En menos de tres semanas los caficultores pasaron de una división brutal -que se llevó por delante a los dos favoritos para dirigir la Federación Nacional de Cafeteros- a tener un candidato único que genera casi total consenso: el hasta hace poco embajador en Japón Roberto Vélez.
Casi total porque los huilenses, recientemente convertidos en los mayores productores en el país, aún no han decidido si lo apoyarán o votarán en blanco en el congreso que elegirá formalmente este miércoles al sucesor de Luis Genaro Muñoz.

En los últimos tres días, el risaraldense Roberto Vélez Vallejo pasó de ser uno de los favoritos en la terna a convertirse en el gerente casi garantizado.
Esto después de que la caldense y ejecutiva del gremio Adriana Mejía renunciara el sábado, haciéndole el guiño a Vélez. Y que el tercer ternado, el ex Supersociedades (y bloguero de La Silla) Luis Guillermo Vélez, siguiera sus pasos anoche pese a tener el apoyo del Huila.
Sus renuncias pavimentaron el camino para que Vélez sea elegido gerente por amplia mayoría, terminando con un proceso tormentoso que arrancó cuando la oposición de Huila, Antioquia, Caldas, Risaralda y Cundinamarca -cinco departamentos que sumaban el 53 por ciento de la producción y el 51 por ciento de los caficultores- forzó la renuncia de Muñoz en abril tras seis meses de precaria gobernabilidad.
El nuevo gerente, un economista de la Universidad del Rosario, es bien visto en el Gobierno después de que la división gremial -que el presidente Juan Manuel Santos describió en diciembre como una “bomba atómica”- se llevara por delante a su favorito Juan Esteban Orduz, amigo cercano de Santos y actual representante de la Federación en Estados Unidos. Y también es bien visto por los cafeteros porque, a diferencia del otro Vélez, forjó su carrera en el sector.
El probable sucesor de Muñoz ha hecho casi toda su carrera en la Federación: arrancó como jefe de ventas, pasó a ser subdirector de la oficina comercial para Asia en Japón, volvió como director de estrategia comercial y luego estuvo otros tres años como representante en Asia, todo esto en épocas de Jorge Cárdenas (el papá del ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas y de quien sigue siendo cercano). Luego fue gerente comercial durante seis años con Gabriel Silva y, tras retirarse del gremio, lideró la exportadora Café Cóndor.
Viene de una tradicional familia pereirana, siendo su abuelo Gonzalo Vallejo, uno de los fundadores del departamento y su primer gobernador. Tiene buenas relaciones políticas: es cercano al ex presidente César Gaviria (quien lo nombró embajador en Malasia cuando abrió esa sede diplomática en 1994) y también a Santos (quien lo nombró primer embajador en Emiratos Árabes en 2011 y en Japón hace un año, en reemplazo de la hermana del ministro de Hacienda).
Es decir, era el único que aseguraba a la vez un buen conocimiento del sector y buenas conexiones políticas. “Es suficientemente cercano al Gobierno, pero suficientemente lejano también para tener capacidad de maniobra”, dice el director de uno de los 15 comités departamentales.


Vélez arrancó con el apoyo de su natal Risaralda, uno de los departamentos que se opuso al nombramiento de Muñoz hace seis años y donde ascendieron las Dignidades (los caficultores que convocaron los paros de hace dos años y que insisten en que el gremio no los representa), en las últimas elecciones internas de los cafeteros.
Con el anuncio público de Risaralda la semana pasada, comenzaron a destaparse las cartas. Boyacá, Tolima y Cundinamarca se le sumaron a Roberto Vélez, mientras Caldas respaldó a Adriana Mejía y Huila a Luis Guillermo Vélez.
En los días siguientes el puntero sumó otros cuatro apoyos (Quindío, Nariño, Magdalena y el comité conjunto de Cesar y La Guajira), que lo dejaron con 28 votos y muy cerca de la mayoría necesaria de 31.
Esa es la cifra mágica para salir elegido este miércoles, calculada mediante un complejo sistema de votos distribuidos según el volumen de producción: seis votos para los grandes productores, cuatro para los intermedios y dos para los pequeños. Es decir, a Vélez le faltaba apenas un departamento mediano para ganar.
Sin embargo, el tema es que -como han venido insistiendo todos los caficultores desde junio- quieren un gerente de consenso y no de mayoría simple. Eso para evitar los seis turbulentos años de gestión de Luis Genaro Muñoz, en los que las regiones emergentes y las más tradicionales estuvieron fuertemente enfrentadas.
