Colombia volvió al mapa político de hace doce años, cuando el país estaba dividido políticamente en dos grandes bloques.
Aunque la diferencia entre Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga fue de apenas cinco puntos, en la mayoría de departamentos uno de los dos candidatos obtuvo victorias contundentes sobre su rival. De hecho, en sólo cinco de ellos hubo un margen de menos de 10 por ciento de los votos, lo que confirma que en casi todos domina ampliamente el bloque santista o el uribista. Y apenas nueve -la cuarta parte- pueden ser considerados 'columpios' en donde ambos grupos están parejos y cualquiera podría ganar.
Eso regresa a Colombia al mapa político de 2002, ya que en la reelección de Uribe y en la elección de Santos el uribismo arrasó en todo el país.
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Departamento de fuerte presencia conservadora, sigue pintado de uribismo.
En la segunda vuelta Zuluaga logró aumentar ligeramente su ventaja dos puntos para terminar sacándole 77 mil votos a Santos.
La diferencia entre ambos no varió demasiado, en gran medida porque los municipios que ganó Marta Lucía Ramírez se fueron con Zuluaga y la alta votación de Clara López -gracias a la fuerza del paro agrario- se fue con Santos.
Zuluaga logró capitalizar casi todos los municipios de Ramírez y, de hecho, cuatro de los pueblos son donde Santos sacó menos votos porcentuales son boyacenses. Pero en cambio en Tunja, donde ganó Clara y Santos fue tercero, el presidente-candidato terminó triplicando su votación y sacándole 17 puntos de ventaja a Zuluaga. En Sogamoso y Duitama, donde también ganó López, Zuluaga terminó triunfando pero Santos -que había quedado cuarto y quinto respectivamente- logró triplicar su votación.
Con este resultado Boyacá se ratifica como departamento uribista, aunque la diferencia no es tan pronunciada como en otras regiones. Y mucho menos marcada que en épocas de Uribe, que le sacó 11 puntos a Serpa en 2002 y triplicó a Carlos Gaviria cuatro años después, y de cuando el uribista Santos sacó más de la mitad de los votos en la primera vuelta de 2010.
Como el resto de la Costa, La Guajira es firmemente territorio santista y antiuribista.
Después de haber doblado a Zuluaga en primera vuelta, Santos arrasó en segunda y casi lo triplicó (lo que le dio un colchón valioso de 76 mil votos). Sin embargo, tuvo una de las tasas más altas de abstención en todo el país: 77 por ciento en primera y 67 por ciento en segunda, con lo que apenas uno de cada tres guajiros salió a las urnas. Con Zuluaga apenas ganando tres puntos entre las dos vueltas, la mayoría de los votos 'nuevos' y de Clara López -que entró tercera- terminaron en las toldas santistas.
El departamento, posiblemente por su raigambre liberal, tiene una tendencia marcadamente antiuribista: en 2006 el polista Carlos Gaviria le sacó 4 puntos al presidente-candidato (que lo dobló en el resultado final) y en 2002 Serpa dobló a Uribe y en 2010 Santos no llegó al 50 por ciento de los votos en primera vuelta.
Otro de los departamentos santistas, al igual que todo el Caribe, aunque no era antiuribista.
Santos dobló a Zuluaga en las dos vueltas, consiguiendo la mitad de los votantes en primera y dos de cada tres en segunda. Eso le dio un valioso comodín de 140 mil votos.
Una de las claves de la victoria de Santos fue que la participación subió 15 puntos (del 31 al 45 por ciento). Como Zuluaga solamente creció cuatro puntos, la mayoría de los votos nuevos terminaron engrosando la cuenta de Santos. Algo similar terminó sucediendo con el nueve por ciento de Clara López, en un departamento que ha tenido uno de los votos de izquierda más significativos de la Costa (con los polistas Carlos Gaviria y Gustavo Petro entrando segundos -con más del 18 por ciento cada uno- en las últimas elecciones).
