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En esta legislatura, el Congreso aprobó un amplio número de proyectos, algunos de ellos de mucha trascendencia, sin embargo, el trabajo fue para el Gobierno que logró aprobar el 92 por ciento de los proyectos que presentó. Foto: Presidencia de la República |
La legislatura que terminó ayer será recordada por su eficiencia. Semana tras semana, este Congreso aprobó proyectos fundamentales para el país, con una rapidez inusual, pero ante todo para el Gobierno de Juan Manuel Santos que logró pasar su agenda casi intacta y sin mayores inconvenientes. En el último año, las iniciativas parlamentarias fueron una minoría.
Y también será memorable por el cambio de ritmo. Habitualmente, la plenaria de anoche habría durado hasta la medianoche y en las dos últimas horas se hubiera aprobado la mayoría de proyectos, a pupitrazo limpio. Esta legislatura fue diferente, pero no porque hayan desaparecido los pupitrazos sino porque se distribuyeron durante todo el semestre.
El balance oficial dice que durante la legislatura se aprobaron 47 leyes, se consideraron 39 informes de conciliación y se han sancionado 21 proyectos. Y que los parlamentarios presentaron 222 proyectos de Ley frente a 50 que presentó el Gobierno. Por ello, el presidente del Congreso, el senador Armando Benedetti, dijo a La Silla Vacía que la relación de proyectos radicados por los parlamentarios y los radicados por el Congreso fue de cinco a dos y eso mostraba que no sólo trabajaron para el Gobierno.
En parte esto es cierto. Fueron muchas más las iniciativas que radicaron los congresistas que las que radicó el Gobierno, pero la efectividad estuvo claramente inclinada hacia los proyectos del Gobierno. No fueron sólo los más sonados (la ley de víctimas, el estatuto anticorrupción, la modificación al sistema de regalías, la ley de seguridad ciudadana ó la ley de inteligencia), casi todas las iniciativas del Gobierno lograron su trámite completo. En el informe del Ministerio del Interior, se cuentan 46 proyectos aprobados por el Congreso de los 50 que radicaron. Es decir, que el 92 por ciento de los proyectos que presentó el Gobierno fue aprobado.
La mayoría de esos proyectos se originaron en el Ministerio del Interior, con 15 iniciativas, seguido por el Ministerio de Relaciones Exteriores, con 12 proyectos; el MinHacienda, con ocho; el MinDefensa, con cuatro; MinComercio hizo aprobar tres; MinProtección, dos y los ministerios de Cultura y Ambiente, radicaron un proyecto cada uno.
Esto lo confirma el seguimiento de Congreso Visible que preliminarmente contabiliza que el 72 por ciento de los proyectos aprobados es de iniciativa gubernamental y sólo el 21 por ciento de iniciativa legislativa.
Pero las cifras que indican eficiencia y rapidez en el trámite de los proyectos no significan necesariamente que fue el mejor. El Gobierno claramente logró su objetivo y en gran parte gracias al mecanismo de la Mesa de Unidad Nacional, que consensuaba los proyectos previamente con los partidos de la coalición oficial que representan el 80 por ciento del Congreso, pero existen críticas por la pertinencia o buen tratamiento de algunas de las leyes aprobadas.
Las iniciativas presentadas por Santos en el Congreso son fundamentales para el desempeño del Gobierno en los próximos cuatro años. Con algunas de ellas, el Presidente podría pasar a la historia, como la Ley de víctimas, que tiene implicaciones políticas y simbólicas tan grandes que su simple existencia representa un cambio en la mirada a las víctimas. También puede ser fundamental el estatuto anticorrupción, que limita la contratación estatal de tal forma que por lo menos será una talanquera grande para los corruptos. Y con la reforma política que es un buen intento por mejorar las costumbres políticas del país.
Pero otros temas se quedaron cortos para lo que podrían representar para el país. Uno de ellos es el de la Ley de Seguridad Ciudadana que para muchos es una colcha de retazos. O la reforma política que no salió tan bien como les hubiera gustado a los centros de estudios.
Y mientras tanto, otras iniciativas que impulsaban los congresistas se quedaron en el tintero. Una de ellas fue el Estatuto de Ciudadanía Juvenil, que era apoyado por varios grupos de jóvenes y que se hundió en la Cámara de Representantes. Los jóvenes emitieron un comunicado diciendo que fue la falta de “voluntad política de los Congresistas y compromiso real por parte del Gobierno” lo que hizo que el proyecto no fuera aprobado. Igual ocurrió con el del precio de la gasolina, de Luis Fernando Velasco, o uno relacionado con la educación, impulsado por Carlos Andrés Amaya.
Y también se archivaron otros proyectos, como uno de Gabriel Zapata que que buscaba garantizar que a los profesionales y teconólogos se les garantizara mínimo tres salarios míminos, o el que al principio de la legislatura fue defendido por congresistas de La U y el Partido Conservador y que consistía en que a los candidatos a cargos ejecutivos que obtuvieran la segunda mayor votación, se les garantizara una curul en el Congreso, Asamblea o Consejo, dependiendo del cargo al que se habían postulado.
El presidente del Senado, Armando Benedetti, dijo a La Silla Vacía que nunca en la historia del Congreso se habían aprobado tantas leyes y de forma tan organizada y eficiente. Pero se mantuvo en que no fue un trabajo eficiente sólo para el lado del Gobierno.
