
En estos días hay varios proyectos andando en el Congreso con un claro beneficiario: los militares investigados. Se trata de tres proyectos: el de la Defensa Técnica, el ‘Marco para la Paz’ y el de la Reforma a la Justicia, que fortalece la justicia penal militar. Son proyectos todos polémicos pero que, sin embargo, avanzan rápidamente en el Congreso en medio del ambiente de reconocimiento a los militares por la muerte de Cano. El Gobierno de Santos está detrás de todos ellos.
El proyecto de Defensa Técnica fue presentado en abril por el entonces Ministro de Defensa Rodrigo Rivera. El objetivo de esta ley es crear un mecanismo para que los militares investigados por cualquier tipo de crimen relacionado con el servicio puedan contar con un abogado pagado por los contribuyentes en cualquier fase del proceso y tanto en instancias nacionales como internacionales. Sería una Defensoría que reemplazaría la defensa de los militares que hoy hace Demil, una organización privada que ha estado en el ojo de la polémica, pagada por los mismos soldados.



Como lo contó La Silla Vacía, esta es una idea que arrancó con el gobierno de Uribe, que estaba convencido de que existía una ‘guerra jurídica’ por parte de la subversión que apuntaba a inmovilizar al Ejército a punta de denuncias falaces.
En su momento, la entonces Ministra de Defensa Marta Lucía Ramírez propuso contratar pólizas de seguro internacionales para que en el caso de que un militar fuera investigado, pagaran la defensa de un abogado de los mejores diez bufetes del país. La idea era que el Ministerio pagara una parte del seguro y la otra parte fuera financiada con aportes de los militares. Sin embargo, la comandancia del Ejército en ese momento se opuso a que los soldados tuvieran que contribuir al pago del seguro y la iniciativa no prosperó.
Años después, Uribe anunció con bombos y platillos la defensa institucional de los soldados, que en realidad nunca se concretó y que terminó siendo asumida en su totalidad por Demil y pagada en su integridad por los mismos soldados.
El Director saliente de Demil dijo en los medios que la Asociación cuenta con 140 mil afiliados. Los soldados rasos pagan 6.500 pesos mensuales y un coronel paga 37 mil pesos mensuales. Es decir que, calculando por lo bajo, Demil recibe 16.800 millones de pesos al año en contribuciones (suponiendo un pago promedio por afiliado de 10 mil pesos). Y según el coronel Robayo, cuentan con 250 abogados.
De aprobarse este proyecto, serían ahora los contribuyentes los que financiarían los abogados defensores de militares.
En el debate que ya se surtió en la Comisión Segunda de la Cámara se habló de unos 600 abogados que podrían defender a los militares incluso ante la Corte Penal Internacional, a donde llegan solo crímenes internacionales, es decir de lesa humanidad o de guerra.
El segundo proyecto es el del ‘Marco para la Paz’, que crea un paraguas jurídico para juzgar (o no juzgar) los crímenes cometidos por todos los actores del conflicto. Aunque el texto de la ley –que tiene sólo dos artículos– no habla de los grupos particulares, el ponente del proyecto en la Cámara, Eduard Osorio, dijo que este acto legislativo impulsado desde la Alta Consejería de Seguridad Nacional también cobijaría a los militares en el momento en el que se llegara a un proceso de paz.
La lógica de los que defienden esto es que para que haya un verdadero cierre del conflicto, todas las partes tienen que tener la certeza de que no pasarán el resto de sus vidas en la cárcel. Si los militares se quedan por fuera de estos beneficios, es posible que torpedeen un eventual proceso de paz, como ya lo intentaron en el pasado. Y en todo caso, no sería justo que mientras los guerrilleros puedan terminar accediendo a las altas dignidades públicas, quienes los combatieron terminen tras las rejas. También está el argumento de que mientras la Ley de Víctimas reconoce a las víctimas del Estado, esta norma debe garantizar que esos agentes del Estado que cometieron crímenes puedan confesar su participación en las atrocidades cometidas.