Aunque el Magdalena tiene una tradición fuerte liberal, al uribismo siempre le había ido bien hasta este año. De hecho, es la primera vez que Uribe pierde en tres elecciones, tras haber superado por poco a Serpa en 2002 -gracias al apoyo de la clase política local, golpeada fuertemente por la parapolítica-, haber doblado a sus rivales cuatro años después y haber impulsado a Santos a casi triplicar a Petro en 2010.
Como casi toda la Costa, el santismo barrió en Cesar, a pesar de que éste departamento no fue permanentemente antiuribista.
Ayudado por un aumento en la participación de 13 puntos, en segunda vuelta el presidente-candidato le sacó diez puntos porcentuales más a Zuluaga que en primera y logró una ventaja de 77 mil votos. De paso contrarrestó la tendencia en los cuatro municipios que había ganado Zuluaga y terminó perdiendo solo uno (Aguachica).
Aunque tiene un origen claramente liberal, Cesar había tenido un papel mas bien variable en las presidenciales. Si en 2002 Serpa casi dobló a Uribe, en las siguientes dos elecciones el respaldo de su clase política al uribismo fue total, tanto que Uribe triplicó a Carlos Gaviria en 2006.
El Atlántico, donde Santos le sacó 402 mil votos a Zuluaga, fue una de las grandes claves de su victoria y se consolida como uno de los departamentos más santistas y menos uribistas.
Eso se explica en parte porque Santos tiene alineados a los siete grandes caciques electorales -de cuatro partidos distintos- y porque tuvo uno de los saltos más grandes en participación, que redujo una de las mayores tasas de abstención (75 por ciento) a nivel nacional. Zuluaga solo logró crecer el uno por ciento, un hecho que muestra que la maquinaria del departamento se movió donde Santos, al igual que el 14 por ciento que sacó el Polo. Al final Santos sumó el 77 por cientos de los votos, de lejos su mayor votación a nivel nacional.
Además, es uno de los departamentos más adversos para el uribismo. En 2002, Serpa le sacó 15 puntos a Uribe, cuatro años después el polista Carlos Gaviria quedó a solo cuatro puntos del presidente-candidato, que arrasó en todo el país y en 2010 el entonces uribista Santos sacó menos del 40 por ciento de los votos, frente a más del 50 en el resto de la Costa.
Bolívar sigue siendo tierra santista, aunque fue el departamento costeño donde mejor le fue a Zuluaga.
Al final, Santos logró incrementar su ventaja de tan solo seis puntos a 19, con lo que el colchón del presidente-candidato fue de 121 mil votos. Su mayor triunfo fue recuperar Cartagena, que fue una de las pocas capitales en cambiar de tendencia y donde Santos pasó de perder por cinco puntos a ganar por 14.
Aunque de origen liberal, Bolívar había sido uno de los departamentos donde Uribe había logrado pasar de estar en minoría -perdió por 13 puntos con Serpa en 2002- a ganar cómodamente, y en las que Santos más que triplicó a Petro y a Mockus en la primera vuelta de 2010. Con estas elecciones, Santos logró mantener la clase política de su lado y así quitárselo definitivamente al uribismo, como también ocurrió en Cesar.
En Sucre, donde el presidente-candidato tiene alineada a casi toda la clase política, manda el santismo a pesar de que había sido uribista.
Mientras Santos ganó 13 puntos frente a primera vuelta y se terminó quedando con dos de cada tres votos, Zuluaga apenas ganó los cuatro puntos porcentuales que había sacado Marta Lucía Ramírez. Eso explicó la ventaja santista de 72 mil votos.
Con ese resultado, el santismo logra arrebatarle al uribismo uno de los departamentos que -aunque teniendo una tradición liberal- se habían convertido en fortines de Uribe. Prueba de ello es que, pese a que al ex presidente lo dobló Serpa en 2002, cuatro años después él duplicó la votación del ex ministro liberal y en 2010 el entonces uribista Santos sacó más de la mitad de todos los votos y más que dobló a Gustavo petro, que fue el segundo.
