LA SILLA VACIA

Es usual encontrar en las campañas políticas decenas de personas uniformadas con gorras, banderas y pendones de cada partido que cantan al son de comparsas y acompañan a los candidatos en reuniones, reparten publicidad, recogen firmas o aplauden en los eventos. Los pregoneros, a cambio de dinero o promesas de trabajo (y en pocos casos por pura voluntad), son la cara y el ruido de los candidatos en las calles.

Quien no los tenga "no se siente" y en la practica son otra clientela más del mercado electoral, que no obedece a incentivos ideológicos o programáticos; otra pieza más de la maquinaria que sólo pueden financiar candidatos con una billetera 'gruesa'. 

En la jerga electoral estos grupos son conocidos como las avanzadas de campaña y tienen como tarea principal ayudar a multiplicar el nombre y rostro de los candidatos en los municipios y sus comunas donde se necesita acaparar votos.

La mayoría de las personas que hacen parte de estas avanzadas  –llamadas así porque casi siempre van adelante del candidato– son en su mayoría recomendadas por familiares, amigos o líderes comunales que tienen o tuvieron algún vínculo con el candidato o su padrino político. Algunos tienen relaciones de amistad o interés con algún coordinador de campaña y otros pocos tienen estrecha relación con el candidato o su familia.

Aunque no hay restricción para trabajar como pregonero, la mayoría de avanzadas están compuestas por jóvenes entre los 18 y 30 años, aunque también es posible encontrar madres cabeza de familia y adultos mayores que no tienen trabajo.

La Silla acompañó a grupos que hacen parte de las avanzadas de los distintos candidatos a la gobernación de Santander, puntualmente de Holger Diaz, Carlos Fernando Sánchez, Didier Tavera y Leonidas Gómez.

La cara del candidato en la calle
Los pregoneros de Didier van por las calles repartiendo volantes del candidato y pegando afiches en postes.
Con banderas y papayera, la avanzada de Didier Tavera se toma los parques del Área Metropolitana.
En las respectivas sedes de campaña se reparten los almuerzos para la avanzada y grupos de juventudes.

Las avanzadas que se componen por los pregoneros son parte clave en la estrategia de una campaña pues son la cara del candidato en las calles y ganan a favor de él la notoriedad entre los electores.

Tal y como lo define uno de los coordinadores de estos equipos: “si a las personas se les muestra un candidato solo, es sinónimo de que no tiene fuerza, por eso ellos son tan importantes”.

Su trabajo es clave para causar impresiones, dejar recordación y armar algarabía. Todo a nombre y por cuenta del candidato. “Entre más suene, más votos y mejor para nosotros. Entre más bulla le hagamos, que es por lo que nos pagan, mejor le va al candidato, o eso nos dicen”.

Por ello, si hay un evento público masivo, allí estarán las avanzadas en representación de su candidato. De igual forma, durante las reuniones de campaña, las entrevistas y demás actividades que comprometen la presencia del político, su llegada, sus intervenciones y su salida, son alabadas por la avanzada.

No se trata de un trabajo fácil, en época de elecciones la movida es permanente así que trabajan de lunes a domingo. Deben presentarse en la sede del candidato a las siete de la mañana, conscientes de que la hora final es incierta, llegando incluso a trabajar hasta la madrugada, dependiendo de la agenda del día.

En promedio, el pago es de 30 mil pesos diarios con almuerzo incluido, con pagos semanales, sin que se incluya transporte. Los pregoneros no firman contrato, ni cuentan con seguridad social, ni con protección frente a riesgos laborales.

Y aunque algunas campañas a la Gobernación cuentan con equipos de voluntarios, la mayoría tienen entre 100 y 200 personas que trabajan en actividades tales como repartir volantes, colgar pasacalles, pegar afiches, sostener pendones y ondear banderas, la cantidad de pregoneros puede aumentar pues la cifra de contratados es un promedio de las avanzadas para cubrir Bucaramanga.

Una fuente que gerenció campañas le contó a La Silla que para la gobernación una campaña puede mantener hasta 300 pregoneros en un departamento como Santander. Esto en gastos, a 30 mil promedio por cada integrante, son 9 millones diarios sin sumar buses y comida. 

Además de los refrigerios que reciben a media mañana y en la tarde, entre el mediodía y las dos de la tarde, vuelven a las casonas que los candidatos han dispuesto como sedes de campaña. Muchos de ellos se sientan o se acuestan en el piso a espera de los almuerzos que llegan en recipientes de icopor con el característico jugo en bolsa plástica.

La hora del almuerzo discurre descansando después de una jornada en la mañana en la que los pregoneros han debido soportar sol y calor. Deben esperar a que el coordinador nuevamente tome lista y los suba al bus, en la tarde repetirán la labor pero en diferentes lugares.

Cada coordinador tiene a su cargo un número de pregoneros los cuales son divididos en distintas tareas y lugares. Según el testimonio de una joven que ha trabajado como avanzada en tres periodos electorales, las tareas más “suaves” son las de acompañar a las reuniones a los oradores de la campaña.

Cuando el candidato no puede asistir a una reunión, la campaña envía a un orador (una persona con discurso que puede suplirlo), junto a una avanzada de 15 personas que se encarga de pegar afiches alrededor del punto de encuentro, tomar lista de asistencia y entregar un refrigerio al finalizar la actividad.

Necesidad más que convicción
Bailarines y artistas parkour hacen parte de la avanzada de Holger Díaz. 
Dos personas disfrazadas de súper héroes acompañan siempre a los pregoneros de Holger Díaz.
Con guantes blancos, la avanzada de Carlos Fernando Sánchez simboliza la consigna "tengo las manos limpias" que el candidato repite a menudo.