La Justicia Penal Militar
Por último está la Reforma a la Justicia, impulsada por el Ministro de Justicia. A este proyecto, en el último momento, el Ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón le colgó un mico que crea la presunción de que todos los delitos cometidos por la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con el mismo servicio, serán de conocimiento de la Justicia Penal Militar.
La principal reforma que introduce este polémico artículo es que hoy en día, por vía legal y jurisprudencia, las violaciones de derechos humanos ‘rompen’ la relación con el servicio y en principio son juzgadas por la justicia ordinaria. Si se aprueba este artículo se presumirá lo contrario.
De los tres proyectos, este es de lejos el más polémico. El tema de la justicia penal militar tiene una larga historia en el país que está cargada ideológicamente, tanto por la izquierda como por la derecha. A mediados de los años 90, la impunidad de crímenes cometidos por militares se volvió la bandera de los activistas de los derechos humanos en Colombia que lograron que los organismos internacionales de derechos humanos asumieran una posición frente al tema. Varios relatores de la ONU recomendaron una reforma de la justicia penal militar.
Y en 1995, el gobierno de Samper creó por decreto una Comisión de Reforma que estaba integrada por 7 militares y Pilar Gaitán, la entonces Viceministra de Defensa y ocho civiles, cuatro del Ministerio de Defensa, tres de los organismos de control y un representante de la sociedad civil que era Gustavo Gallón.
La Comisión se logró poner de acuerdo en muchos temas, pero no en quién debería juzgar las violaciones de derechos humanos. Entonces decidieron presentarle dos propuestas a Samper en ese punto, fuera de todo lo demás en lo que sí había consenso. El Presidente, entonces, sometió el tema a consideración de su Ministro de Defensa, que en ese momento era Juan Carlos Esguerra. Y Esguerra, quien es hoy el actual Ministro de Justicia, se inclinó por la propuesta del sector civil y de esa manera quedaron excluidas las violaciones de derechos humanos de la justicia penal militar.
Samper abandonó el gobierno antes de que el Congreso convirtiera esto en ley, lo que sólo ocurrió hasta 1999, mientras que durante el Gobierno de Pastrana se volvió norma legal. Pero antes de ser aprobado, ocurrió el famoso ‘ruido de sables’ con el ministro Rodrigo Lloreda. Pastrana se vio forzado a abandonar una cumbre de presidentes latinoamericanos en Cartagena para volar a Tolemaida a reunirse con los militares sublevados.
Luego en una entrevista en la revista Cambio en julio, Pastrana confesó que el tema del fuero militar era uno de los asuntos detrás de la rebelión de los oficiales fuera de todo el tema del proceso de paz con las Farc. Y confesó que la forma de arreglarlo fue concederles un cambio en la redacción del artículo 3 del Código Penal Militar que restringía a la tortura, la desaparición forzada y el genocidio las violaciones de derechos humanos cometidas por militares que serían conocidas por la justicia ordinaria.
Pero la Corte Constitucional, via una sentencia de Eduardo Cifuentes, dijo que ninguna violación de derechos humanos puede ser conocida por la justicia penal militar puesto que ‘la mentalidad criminal’ rompe la conexión con el servicio. En 2000, el Consejo Superior de la Judicatura, que es la entidad que decide cuando hay un conflicto de competencias entre la justicia ordinaria y la militar, incorporó finalmente esta jurisprudenci, que la Corte Constitucional venía defendiendo desde 1997, en una sentencia frente a la desaparición de Nidia Erika Bautista, después de la toma del Palacio de Justicia.
Con estas dos decisiones de la Corte, la pelea ya se redujo a los conflictos de competencia, quedando muchos casos de violaciones en la justicia penal militar, porque los militares investigados impugnaban y el Consejo Superior de la Judicatura se demoraba meses en resolverlos.