A pesar de que es muy cercana a los afectos de Uribe, Córdoba permaneció santista.
Santos aumentó su votación y terminó quedándose con dos terceras partes de los votos, mientras que Zuluaga -apoyado por la maquinaria del grupo político de Nora García Burgos- solo creció siete puntos. En Montería, el municipio donde Uribe tiene su finca y pasa mucho tiempo, Santos redujo la distancia pero no pudo quitársela a Zuluaga.
Al igual que Sucre y Cesar, Córdoba es uno de los departamentos que -pese a un predominio liberal- habían pasado a ser uribistas. Uribe había pasado de perder por 15 puntos allí con Serpa en 2002 a doblarlo cuatro años después y esa tendencia se mantuvo cuando Santos ganó en 2010.
Antioquia es uno de los bastiones más firmemente uribistas
Eentre el fervor que despierta el ex presidente y el arraigado conservatismo del departamento, Zuluaga terminó sacándole 22 puntos de ventaja a Santos (casi el mismo margen que en primera) y una ventaja de 423 mil votos.
Aunque Santos logró crecer en 20 puntos en el departamento -una de sus estrategias para remontar la diferencia original con Zuluaga, ayudado por la maquinaria de sus aliados liberales, conservadores y de La U y su remontada de 140 mil votos en Medellín desde un magro 10 por ciento- su rival terminó creciendo lo mismo.
Pese a que Uribe es de origen liberal y siempre hizo política regional ondeando el trapo rojo, en Antioquia siempre barrió. Por ejemplo en 2002 cuadruplicó a Serpa y, cuatro años después, hizo lo mismo con su coterráneo y antiguo profesor universitario Carlos Gaviria. Santos barrió en Antioquia en 2010, pero -como mostraron estas elecciones- la gran mayoría de esos votos eran uribistas.
Norte de Santander, que cambió de color entre primera y segunda vuelta, es uno de los nuevos 'departamentos columpio'.
Zuluaga, que le había sacado 4 puntos a Santos en primera, terminó viendo cómo su rival crecía 23 puntos y le terminaba ganando por 20 mil votos.
Una de las claves para Santos fue el Catatumbo, donde Clara López había tenido una muy alta votación -ayudada por el senador electo Alberto Castilla- y donde Santos amplió su distancia con el candidato uribista. Y Cúcuta, donde pasó de un empate virtual con Zuluaga a sacarle 22 mil votos, gracias a aliados como el grupo político del senador Juan Fernando Cristo.
Con ese resultado, Santos logró convertir en 'departamento variable' una región donde al uribismo le había ido muy bien históricamente. Y donde Uribe había barrido, sacándole 36 puntos a Serpa en 2002 y triplicando a Carlos Gaviria cuatro años después; y donde el uribista Santos sacó el 54 por ciento de los votos en la primera vuelta de 2010, casi triplicando a Mockus.
Santander cambió de color en tres semanas, y es otro de los ‘departamentos columpio’.
Pasó de una victoria apretada de Zuluaga de 10 mil votos a un triunfo santista por 80 mil. Con ese resultado y con la división de la clase política santandereana, el departamento se puede mover entre el santismo y el uribismo.
Una de las claves del éxito de Santos fue Barrancabermeja, donde triplicó su votación y terminó sacándole 52 puntos a Zuluaga, en gran parte gracias al fuerte caudal de votos de izquierda que tiene el puerto petrolero. Y también Bucaramanga, donde pasó de un cerrado triunfo a una ventaja de 38 mil votos.
Este resultado mantuvo la tendencia histórica de Santander como departamento de tendencia volátil. El mismo Uribe ha visto las dos caras de la moneda: si en 2002 perdió por 14 puntos con el santandereano Horacio Serpa, cuatro años después le ganó por 20. Y esa división se notó en la primera vuelta de 2010, cuando Santos solo llegó al 43 por ciento del voto y no alcanzó a doblar a Mockus.
