conocida del Nuevo Liberalismo de Luis Carlos Galán en el Eje Cafetero y una de las figuras ascendentes que le hacían contrapeso al yepobarquismo, la coalición de los liberales Víctor Renán Barco y Luis Guillermo Giraldo y el conservador Omar Yepes que monopolizó el poder en el departamento por 30 años. Al punto que el debut de Adriana en política fue apoyar su campaña a la presidencia, después del asesinato de Galán, cuando los caciques liberales caldenses preferían a Hernando Durán Dussán.

El asesinato de Fortunato dejó un vacío para las primeras elecciones populares a gobernación. Gutiérrez lo llenó, con el apoyo de Giraldo que ya había roto relaciones con el yepobarquismo.  

A ellos se le sumó el ex ministro y ex senador del Movimiento de Salvación Nacional, Rodrigo Marín Bernal y el grupo conservador del entonces Representante a la Cámara, Luis Alfonso Hoyos. Adriana Gutiérrez sacó 90 mil votos y perdió la Gobernación por 13 mil votos contra la candidata del yepobarquismo, Pilar Villegas de Hoyos. Tenía 32 años y hasta ese momento, su única experiencia previa en política había sido ser la primera dama de Caldas durante la Gobernación de su esposo entre 1985 y 1986. (Tras perder las elecciones, César Gaviría la envió a Barcelona como cónsul).

La segunda mitad de los años 90 sirvió para que las tres políticas siguieran creciendo, aunque ya no todas desde la misma orilla política. Nancy Patricia Gutiérrez y Dilian Francisca saltaron al Congreso, la primera en 1998 y la segunda en 2002, ambas con el aval liberal. Adriana Gutiérrez también llegó, aunque esta vez, ella les cogería ventaja a sus compañeras en convertirse en las escuderas en el Congreso del entonces presidente Álvaro Uribe.

El salto uribista
Adriana Gutiérrez fue la primera de las tres que apoyó a Uribe, incluso antes de que fuera presidente. Ese apoyo lo consechó para estas elecciones y ya tiene el aval del Centro Democrático para la Alcaldía de Manizales junto con el de su ex enemigo político, el conservador Omar Yepes.
Dilian Francisca también se fue con Uribe una vez fue elegida en el senado en 2002. De hecho, como presidenta del Senado, le puso la banda presidencial a Uribe en su segundo mandato, pero al revés. 
Nancy Patricia Gutiérrez tambien apoyó a la candidatura presidencial de Uribe y desde entonces es muy cercana al ex presidente. Aunque Uribe le propuso el aval del Centro Democrático para aspirar por la Gobernación de Cundinamarca, ella prefirió irse con firmas para sumar más apoyos en una candidatura tutti frutti donde no se diferencia el santismo y el uribismo. 

Gutiérrez estaba en el sector empresarial como presidenta del Comité Integremial de Caldas cuando en el 2001, Álvaro Uribe lanzó su candidatura a la presidencia. Ella, que durante esos años siguió siendo muy cercana al entonces senador conservador Luis Alfonso Hoyos y al ex alcalde de Pensilvania, Óscar Iván Zuluaga, fue una de las primeras que se montó al bus uribista y le ayudó a organizar su campaña en Caldas.

“Uribe llegó a Caldas cuando nadie le paraba bolas en Antioquia y la primera que lo apoyó fue Adriana Gutiérrez”, le dijo a La Silla una fuente conocedora en la política departamental.

Ese mismo año, Hoyos fue destituido y su sucesor, Óscar Iván Zuluaga, invita a Adriana a ser su fórmula a la Cámara para las elecciones de marzo del 2002, el mismo año que Uribe ganó la presidencia.

Nancy Patricia también se montó al caballo ganador de Uribe. En el 2002 cuando ella se reeligió en la Cámara con el aval del movimiento Colombia Siempre (que contaba con el apoyo de varios políticos que más tarde crearon Cambio Radical) y que hacía parte de la coalición del Gobierno de Uribe en el Congreso. Gutiérrez apoyó la candidatura presidencial de Uribe en lugar de la de Horacio Serpa que tenía el aval liberal y se convirtió en una ficha clave del ex presidente desde la Cámara. 