Durante el gobierno de Uribe, el ministro Camilo Ospina emitió la directiva 19 que decía que en los casos de homicidios cometidos por militares, la Fiscalía debería intervenir primero y decidir si se trataba de un acto del servicio. Y cuando hay dudas, lo decide la justicia ordinaria.
Aunque esta fue la directriz, nadie la hizo realmente cumplir hasta que llegó Juan Manuel Santos al Ministerio de Defensa y estalló el escándalo de los falsos positivos. Con toda la presión nacional e internacional encima, Santos amplió el acuerdo con la Fiscalía y presionó para que este finalmente se cumpliera.
Después de eso, los casos de falsos positivos en la Fiscalía ascienden a más de 1800, aunque todavía hay cientos represados por conflicto de competencias.
El año pasado, un informe del Departamento de Estado del año pasado criticó que no siempre este tipo de violaciones pasaban a la justicia ordinaria en la práctica. “Más de 231 casos de homicidios fueron transferidos durante el año del sistema militar al sistema civil. De esos, 140 fueron enviados directamente por el sistema militar, 91 casos fueron enviaron por el Consejo Superior de la Judicatura, que decidió a favor de las cortes civiles”.
De hecho, el traslado voluntario de casos de violaciones de derechos humanos desde la Jurisdicción Penal Militar a la Justicia Ordinaria ha caído a niveles prácticamente insignificantes desde que la anterior Directora de la Justicia Penal Militar, Luz Marina Gil, fue obligada a renunciar en mayo del año 2009. Así, de un promedio de 34,5 casos por mes a lo largo del año 2008, se ha pasado a menos de tres casos por mes a partir del último trimestre del año 2009, según datos de un informe reciente del Colectivo de Abogados.
Aún así, en los últimos años, por primera vez la justicia condenó a un general (Uscátegui por la masacre de Mapiripán) y al coronel Plazas Vega (por la desaparición de los trabajadores de la cafetería del Palacio de Justicia) y a cientos de otros militares por el asesinato extrajudicial de civiles presentados como guerilleros muertos en combate.

“Solo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias”, dijo Juan Manuel Santos en campaña. Y este sería un caso más de ello.
Después de haber sido, durante el escándalo de los falsos positivos, uno de los impulsores de que la justicia ordinaria investigara activamente los crímenes cometidos por militares, Santos propuso en campaña fortalecer la justicia penal militar.
Y aunque, en un principio, el Gobierno dio tumbos sobre si meter el ‘articulito’ o no en la Reforma a la Justicia, era claro que el Ministro Juan Carlos Pinzón no actuaba solo cuando decidió colgarle este mico y contaba con el visto bueno del Presidente.
¿Cuáles son las circunstancias que han cambiado para que el Ministro que impulsó la justicia ordinaria ahora proponga como Presidente que se presuma que en todos los casos los delitos cometidos por militares sean considerados actos de servicio? ¿Para ofrecerles a los militares beneficios que ni siquiera Uribe jamás se atrevió a considerar realmente?
Sobre todo porque es una propuesta que va en contravía no sólo de las recomendaciones de los relatores de la ONU sino también del Departamento de Estado de Estados Unidos, una de cuyas condiciones para certificar al país en derechos humanos es que las violaciones de derechos humanos por parte de militares sean investigadas por la justicia ordinaria y no la militar.
¿Cuáles son las circunstancias que han cambiado para que el Ministro Esguerra, que cuando era ministro de Defensa defendió la posición civilista ahora como Ministro de Justicia defiende la posición de los militares?
La respuesta específica no la sabe La Silla Vacía. Pero hay varias hipótesis. Una tiene que ver con la guerra y otra con la paz.