Risaralda se ratificó como departamento uribista.
En su triunfo, Zuluaga terminó sacándole 43 mil votos a Santos. Aunque el presidente-candidato logró reducir la desventaja levemente en Pereira y le ganó un municipio más que en primera vuelta, el candidato uribista sumó casi todos los votos conservadores y la diferencia se mantuvo en 12 puntos.
Eso consolidó a Risaralda como uno de los departamentos más uribistas, Sin embargo, Zuluaga no se acercó a los niveles de popularidad de su jefe político, que sobrepasó el 70 por ciento en 2002 y 2006 y cuadruplicó a sus rivales inmediatos, y más bien se acercó al 48 por ciento de Santos en la primera vuelta de 2010.
Caldas, tierra de Óscar Iván Zuluaga, se ratificó como departamento uribista.
Zuluaga terminó llevándose dos de cada tres votos y, pese a que Santos creció en 15 puntos, terminado extendiendo su ventaja hasta 78 mil votos. De paso, cosechó los únicos dos municipios que se le habían escapado en primera vuelta (uno ramirista y uno, Norcasia, santista).
Esa es más o menos la misma tendencia de elecciones anteriores, en un departamento donde han cogobernado liberales y conservadores pero donde el uribismo siempre ha barrido. Tanto que Uribe cuatriplicó a Serpa allí en 2002 y a Carlos Gaviria en 2006 (y Santos dobló a Mockus en 2010), y que en las elecciones de 2010 Santos duplicó a Mockus.
Quindío dejó de ser uribista y pasó a ser uno de los 'departamentos columpio' donde el capital político quedó repartido.
Aunque Zuluaga terminó ganando por seis puntos, fue uno de los departamentos más peleados en todo el país. De hecho, la diferencia entre Santos y Zuluaga se mantuvo idéntica entre las dos vueltas, en torno a los 12 mil votos.
Esa es una marcada diferencia en una región donde Álvaro Uribe nunca bajó del 66 por ciento de los votos, donde triplicó a sus inmediatos rivales en 2002 y 2006 y donde el propio Santos había duplicado a Mockus hace cuatro años.
Tolima ratificó que es uno de los departamentos uribistas del centro del país.
Zuluaga terminó llevándose dos de cada tres votos y aumentando su ventaja en cinco puntos, con lo que el uribismo le sacó 112 mil votos a Santos. Aunque el mapa varió poco, con Santos manteniendo los municipios más liberales del nororiente y el suroriente, Zuluaga le terminó sacando ventaja en los otros, incluido en Ibagué.
Eso ratifica a Tolima como un departamento cada vez más favorable para Uribe, que pasó de ganarle por 16 puntos a Serpa en 2002 a triplicar a Carlos Gaviria cuatro años después, y donde el propio Santos triplicó a Mockus en 2010.
Otro departamento uribista del centro del país, aunque con una ventaja menor a la del pasado.
El margen entre Santos y Zuluaga se mantuvo casi idéntico entre las dos vueltas, con el candidato uribista ganando al final por 13 puntos y 115 mil votos. Al final Santos logró llevarse una tercera parte de los municipios de tradición conservadora en el norte del departamento, que se habían ido con Marta Lucía Ramírez, además de los que ganó Clara.
Eso hizo que la victoria del uribismo fuera muchísimo menor esta vez que en ocasiones pasadas, dado que Uribe había duplicado a Serpa en 2012 y cuatriplicado a Carlos Gaviria en 2006. Con el propio Santos sacando 57 por ciento en 2010, el capital político del departamento va volviéndose cada vez más dividido y volátil.
Como dijo Lucho Garzón, “la capital es indomable”. O más bien, su electorado marcadamente de opinión difícilmente permite dibujar tendencias, a veces ni siquiera entre vuelta y vuelta.