Entre los pregoneros de las distintas campañas la principal motivación es tener un empleo, se trata de ganar algo de dinero aprovechando el contexto electoral y relegando a un segundo plano la convicción política.

Ejemplo de ello es el caso de un artista callejero de 18 años que fue contratado por una de las campañas para amenizar las tomas de barrios: “Yo no me siento identificado con nada que tenga que ver con política pero me están pagando por hacer lo que me gusta, bailar. Yo tengo que llevar plata a la casa y con esto me estoy ganando fijos un millón mensual, un dinero que en la calle es incierto”.

Así mismo, una señora habitante del norte de Bucaramanga, aseguró que su motivación dentro de la avanzada fue desde un principio el dinero y que el mismo candidato a la Gobernación para quien trabaja se encargó de atraerla, ya que cuando visitó su barrio para contar sobre su aspiración le dijo a su comunidad que se pasaran por su sede porque él les iba a dar trabajo.

Eso sí, aunque a la mayoría no les interese el tema de fondo ni tengan contacto directo con el candidato, pueden llegar a saberse su hoja de vida al pie de la letra e incluso algunos logran recitar las propuestas centrales del plan de gobierno. 

Fuera de trabajo y plata por eso, algunos miembros de avanzada le contaron a La Silla que si ganaba su candidato tenían más opciones de conseguir (o mantener) trabajo en el gobierno o una beca de estudio, según les habían dicho sus coordinadores. Y eso también los motiva. 

Con eso se convencen sobre todo los que trabajan como voluntarios, no tanto en las típicas avanzados sino en grupos de campaña como las juventudes. 

En la movida de Carlos Fernando Sánchez son conocidos como ‘Jóvenes en serio por Santander’, en la de Didier Tavera como ‘Didieristas’ y en la de Holger Díaz  como ‘Jóvenes full HD’.

“Están conformados por puros saca pechos que lo único que buscan es mostrarse con el candidato o sus cercanos. Ponen a otra gente a hacer actividades, contratan a otros y se dedican a auto alabarse por los resultados”.

Otros también lo hacen por ganar cancha en la política, para lanzarse en las próximas elecciones a algún cargo de elección popular. 

No tienen necesidad de repartir publicidad porque casi siempre van con un grupo pequeño de avanzada que se encarga del bullicio. Se enfocan en interactuar con la gente, consiguiendo contactos de líderes en los barrios para relacionar con la campaña. Unos también fungen como oradores. Y otros tantos están encargados de actividades de recreación en los barrios como campeonatos relámpagos, conciertos o cine al aire libre.

Al ser voluntarios, sus horarios no son tan rígidos como los de la avanzada, ya que la mayoría está estudiando (a punto de graduarse, en busca de empleo) o trabajando (en su gran mayoría como funcionario público). Van a las actividades que pueden, conscientes de que están apoyando al candidato por un beneficio individual: “el tener trabajo asegurado los próximos cuatro años”, tal y como lo aseguró uno de estos jóvenes, estudiante de derecho y que ya ha hecho ‘pinitos’ en el sector público de la mano de un concejal.

Muchos tienen amplia experiencia en campañas electorales, pues renuevan sus contratos gracias a tres meses de trabajo voluntario: “la forma más eficaz de trabajar en administración pública es con la política”.

Algunos renuncian a su cargo cuando inicia la contienda y se dedican de lleno a hacer que su candidato sea electo y así el primero de enero recuperar la palomita. 

Al final, bien sea en avanzada o juventudes, los integrantes de estos grupos hacen su agosto durante campaña electoral – a corto o a largo plazo –, ya se sea consiguiendo un empleo pago por tres meses o abanonando (si gana su candidato) un trabajo futuro. Así, las ideas del candidato, casi siempre, son los de menos.

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Sáb, 2015-10-17 21:43

Desde el punto de vista político, podemos ver claramente el valor que tiene la popularidad aun por encima de las mismas propuestas de gobierno; basados mayormente en la necesidad, los partidos políticos agrupan personas que popularicen su imagen llevando a una desigualdad, puesto que el querer mantenerlo tiene un alto costo, por lo que podríamos deducir que solo el que tiene el dinero suficiente es sus arcas se apunta a la posibilidad de ser elegido.

Dom, 2015-09-20 21:35

Como la historia narra, en la mayoría de los casos quienes realizan la labor de pregonero lo hacen por necesidad mas no porque estén de acuerdo o apoyen al político en cuestión, y es que el trabajo a pesar de que no cubre seguridad social o riesgos laborales, si representa un buen salario semanal, ademas de alimentación en el transcurso de toda la jornada, durante tres meses, lo que para un desempleado es bastante bueno ya que permite la sostenibilidad del mismo y de su familia, y que en un futuro puede significar la oportunidad de tener un empleo si el candidato al que hace campaña gana las elecciones.

Dom, 2015-09-20 18:36

Muchas veces las comunidad desconoce, de este tipo de labor que muchas personas y sobre todo jóvenes realizan en estas épocas de política, a pesar de que sus impulsos no son plenamente políticos o ideológicos, sino impulsos de necesidad, de satisfacer las necesidades que día a día se le presentan a las familias, como el hecho de tener un empleo con un salario fijo por determinado tiempo.
De igual tiene sus aspectos negativos como lo son no firmar un contrato, ni contar con la seguridad social ni riesgos laborales ya que nadie esta exento de nada en esta vida y cualquier cosa puede pasar mientras realizan sus labores. Lo positivo es que cuentan de cierto modo con una estabilidad laboral y económica y en un futuro si los resultados son favorables para sus candidatos podrán recibir buenas oportunidades.

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