Las hipótesis
La que tiene que ver con la guerra es que, por más que hayan matado a Cano y tenido otros éxitos militares, quienes conocen las Fuerzas Militares por dentro dicen que es cierto lo que dice el ex presidente Uribe: los militares están desmotivados. Y llevan así desde 2009. Esto lo ratifica el informe divulgado hoy por el Centro de Seguridad Democrática de la Universidad Sergio Arboleda, liderada por Alfredo Rangel, que habla del ‘evidente’ retroceso en materia de seguridad, lo cual controvierte la postura del Gobierno.
Según este Centro, desde 2009 los secuestros han aumentado en un 45 por ciento, pasando de 158 a 220 y los actos de sabotaje contra la infraestructura también crecieron en un 43 por ciento. Los ataques de la guerrilla a la Fuerza Pública aumentaron un 24 por ciento respecto del año anterior, incrementándose por tercer año consecutivo.
El diagnóstico del Centro es que “la inseguridad jurídica a la que están sometidos los miembros de la Fuerza Pública como consecuencia de la abolición del fuero militar y de la desarticulación de la Justicia Penal Minitar, elementos que justifican la desmotivación en el combate y explican la caída del nivel de sus operaciones ofensivas contra los grupos guerrilleros”.
Palabras más, palabras menos, una parte importante de las fuerzas militares está de brazos caídos. Como lo explicó un oficial, que está ahora preso investigado por un falso positivo, a La Silla Vacía, “la muerte de Cano no prueba nada. Ese operativo se hizo con tropas especiales con apoyo internacional. Pero el común de la Fuerza está desmotivado. Dicen 'para qué ataco allá si el bandido me lo vuelven un pobre campesino luego'”.
La operación contra Cano la realizó el Comando Conjunto de Operaciones Especiales (CCOES), fundado en 2009 y dirigido directamente por el General Alejandro Navas. Este grupo élite, conformado por 4 mil hombres, ha estado detrás de los grandes golpes recientes del Ejército como las operaciones “Fénix”, “Camaleón”, “Sodoma” y la más reciente en donde se dio de baja a Alfonso Cano, “Odiseo”. Sus hombres tienen una capacitación especial, sus hojas de vida no tienen una sola anotación ni investigación ante Fiscalía, Procuraduría o algún organismo de control o de derechos humanos. Están en el Ejército no por necesidad sino por compromiso.
Según este oficial, que lleva preso casi año y medio sin haber llegado a un juicio, los militares como él no tienen verdaderas garantías frente a la justicia ordinaria. Dice que la Fiscalía no reconoce la presunción de inocencia y que son ellos, los militares, los que tienen toda la carga de la prueba para demostrar que no son culpables. Que les desconocen los términos, a él, por ejemplo, le negaron la salida por vencimiento de términos.
Considera que detrás de eso hay un interés económico, pues a los fiscales les pagan una prima técnica por pasar casos de militares (algo que la Silla no pudo probar) y por otro lado hay razones ideológicas. Y que, además, están las ONG de derechos humanos que, como probó el caso de Mapiripán, se inventan falsas víctimas para cobrar millonarias indemnizaciones al Estado.
Él cree que lo grave es que la justicia penal militar está tan débil que si todos los casos pasaran ahora a esta jurisdicción, tampoco obtendrían justicia, pues está en manos de tenientes, abogados con poca experiencia. Y que seguro tendrán tanta presión para demostrar que no hay impunidad que en todo caso los terminarán condenando a todos.
Lo que piensa este oficial es parecido a lo que piensan la mayoría de los militares, presos o no. El tratamiento mediático que se le ha dado a lo del Palacio de Justicia no ha ayudado, porque muchos están convencidos de que al coronel Plazas Vega se le condenó fue por la retoma y no por lo que realmente está en la cárcel, que fue la desaparición de los civiles de la cafetería. La destitución de los 23 oficiales, tres de ellos generales, a raíz de los falsos positivos también fue un duro golpe. Las investigaciones contra el general Montoya uno más.
Esto ha creado un ambiente al interior de las Fuerzas Militares que no contribuye a mejorar su desempeño rutinario pese a las cuantiosas inversiones que ha hecho el país en ellos.