En ese momento Adriana Mejía -que tenía un solo departamento asegurado (Caldas) pero tres más que simpatizaban con su candidatura (Antioquia y los Santanderes)- dio un paso al lado en una decisión que un líder cafetero describió como “inmensa porque logra unir al gremio”. Un par de horas más tarde, los seis votos de Caldas estaban con Roberto Vélez.
Esta mañana se sumó Antioquia, que había estado muy reacia a decidirse antes del congreso y que -al igual que otros cuatro departamentos- aún resentían la exclusión de la terna del antioqueño Luis Eduardo Gómez, el ex presidente de Finagro que era el otro favorito con Orduz.
De los cuatro que aún no se han pronunciado públicamente, tres -Norte de Santander, Valle y Cauca- ya han dicho que irán con el risaraldense y uno más -Santander- vota mañana.
Eso deja a Huila como el único enigma. Y al interior del comité cafetero hay una división sobre si apoyar a Vélez como todos los demás o votar en blanco, según le confirmaron a La Silla tres fuentes de ese departamento. Aunque esa decisión no sería un golpe a la gobernabilidad como cuando cuatro importantes regiones votaron contra Luis Genaro Muñoz en 2009, sí sería un 'no' simbólico.
“Huila sí esperaba algo de justicia, porque -pese a ser el primer productor- no tiene un solo alto cargo en la Federación”, dice el ex congresista y líder cafetero Orlando Beltrán, que se postuló para el cargo pero no pasó el primer corte. “Si yo fuera él [Vélez] me preocuparía y trataría de organizar una reunión, porque el próximo gerente de la Federación tiene que gobernar pensando en el Huila y porque el próximo paro le saldrá allá”, añade otro líder del Huila, que produce uno de cada cinco sacos del grano en Colombia.
Entre otras cosas, en el Huila están buscando que les reconozcan con una política especial su rol como líder nacional, con beneficios como que les garanticen nichos de exportación para ellos para que la mayoría de los productores huilenses -un 95 por ciento de los cuales cosecha cafés especiales- no tengan que venderlo como café regular o venderlo a externos como Nestlé para que les respeten el precio más alto. Es decir, que su rol como productor número uno se vea reflejado en la estrategia comercial y el organigrama de la Federación.
Por eso todavía podrían negociar su apoyo a Vélez aunque, como advierten en el sector, votar en blanco les acarrearía un costo político. “Se convertirían ellos en el único factor disociador del gremio, cuando deberían asumir un papel de estadista y ser los choferes de la locomotora”, dice un ex alto ejecutivo cafetero.



Con o sin el Huila, Roberto Vélez llega a la gerencia del mayor gremio agrario del país en pleno proceso de reconciliación.
De ahí que, según tres líderes cafeteros y tres ex altos ejecutivos, la primera tarea que le espera sea -en palabras de uno- “ser como Nairo [Quintana]: ponernos a pedalear a todos en una misma dirección e ir él en la misma”.
Es decir, una tarea de puertas hacia adentro, porque fuera del país las cosas van bien y la coyuntura económica es favorable, con el precio del café alto (y el dólar también), la producción creciendo y los cafés especiales de Colombia con una demanda asegurada.
Eso será fundamental porque a los cafeteros se les vienen tres temas duros, que son cruciales tanto para los productores como para el Gobierno, cuyo voto es indispensable para llegar a la terna.
Vélez garantiza ambas de entrada: aparte de que será elegido por unanimidad (o casi) por los caficultores, tiene buenas relaciones con el Gobierno y sobre todo con Cárdenas, quien -como contó La Silla- lo propuso una vez se cayó el nombre de Luis Eduardo Gómez (aunque antes de que se cayera el de Orduz). (Al punto que un ex alto funcionario de Santos describió a Vélez como un “fusible” del ministro en caso de que el plan A del Ejecutivo fallara).
Al final de cuentas, el gremio no solo es uno de los cargos gremiales más importantes del país, sino que la mitad de los municipios de Colombia son cafeteros y hay 560 mil familias cafeteras (que representan unos dos millones de personas). Eso significa todo un capital electoral y también una gran fuerza social, como mostraron durante el paro agrario de 2013 en el que fueron uno de los protagonistas.