Tras haber ganado en un apretado mano a mano con Clara López y Santos, Zuluaga vio su ventaja esfumarse y terminó perdiendo la capital por 252 mil votos. Es decir, pasó de sacarle cuatro puntos al presidente-candidato a verlo ganar por diez. A eso contribuyeron factores como el anti-uribismo de una parte de los bogotanos y la activa campaña que le hicieron a Santos dos sectores significativos de la izquierda como el polista de Clara López (que sacó 501 mil votos en la ciudad) y el progresista del alcalde Gustavo Petro. Eso ayudó a que, mientras Zuluaga creció 20 puntos, su rival lo hiciera en 32.
Aunque el voto bogotano tiende a ser cambiante, estas fueron las primeras elecciones apretadas en dos décadas. Eso porque Uribe había ganado ampliamente, doblando a Serpa en 2002 y casi triplicando a Carlos Gaviria cuatro años después. Pero el uribismo se fue reduciendo, pues Santos, en 2010, le sacó 13 puntos al ex alcalde Antanas Mockus en primera y justo el doble en segunda.
El Chocó -de tradición liberal- se ratifica como un departamento santista y uno donde al uribismo no le ha ido muy bien.
Santos terminó llevándose dos de cada tres votos, pese a que Zuluaga pasó de ganar un solo municipio en primera vuelta a ganar cinco. Pero, al crecer ambos en casi el mismo porcentaje, el margen a favor del presidente fue de 28 mil votos.
Esa tradición antiuribista es clara. En 2002 Serpa triplicó a Uribe (alcanzando el 71 por ciento de los votos). Cuatro años después, el ex presidente volteó el resultado, aunque sacándole solo el 17 por ciento al ex ministro liberal, cinco veces menor a la diferencia que sacó a nivel nacional.
El Valle permaneció santista, aunque las líneas quedaron claramente divididas entre el norte del departamento -de fuerte influencia antioqueña- a favor de Zuluaga y el sur, que incluye a Cali, a favor de Santos.
En total el presidente creció 33 puntos porcentuales, mientras que su rival sólo creció 16. Eso demuestra que no todos los votos conservadores de Marta Lucía -que había sacado casi el 20 por ciento en primera vuelta- se fueron con el uribismo, ya que Zuluaga terminó sacando menos de lo que habrían sumado los votos azules y uribistas.
Eso fue notorio sobre todo en Cali, donde apenas cinco puntos porcentuales separaban a los cuatro candidatos punteros y Santos terminó sacándole 28 puntos -o 172 mil votos- en segunda.
Eso reversó una tendencia favorable para el uribismo del pasado, ya que Uribe logró ganar muy cómodamente tanto en 2002 como en 2006, duplicando a Serpa y luego llevándose dos de cada tres votos frente a Carlos Gaviria. En cambio, Santos sólo había logrado sacarle 10 puntos a Mockus en 2010.
El resultado confirma el santismo de un departamento que ha sido tradicionalmente liberal.
Fuera de la Costa, Cauca fue el departamento donde más claramente ganó Santos. En primera ronda ya triplicaba a Zuluaga y -a pesar de que algunos votos conservadores se fueron con el uribismo- el presidente-candidato terminó reuniendo el 75 por ciento de los votos. Eso le dio una ventaja de 203 mil votos en el departamento sureño, que termina siendo casi la cuarta parte.
Otro factor clave es que allí la izquierda también obtiene votaciones significativas, sobre todo en la zona montañosa del nororiente. Y también confirma los pobres resultados del uribismo: el propio Uribe perdió por 10 puntos en 2002 y solo logró ganarle por cuatro a Carlos Gaviria en 2006, y Santos apenas le ganó por ocho puntos a Mockus en primera vuelta del 2010.
Nariño es otro de los departamentos donde Santos le sacó, fuera de la Costa, mayor ventaja a Zuluaga.