El otro argumento es el de la paz. Como Santos sí está interesado en negociar un acuerdo de paz más temprano que tarde, necesita tener a los militares de su lado. Durante la negociación del Caguán los jefes de las Fuerzas realmente sintieron que Pastrana les estaba entregando en la mesa de negociación lo que ellos habían ganado en el terreno militar y trataron por varios medios de impedir que ese proceso avanzara. Una negociación exitosa en el futuro pasa por contar con su visto bueno. Y es claro que no se van a aguantar que los guerrilleros terminen en el Senado mientras militares terminan presos en Puente Aranda. De ahí la lógica del ‘marco para la paz’.
Y es que mientras la ley de Justicia y Paz, mal que bien, ha servido para juzgar a los paras y una eventual negociación política terminará encontrando una salida jurídica para los guerrilleros, para los militares que han cometido crímenes de lesa humanidad no hay una salida clara, pues toda las leyes internacionales prohíben las autoamnistías.
Pero el problema es que en medio del agradecimiento que sienten muchos colombianos con las Fuerzas Militares por la muerte de Cano, es difícil para un congresista argumentar en contra de darle este tipo de beneficios a los militares. Y la verdadera discusión de fondo sigue sin darse: ¿qué hay que hacer para garantizar que los militares tengan verdaderas garantías de un juicio justo (no de impunidad) y a la vez que las víctimas tengan derecho a la justicia incluso cuando su victimario es un agente del Estado? ¿Lo que se necesitan son leyes?
"para qué ataco allá si el bandido me lo vuelven un pobre campesino luego"
Aplica tanto para este como su comentario anterior:
Ajá..
Nos avisa cuando tengan los mismos cojones que usan para quejarse, para hacerse responsable por su colaboración en la desaparición de Palacio. Y la muerte de la Unión Patriótica. Y las mujeres desaparecidas en el '86. Y los indígenas que son rociados con balas en el Pacífico para que los brasileños usen dragas. Y cuando defienden a sus harenes de proxenetas en Santa Marta. Y cuando dicen sí pero no pero te vendo armas -en VerdadAbierta hallará del tema-. Y cuando se ferian a ganaderos -ver: Rito Alejo del Río-. Y cuando le disparan a personas sin armas, humanos como ellos, que solo llevan una bandera -como mostraron en el Querido Diario de las marchas estudiantiles del 24SEP del 2011 en Colombia-...
Y como diría Antonio Sanint en su comercial:
http://www.youtube.com/watch?v=URq5s_Whu1I
¿Te lo repito? ¿Te lo repito? ¿Te lo repito? :P
Que descaro de artìculo de verdad, y es que los militares quienes son puees??? no son personas tambien? ¿por què se invierte la carga de la prueba? ¿por què se les considera culpables y tienen que demostrar su inocencia, cuando deberìa ser que se les considere inocentes hasta que no se les demuestre lo contrario? ¿por què ir diciendo tan campantemente que son culpables, que no merecen nada, q ese "articulito" a la reforma es una atrocidad y q bla bla bla y q las familias de las victimas, cuando ni siquiera se sabe de culpas o inocencias?
QUE ARTICULO TAN IRRESPONSABLE!
"familias afectadas por los falsos positivos serían unas de las principales damnificadas si se aprueba artículo del fuero militar."
Asi como La Silla Vacia se hace tantas preguntas, les pregunto yo: ¿Còmo por què razòn las familias serìan unas de las principales daminificadas si se aprueba el "articulito"??? Es que acaso la silla vacia està de antemano actuando como si fuera un "dios" que todo lo ve y que ya sabe que todos los militares son culpables, me parece el colmo q anden culpando asi a la ligera a todos los militares! que descaro tan hp! y tan en la cara!
hola pandava, el artículo no dice y yo tampoco lo pienso que los militares no deben tener una presunción de inocencia. Es un derecho que tienen todos los colombianos. De lo que yo hablo es de la presunción de que todos los actos cometidos en servicio son del servicio, incluso cuando incluyen violaciones de derechos humanos. La justicia penal militar ha mostrado ser muy ineficaz para juzgar altos mandos militares porque existe una solidaridad de cuerpo. Y creo que precisamente a los militares que son inocentes y que son la mayoría les convendría tener una justicia que fuera realmente imparcial y que les diera las garantias constitucionales tanto a ellos como a las víctimas. De verdad no veo donde está el descaro.