“Nancy Patricia era la consentida de Uribe en Cundinamarca. Era la única congresista que viajaba con él en el helicóptero para ir a los consejos comunitarios”, le dijo a La Silla un analista político del departamento, aunque no lo pudimos confirmar con más fuentes.

El apoyo a Uribe las terminó de unir a estas tres políticas en el 2006. Las tres apoyaron la reelección ahora desde el Senado. Ya entonces, los pinitos que Adriana Gutiérrez ayudó a crear en el Nuevo Partido que después se convertiría en el Partido de La U, sirvieron para conseguir el aval de ese partido y dar el brinco al Senado. La U también avaló la reelección de la senadora Dilian Francisca Toro. De hecho, ella, como presidente del Senado, fue la que le puso la banda presidencial a Uribe, pero se lo puso al revés.

Ese año, Nancy Patricia también saltó al Senado, pero con Cambio Radical liderado el entonces senador Germán Vargas Lleras y que hacía parte de la coalición uribista.

Pero la dicha no les duró mucho tiempo. En octubre de 2006 estalló el primer escándalo que aún hoy le está pasando la cuenta de cobro al circulo del ex presidente Uribe: la parapolítica. Este fue el inicio de una serie de investigaciones de la Corte Suprema de Justicia donde las tres senadoras terminaron salpicadas, unas más que otras.

La primera en caer fue Adriana Gutiérrez. En abril de 2007, la Corte Suprema le abrió una investigación preliminar por supuestos vínculos con los paramilitares después de que apareció en unas fotos con Maribel Galvis, una concejal de La Dorada aliada con el Bloque del Magdalena Medio de Ramón Isaza y que después sería la primera mujer postulada a Justicia Y Paz.

Un año después, en junio del 2008, le llegó el turno a Nancy Patricia Gutiérrez. La Corte también le abrió investigación preliminar después de que la excongresista condenada por parapolítica, Rocío Arias, la señaló de tener nexos con el paramilitar alias “El Pájaro”. La siguió Dilian Francisca, acusada por un político cercano al paramilitar Carlos Mario Jiménez, alias 'Macaco', quien indicó que ella se benefició de las acciones de los jefes de los bloques Calima y Libertadores del Sur de las Auc para llegar al Senado.

Sin embargo, la única que renunció a su curul fue Adriana Gutiérrez. Lo hizo en enero del 2009, después de argumentar que no había garantías en su proceso. La investigación, que en cuatro años no alcanzó a recopilar pruebas suficientes para acusar a la ex congresista, se cerró finalmente en agosto del 2011.

Las investigaciones por parapolítica de Nancy Patricia y Dilian Francisca también se archivaron un tiempo después,  aunque a ellas les cayó más agua sucia que implicaron más investigaciones y ambas terminaron detenidas.

Poco después de la primera investigación (archivada definitivamente en el 2014) a Nancy Patricia le apareció otra, ahora relacionada con el segundo gran escándalo del gobierno de Uribe: las chuzadas del Das. Según una investigación de la Fiscalía, supuestamente Gutiérrez usó su posición de presidente del Congreso en 2008 para conseguir información reservada en contra de la senadora Liberal Piedad Córdoba que citó a un debate contra el Gobierno de Uribe en el Congreso.

Mientras Córdoba acusaba a su bancada de mafiosa, el tono del debate subió cuando Gutiérrez la interrumpió y exhibió pasajes de vuelos a México y facturas del Hotel de Córdoba, insinuando que los había pagado el Gobierno venezolano de Hugo Chávez.

Dos altos funcionarios del Das detenidos -el ex director de inteligencia Fernando Tavares y su subdirectora Marta Leal- dijeron a la Fiscalía que existía una orden presidencial de entregarle esa información a Gutiérrez avalada por la entonces directora María del Pilar Hurtado, hoy condenada por las chuzadas.

Con esas investigaciones abiertas, Nancy Patricia decidió no volverse a lanzar al Senado en 2010. En mayo del 2011, la Corte Suprema le dictó casa por cárcel por esa investigación pero finalmente la absolvió en junio del 2012 después de que no encontrara pruebas que demostraran que había obtenido esa información ilegalmente.