Pese a la adhesión a Zuluaga de caciques conservadores poderosos como Myriam Paredes y Eduardo Enríquez Maya, el presidente-candidato creció 12 puntos porcentuales más que su rival y se quedó con dos terceras partes de los votos. Es decir, con 61 mil votos más que su rival. Solo en Pasto duplicó su resultado de primera y se llevó el 70 por ciento de los votos. Zuluaga subió de 75 a 1064 mil votos, lo que no le alcanzó, mientras que los 66 mil votos de Clara López (que ganó en la zona suroriental) seguramente se fueron a donde Santos.
Eso confirmó a Nariño, donde la izquierda ha tenido un bastión tradicionalmente y donde ya lleva dos períodos en la gobernación, como uno de los 'cocos' históricos del uribismo. Aunque Uribe le sacó 15 puntos a Serpa en 2002, cuatro años después tuvo allí uno de sus más estruendosas derrotas cuando Carlos Gaviria le ganó por 9 mil votos. Santos mismo solo le ganó por cuatro puntos a Mockus en 2010.
Putumayo, el único departamento donde Santos perdió en primera vuelta hace cuatro años, es hoy uno de los más santistas en el sur del país. Es decir, confirmó su antiuribismo.
Tras sacarle 20 puntos porcentuales a su rival más inmediato en primera ronda, el presidente-candidato se llevó dos terceras partes de los votos y le sacó una ventaja de 31 mil votos a Zuluaga. El candidato uribista, que logró ganar en el municipio petrolero de Puerto Leguízamo, duplicó su votación pero no logró sumar todos los votos de Marta Lucía Ramírez e incluso terminó perdiendo en Villagarzón, donde él y Ramírez superaban ampliamente a Santos.
Este resultado confirmó el antiuribismo del departamento petrolero, donde Uribe ganó pero por márgenes muy estrechos: en 2002 le sacó cuatro puntos a Serpa y en 2006 cinco a Carlos Gaviria. El propio Santos quedó tercero en 2010, quedando por detrás de Mockus y Gustavo Petro.
Arauca, que Zuluaga había ganado con comodidad en primera vuelta, fue uno de los cuatro departamentos que se cambió de color en segunda. Eso lo convirtió, pese al histórico peso del uribismo, en uno de los nuevos 'columpios' electorales.
Zuluaga pasó de ganarle a Santos por 19 puntos a perder el departamento por 1500 votos. En un departamento productor de petróleo -golpeado por la reforma a las regalías que repartió mejor la plata generada por esa industria- el único factor que movió el tablero fue el anuncio de que avanzan las conversaciones con el ELN, que tiene bases sociales allí.
Eso cambió la tendencia histórica del departamento, donde el uribismo siempre se impuso ampliamente. En 2002 Uribe le sacó 18 puntos a Serpa y cuatro años después casi triplicó a Carlos Gaviria. El mismo Santos había triplicado a Mockus en 2010, llevándose casi dos de cada tres votos.
Casanare es uno de los fortines del uribismo.
Fuera de Antioquia y el Eje Cafetero, Zuluaga obtuvo una de sus victorias más contundentes allí, en un departamento cuya principal actividad económica es el petróleo y que resintió fuertemente el cambio en el modelo de repartición de las regalías.
Entre primera y segunda ronda, Zuluaga pasó de tener el 57 por ciento de los votos al 77 por ciento. Con eso prácticamente cuadruplicó a Santos, que no llegó al 20 por ciento y -tras haber quedado cuarto en primera ronda- no logró siquiera convertir todos los votos de Clara López.
Ese resultado refuerza el uribismo de un departamento donde al ex presidente siempre le fue bien. En 2002 le ganó por 18 puntos a Serpa y en 2006 le sacó 40 puntos a Carlos Gaviria. Luego Santos triplicó a Mockus en 2010, con más del doble de los votos que sacó esta vez.
El Meta es uno de los fortines del uribismo.
Aunque buena parte de la clase política metense está con Santos, Zuluaga se terminó llevando dos de cada tres votos y sacándole 100 mil votos de ventaja. Eso se debe en parte al histórico uribismo de la región, pero también al resentimiento que generó la reforma a las regalías que repartió las regalías petroleras en todo el país.