Además, la Federación -a través del Fondo Nacional del Café, que se sostiene con las contribuciones de los cafeteros y dineros públicos- es uno de los instrumentos más importantes que tiene el Gobierno para adelantar sus proyectos de inversión social en el campo. Construye hasta puentes y carreteras. Y el próximo año se renueva el contrato de administración que firman cada diez años el Gobierno y la Federación para manejar esa plata pública.
Pero también porque en los próximos años se viene una discusión dura en torno al futuro de Fedecafé. Sobre todo porque tendrá que dar el debate sobre el informe de la Misión Cafetera que encargó el propio Santos y cuya recomendación central es separar las funciones públicas y privadas de la Federación, que hoy es -al mismo tiempo- un gremio, una empresa, un ente regulador y una entidad que diseña políticas públicas para el sector.
Como dijo Juan José Echavarría, el ex codirector del Banco de la República que dirigió la Misión y que asesora a Santos en temas cafeteros, "proponemos separar cobijas: que el Estado decida la política cafetera y los cafeteros operen como cualquier otro gremio".
Esa visión no ha sido bien recibida en la Federación hasta ahora, dado que significaría un golpe al poder que maneja, a su control de las rentas del café y su burocracia.
De hecho, Luis Genaro Muñoz fustigó públicamente la Misión y terminó enfrentado con Echavarría, tanto que -como contó La Silla- el ministro Cárdenas los citó a ambos una vez para que dejaran de pelear en público y, tras llegar una hora tarde a la reunión, se los encontró en su sala de espera al borde de los golpes.
Los mismos cafeteros vienen pidiendo una restructuración de la Federación, que la vuelva menos centralista y más transparente en sus cuentas (incluyendo los salarios y las indemnizaciones que han recibido sus altos cargos).
La decisión es trascendental porque no son gerentes que duran un año (Muñoz duró seis y Jorge Cárdenas -el padre del ministro- estuvo dos décadas), manejan un enorme presupuesto y el que venga tendrá que decidir si se pone del lado de Echavarría en transformar radicalmente el rol de la Federación y convertirlo en un gremio privado.
Encima de eso, la Federación se puede volver un apoyo clave para el posconflicto -si se firma un Acuerdo final en La Habana- dado que en muchos de los sitios más golpeados por la violencia como Nariño, Cauca, Huila, Norte de Santander o el sur del Tolima ahora crece el mejor café. Con un precio de compra garantizado, puede ser uno de los productos centrales en el ambicioso plan de transformación del campo firmado entre las Farc y el Gobierno.
La decisión final se verá este miércoles cuando las 15 regiones cafeteras anuncien sus votos, aunque ya está cantada.
Dura tarea la que le encomiendan a Velez. La Federación es poderosa y tuvo un capital que fue despilfarrado por su gerente Cárdenas. La historia que conozco es la de dos sectores que libran batalla a muerte: los privados y los federados. Los primeros quieren ir al mercado mundial y negociar por cuenta propia, pero sus ingresos irían totalmente a sus arcas; Los segundos negocian con las cuatro multinacionales y reparten algunos recursos, que son los que hacen la diferencia entre campesinos cafeteros y los demás (escuelas, carreteras, acueductos, alcantarillados, etc, etc). Los privados podrían catapultar el precio del café pero solo por lapsos cortos, cuando los demás productores caigan (heladas en Brasil, por ejemplo), pero los mejores precios serán exclusivamente para ellos. La Federación, con todos sus errores le da mejores perspectivas al cafetero, pero debe actualizarse y abrirse, pues las roscas la tienen dominada.
P. I. L. D. O. R. A. S DDD
1-La elección se volvió más showsera q Juan Valdez y conchita juntos.
2- Vélez y "el otro Vélez" son d los mismos Vélez?.
3- si es un Sí, entonces se tipificó el: con cara gano y con sello igual?.
4- Al lobysta number one IgVelez, especialista en tocar, mover y acomodar fichas acorde a las necesidades d turno, esta vez le falló la estrategia.
5- el entuerto con los Interbolsa hizo su efecto?.
6- quedaba muy mal q la federación en un proceso d Unión-limpieza, terminara escogiendo a IgVelez con tanto enredo ético-moral y hasta penal?.
7- Volverá IgVelez a LSV?.
8- Lo aceptará Juanita?.
9- o él ..... Sîîî tiene vergüenza .... Y propia?
Sorryyyyyyy..... Byeeeee....