Si los militares no sirvieran a una clase política corrupta, genocida, retardataria y putrefacta como la colombiana, sin duda tendrían más razones para combatir, pero con tanto escándalo de corrupción estallando por doquier, la única motivación será el salario para mandarle plata a sus familiares. Por algo es tan popular el dicho de "YO NO ME REGALO".
es demencial considerar los falsos positivos como un acto del servicio militar pues, a manera de ejemplo, un acto del servicio militar serìan las consecuencias dentro del radio de acciòn de un operativo debidamente organizado y registrado, una operaciòn encubierta debidamente autorizada o un combate como resultado de las anteriores y no cuando escudados en el uniforme se asocian integrantes del cuerpo militar para obtener prebendas sin importar si para ello tienen que cometer delitos.
la responsabilidad por el desprestigio de la justicia penal militar recae en sus mismos integrantes quienes por desidia y con el cuento de proteger el honor militar, nunca se preocuparon por establecer la verdad. desde luego que èsta insensibilidad no es mas que el producto aprendido tras muchos años de violencia, de impunidad, de falta de educaciòn y de la "normalizaciòn o aceptaciòn social" de la cultura corrupta, avivata, traqueta, narco, para, etc.
Vic, escriba con Minúsculas. Se lee mejor y no se toma por otra cosa su mensaje.
Una vez más, hablamos de cosas simétricas. Seamos concretos:¿qué gobierno, en la historia de Colombia, consintió más todas las porquerías de los militares que el de Álvaro Uribe Vélez?
Yo no me voy al extremo de decir "oh, es que toda ONG por solo serlo ya es buena". Idiota, no. Pero sí hay que ser bien concreto y es que los militares lo que andan es haciendo pataletas de niños chiquitos. ¿Por qué? Porque lo último que les interesa es la paz. No se necesitan los militares para la paz por su visto bueno, se necesitan porque si no se aprueba con ellos, hablando a calzón quitado, no tienen problema en hacer un Golpe de Estado.
Mucha gente pinta a la cultura militar del país como un lecho de rosas y valentía...
1) Si son tan valientes, ¿por qué dejan a su suerte a sus locos, lisiados y abandonados?
2) Si son tan abiertos, ¿cómo van con sus problemas de homofobia y racismo? ¿Y sus demandas al respecto?
3) Si son progresistas, ¿cómo van con sus casos de abusos sexuales?
Para aclarar, porque su comentario parece muy generalizado. No todos los militares son una porquería, la gran mayoría se encuentra en las filas del ejercito por la estabilidad laboral que ofrece, en un país donde el comercio informal crece (a pesar de que existan las fuerzas represivas de la ESMAD)por doquier y la posibilidad de pensionarse en trabajos civiles hace tiempo murió, no les queda más alternativa que la milicia; pero claro después viene la puja por resultados, el que hay que ser HOMBRES, que hay que matar guerrilleros a como de lugar y todo lo que hace que gente normal este hoy recluida en clínicas psiquiátricas y otros tantos locos por ahí con un fusil en las manos (como matan sin razonar y son bien pagos, nadie dice nada).
Los únicos que pelearán por convicción, serán esos 4000 pendejos que creen que van a acabar la guerrilla, pero tras las balas no llega la reconstrucción social y ese ha sido el fermento de la guerrilla, la desigualdad social
Importante para ver esta entrada de LSV: http://www.lasillavacia.com/historia/con-la-muerte-de-jojoy-no-llego-la-...