Ese panorama ratifica los resultados de Uribe, que triplicó a Serpa en 2002 y casi cuadruplicó a Carlos Gaviria en 2006. Y también el de Santos hace cuatro años, cuando sacó tres veces la votación de Mockus.
Caquetá, en donde Zuluaga ya se había llevado la mitad de los votos en primera vueltas, fue una de las mayores victorias para el uribismo.
Al final el candidato uribista terminó quedándose con el 60 por ciento de los votos de este departamento donde, como su vecino del Huila, pesa mucho en el electorado el tema de la seguridad y de la desconfianza hacia las Farc.
Este resultado es muy similar, en su amplitud, al que tradicionalmente ha conseguido el uribismo. En 2002 Uribe dobló a Serpa y cuatro años después hizo lo mismo con Carlos Gaviria, mientras que en 2010 Santos triplicó a Mockus.
Aunque son pocos los votos en juego en San Andrés, el uribismo -que dominaba tradicionalmente- ha perdido terreno y el departamento se puede considerar un 'columpio'.
Pese a ser tradicionalmente liberal, fue uno de los pocos departamentos donde la diferencia entre Santos y Zuluaga no superó el 10 por ciento. En todo caso el censo electoral es pequeño y la abstención altísima (76 por ciento en segunda ronda), por lo que la diferencia es de apenas mil votos.
En 2002 Serpa le sacó seis puntos a Uribe y cuatro años después Uribe lo duplicó. Y Santos dobló a Mockus en 2010, con el doble de los votos que consiguió esta vez.
Guainía se puede considerar santista, aunque su comportamiento histórico ha sido errático.
El margen de diferencia entre los dos candidatos fue de 13 puntos, que equivalen a unos 900 votos.
Su comportamiento en las últimas elecciones ha sido difícil de predecir: en 2002 Serpa le ganó a Uribe por apenas 200 votos y cuatro años después el ex presidente dobló a Carlos Gaviria (aunque esa diferencia apenas era de mil votos). Y Santos también dobló a Mockus en 2010.
Al igual que en otros estados amazónicos, el comportamiento electoral del Vaupés ha sido bastante variable.
Esta vez votó sólidamente a favor de Santos. En primera vuelta el presidente ya cuadruplicaba a Zuluaga, una tendencia que se mantuvo -con un leve bajonazo- en la segunda.
En 2002 Serpa dobló a Uribe, que luego cuadruplicó a su antiguo rival y a Carlos Gaviria en 2006. El mismo Santos tuvo una victoria apretada sobre Mockus en 2010.
El Guaviare es un 'columpio' aunque tradicionalmente fue muy uribista, posiblemente a raíz del impacto de las Farc.
Fue el departamento más apretado del país, con una victoria santista por menos de tres puntos porcentuales. Con un censo electoral reducido, esa diferencia -que en primera vuelta fue de solo 20 votos- terminó siendo de 700.
De hecho Uribe siempre ganó más de la mitad de los votos, duplicando a Serpa en 2002 y triplicando a Carlos Gaviria en 2006. Santos también había ganado ampliamente con los votos uribistas, doblando a Mockus hace cuatro años.
Es otro de los departamento ‘columpio’, que podría variar hacia cualquier lado
Con una altísima abstención que superó el 70 por ciento, en Vichada fue mínima la diferencia entre Santos y Zuluaga, de apenas 500 votos de diferencia -o un 3 por ciento-.
Ese, sin embargo, es un panorama nuevo porque el uribismo siempre arrasó en Vichada. En 2002 Uribe dobló a Serpa y en 2006 triplicó a Carlos Gaviria. Y el mismo Santos había doblado a Mockus hace cuatro años.
Amazonas es otro departamento ‘columpio’, aunque con escaso peso en el resultado total.