Ese mismo año, la Corte también le abrió otra investigación penal con detención domiciliaria a Dilian Francisca Toro por presunto lavado de activos que sigue vigente hasta ahora. El lío la relaciona con la compra de unas fincas que antes habían pertenecido al Cartel de Cali y, de acuerdo con los ingresos que tenía la excongresista, no estarían justificadas, algo que ella ha negado

La senadora, cuestionada además por el inmenso poder burocrático que acumuló durante el gobierno de Uribe que le sirvió para convertirse en la baronesa de la salud del Valle, renunció a su curul en febrero del 2013 para enfrentar el juicio y no aspiró en 2014.

2015: el año del resurgimiento

Desde muy temprano este año, los nombres de estas tres baronesas electorales empezaron a sonar con fuerza con miras a las elecciones de octubre en sus respectivos departamentos.

Adriana Gutiérrez, que desde hace dos años ha sido una de las impulsoras del nacimiento del Centro Democrático en el Eje Cafetero, ya recibió el aval uribista para la Alcaldía de Manizales con el apoyo de su aliado de toda la vida Óscar Iván Zuluaga, que sacó el 61 por ciento de los votos en la segunda vuelta presidencial del año pasado en Caldas (una campaña en la que Gutiérrez fue la gerenta local).

Con la irrupción en el panorama político se rompió la vieja alianza conocida como 'coalición B' que le hacía contrapeso al yepobarquismo y aparecieron una serie de alianzas inéditas: Gutiérrez terminó de aliada de quien fue por dos décadas su archirrival político, el excongresista conservador Omar Yepes. Y, aunque es la ficha más fuerte del uribismo para ganar una alcaldía en todo el país, el santismo le puso un gallo de pelea fuerte: el ex alcalde Luis Roberto Rivas, que venía de su mismo bloque político y en cuya administración ella participó. 

Por el lado de Cundinamarca, Nancy Patricia Gutiérrez también está aspirando a quedarse con la Gobernación con un abanico tuti-frutti de apoyos que incluyen desde el uribismo y el conservatismo hasta los liberales del ex senador Camilo Sánchez y el senador de Cambio Radical, Germán Varón Cotrino.

Su mayor competencia es el ex representante de Cambio, Jorge Emilio Rey que tiene el apoyo mayoritario de ese partido, incluyendo a su ex aliada, la senadora Leonor Serrano de Camargo.

Y aunque de las tres, Dilian Francisca Toro es la única con una investigación penal abierta todavía, hoy tiene tanta fuerza que parece imbatible en la carrera por la Gobernación del Valle.

Como contó La Silla la semana pasada cuando recibió el aval de La U, su estructura política no sólo ha crecido sino que se ha mantenido intacta a pesar de los cuestionamientos: tiene una megabancada propia en el Congreso (un senador y tres representantes de su cuerda), 13 alcaldías, cuotas en el Gobierno Nacional, una secretaría en el Gobierno departamental y otra en la Alcaldía de Cali, e influencia directa en Concejos y la Asamblea.

Por eso, estas tres mujeres con un pasado común se perfilan como las candidatas favoritas para quedarse con el poder local. Por lo menos cuando aún faltan tres meses para las elecciones.

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Dilian Francisca Toro
Comentarios - Cada usuario tiene la posibilidad de incluir solo tres comentarios
Lun, 2015-08-03 08:05

El nombre correcto del político conservador que ustedes mencionan es Rodrigo Marín Bernal, no al revés.

Lun, 2015-08-03 08:20

Hola Jeckyll, gracias. Ya lo corregimos.

Vie, 2015-07-31 20:37

Cómo ser político y no ser ambicioso? Es un imposible y hasta contradictorio. El más ambicioso tendrá oportunidad de colocar más amigos y/o conocidos en cargos que le rentarán votos por muchos años. Así es la maquinaria y no es sensato pensar que debería cambiar por senadores humildes y callados que nada piden y nada consiguen. Pero los apoyos ilegales son otro asunto. El miedo puede hacer que se vean obligados a conversar con esos delincuentes, pero otro es el cuento cuando reciben el apoyo de los ilegales. Por fuerza se hacen ilegales también. No hubo pruebas y eso las exonera a las dos primeras y si ganan es de esperarse que realizarán buenas administraciones. Eso esperan sus electores.

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