No es así para el senador del Polo, Jorge Enrique Robledo, quien asegura que el que cierra legislatura es un “Congreso eunuco”, que hizo lo que el Presidente Santos le dijo.
Y algunas de las sesiones le dan la razón, pues pese a que Benedetti asegura que el pupitrazo se erradicó del Congreso, fueron muchos los proyectos para los que bastó decir que el articulado había logrado acuerdo para que fuera votado.
Benedetti no le da la razón a Robledo, ni al Polo y defiende que se hizo una votación ordenada y que en cada debate cumplió al pie de la letra el reglamento del Congreso. Y sobre las votaciones a pupitrazo explicó a La Silla Vacía que durante todo el período, mientras no estaba dirigiendo las plenarias, se dedicaba a lograr los consensos necesarios y acuerdos políticos.
“Auscultábamos a los voceros y veíamos en qué había consenso y sobre lo que no había se dejaba afuera, de último, así logramos que la mayoría se votara rápidamente. No era por correr sino porque constantemente tenía contacto con todos los congresistas”. Listo eso, no era necesaria mayor discusión, explicó Benedetti.
En buena parte la efectividad en los resultados se logró gracias al presidente de la corporación, el senador Armando Benedetti, quien impuso un nuevo estilo en el Congreso. Ese estilo es, para él, la aplicación exacta del reglamento del Congreso, pero otros congresistas lo vieron como un manejo maleducado e irrespetuoso con sus colegas.
El senador Robledo dijo a La Silla Vacía que las costumbres en el Congreso no han cambiado mucho durante los nueve años que ha sido congresista, pero que nunca antes había visto un Presidente que maltratara tanto a los congresistas y al Congreso como institución.
Las quejas sobre el trato de Benedetti con sus colegas no provienen solamente de la oposición. El martes pasado, Benedetti le quitó el sonido al senador conservador, Roberto Gerlein, cuando intentaba entregar sus argumentos. Eso causó molestia en un grupo de parlamentarios que, como solían hacerlo durante las sesiones, salieron a quejarse al salón de protocolo.
Lo que veían los espectadores de los debates en plenaria eran plazos estrictos para las intervenciones de los congresistas y muchas interpelaciones de la Presidencia.
Lo que hacía Benedetti era dar sólo cinco minutos a los voceros de cada bancada. Si al cabo de ese tiempo no habían terminado, ordenaba que les cortaran el sonido. O los regañaba.
Tal vez por ello tampoco hubo tantos debates como era costumbre en el Congreso. En los últimos seis meses, fueron solo cuatro debates y de ellos sólo uno lo dio el Polo Democrático, el partido de oposición. Por eso es que el Polo se quejó. “Se volvió de mal gusto que se pidiera la palabra”, dijo Robledo.
El Presidente del Senado defiende sus acciones de transparencia y de comunicación, así como la presión para que un mayor número de congresistas asistiera a los debates.
Mal educado o estricto, grosero o eficiente, lo cierto es que Benedetti logró que el Congreso produjera las normas que quería el Gobierno. Eso lo acercó mucho al presidente Santos y le dio gasolina en su aspiración de convertirse en el presidente de su partido, La U. Por eso no parece gratuito que ayer, en el cierre de la legislatura, haya dicho que "La U es de Santos y no de Uribe".
Como pueden proponer ideas,si son muy pocos los que piensan en este congreso.
Después de la tempestad viene la calma. Eso es lo que le pasó al senado, después de estar ocho años bajo el mando de un patán, atraviliario y autoritario, tener que trabajar con una persona, no mejor, sino con un talante mas sutil, pues los llevó a sentir cierta empatía con santos... y a pensar que lo que proponía era mejor......
VARGAS LLERAS ,esta demostrando las ganas y capacIdad de hacer que siempre se le noto durante los debates,es de verdad el hombre de este gobierno,en hora buena imprimir una estilo de trabajo lejos del anterior que no dejo mas que odios y resentimientos.
Que tristeza y que asco. La llamada "gestión histórica" del congreso se reduce a unos cuantos pupitrazos aprobando lo que los pulpos financieros, mafiosos y círculos de poder presentaron a través del gobierno en cabeza del neoliberal Santos. Unos ejemplos:la relación de negocios de ministros con el sector salud. La alcaldesa encargada y ministra, con sus acciones en ETB. El manejo oscuro de los ingentes recursos "destinados" a las victimas del invierno. El fortalecimiento de los monopolios (caso telecomunicaciones) con el pretexto de combatir el robo de celulares. Todo parece indicar que este gobierno consolidará la política neoliberal privilegiando a los gremios poderosos, ANDI, SALUD, TELECOMUNICACIONES, ANIF,MINERIA, Grupos religiosos afines al Procurador. Todo en detrimento de los pequeños y medianos empresarios. Vamos hacia un país de neoesclavismo económico y social. Para ello ya contamos con el estatuto de seguridad (mal llamada ciudadana) y la ley de inteligencia (?)
Germán Vargas Lleras es el artífice de todo. Ha cumplido de manera eficiente, acorde a las expectativas que generó en los debates del año pasado. Presidenciable fijo, con sobrados méritos.