Fue el único departamento donde Zuluaga logró revertir la tendencia, pasando de perderlo por tres puntos en primera ronda a ganarlo por diez. Eso a pesar de solo ganar tres municipios, pero debido a que en Leticia prácticamente dobló su votación y le sacó casi 20 puntos a Santos.
Al igual que otros departamentos amazónicos, su comportamiento electoral ha sido variable: Serpa le sacó ocho puntos a Uribe en 2002 y luego el ex presidente le ganó por nueve a Carlos Gaviria en 2006. Y Santos le ganó por once a Mockus en 2010.
Pese a tener sobre el papel a casi toda la clase política local, el Huila fue una de las mayores tundas que recibió Santos.
En primera vuelta Zuluaga lo cuadruplicó y el presidente-candidato quedó de cuarto, y -aunque en segunda la brecha se redujo un poco- el candidato uribista terminó con el 70 por ciento de los electores y una ventaja de 165 mil votos. El mapa opita no solo se pintó completamente de azul uribista, sino que seis de los 10 municipios donde peor le fue a Santos en todo el país fueron huilenses.
Eso ratificó el uribismo del departamento, donde la seguridad y el rechazo a las Farc son las principales preocupaciones y donde además a Santos le cobraron fuertemente el paro agrario. Además, el Huila le ha sumado muchos votos a Uribe en el pasado: de ganarle a Serpa por 15 puntos en 2002, el ex presidente pasó a cuadruplicar a Carlos Gaviria en 2006 y rozar el 71 por ciento de los votos. El mismo Santos -con el 60 por ciento de los votos- cuadruplicó a Mockus en 2010.
El mapa político muestra que las regiones más pobres son Santistas porque es donde los congresistas compraron los votos con nuestros impuestos dejándose de hacer las obras de desarrollo. La nauseabunda diferencia entre la primera y la segunda vuelta así lo confirma !
Lo primero y más importante, es que después de 12 años de elegir a uribe o candidato uribista, la mayoría electoral optó por la opción contraria o diferente. Eso demuestra una vez más, que en el país la mayoría política NO es uribista, como en otrora se hacía creer. Lo segundo, es que hablar de "santismo", resulta apresurado. Elegimos a Santos por una agenda política de paz y reconciliación, porque queremos relaciones internacionales sólidas y no una olla a presión que en cualquier momento podría estallar y porque no queremos más uribismo en el poder. Como tercer punto, que hubo maquinarias políticas muy fuertes, reflejadas en la Costa Atlántica y en el Centro del País. Negar la influencia de políticos, empresarios, dádivas y trampas en ambas campañas, sería faltar a la verdad. Finalmente, Santos no la tiene fácil. Hacer la paz con enemigos reales, es sumamente complicado, pero no imposible. Adicionalmente, lidiar con la lengua y odio infernal de uribe no es menor problema. Paz.
Buen análisis. Sólo falta profundizar más en el conocimiento de las dinámicas locales y regionales. Por ej. En el Norte de Santander, fue muy importante el trabajo realizado por el frente amplio por La Paz. Coalición de todos los movimientos políticos de la izquierda democrática, más las centrales obreras, las organizaciones de víctimas y de derechos humanos. Estos llevó a que la votación histórica que estos sectores han obtenido se reflejará a favor del presidente Santos.
Gato,
La Fundación Arcoriris, o Claudia López, veía como "atípico" cuando la votación en municipio era mayor al 80 por ciento. Es decir, que la abstención era casi mínima. En estas elecciones, solo Castilla La Nueva, en Meta, y el Rosal, en Cundinamarca, tuvieron niveles de participación por encima del 70 por ciento.En esos dos, ganó Zuluaga. En cuanto a que más del 80 por ciento hubiera votado por un candidato, 84 municipios votaron más del 80 por ciento por Santos. Y por Zuluaga, 50 municipios.
Eso no quiere decir que no haya habido otras cosas que podrían ser atípicas, como el salto de votación de primera vuelta a la segunda. Nosotros estamos investigando el del Atlántico a ver si encontramos algo raro.