1. Colombia un pueblo parroquial grande con su iglesia en el centro del parque.
2. Colombia un país que tiene un ejército que no pelea entre naciones si no matando a los mismos de su nación.
Ajá Nsoren. ¿Y...? (no comprendo eso como conecta con lo que plantée).
El comportamiento del ejército es el típico de un pueblo parroquial como este. Si está indagando por el "progresismo" del ejército lo que usted encuentra es el mismo comportamiento de los 50 donde chulavitas mandaban a asesinar a cachiporros por simple placer, nada ha cambiado siguen los mismos miedos y los mismos prejucios, incluso la misma rentabilidad del negocio de la guerra, pues es bien deshacerse de todo aquello que incomoda, afea, o va en contra de las buenas y santas costumbres, ¡¿qué importa si el ejército acaba con dos o tres fascinerosos que alteran la calma, si de todos modos puede irse a la iglesia tranquilo?!
El ejército representa lo que es Colombia. Sus vicios, sus psicosis y paranoias. Temen tanto a lo foráneo como a lo propio, por algo pasa lo que pasa.
Creo que es así como hila con lo que venía planteando.
Dale, entendí. :)
Pero Nsoren, yo no andaba indagando... ¡yo lo que andaba era en Modo Irónico a la MIL! :D
Es evidente que la moral de las tropas esta baja, y esto no es de ahorita, estoy trabajando en el Ejército desde el año 2009 como civil, las labores que desempeño me han permitido acercarme realmente a los soldados que están en el área de operaciones, es decir, quienes día a día arriesgan sus vidas por nosotros, en conversaciones sostenidas con ellos me he dado cuenta que la baja moral se ve reflejada en las condenas que los mismos reciben, y no solo en materia penal, sino también en materia disciplinaria. En materia penal les parece el colmo que paramilitares que en verdad masacraron comunidades, asesinaron y descuartizaron a campesinos reciban condenas irrisorias que no superan en muchos casos los 10 años de prisión, mientras que militares, que si bien es cierto cometieron delitos, los que deben ser investigados y sancionados, reciben penas privativas de la libertad entre 27 y 40 años, esto luego de contribuir a proteger a la población y de arriesgar su vida a diario.
En materia disciplinaria no cambia la cosa, un ejemplo claro de esto es que mientras funcionarios del distrito por conductas de corrupción, robando miles de millones de pesos al estado reciben sentencias en los que los inhabilitan para el ejercicio de cargos públicos por términos de uno a dos años, soldados que en ocasiones se evaden de sus puestos por un día o dos, son sancionados con 10 años de inhabilidad. Entonces es evidente que por esto este baja la moral de la tropa. Otro aspecto importante es el de las demandas por muertes en desarrollo de operaciones militares, a los soldados no les da miedo pelear, y lo se, porque trabajo en una zona complicada del país, el departamento del Cauca, a los soldados les da miedo que por matar a alguien que los esta atacando vayan luego a tener que terminar sus días en una cárcel, no solo privados de su libertad, sino cuestionando su compromiso con la nación y perdiendo el respeto de su familia, de la comunidad nacional e internacional.
Es evidente que actualmente demandar al Estado se ha convertido en un negocio y uno muy lucrativo, tanto para presuntas victimas, como para abogados que en muchos casos (no es todos obviamente) ven en este el camino para ganar grandes cantidades de dinero con muy poco esfuerzo. Pero muchos se preguntaran por que digo esto, fácil, experiencia, este es solo uno de los muchos casos de los que tengo conocimiento, en el año 2009 una unidad (pelotón) adscrita al un Batallón de Alta Montaña en un combate sostenido con milicianos de las FARC dio la muerte a tres sujetos de sexo masculino, quienes se encontraban vestidos de civil, uno con un arma larga (fusil) y los otros con armas cortas, muchos pensaran que es un falso positivo porque eran civiles a los que les pusieron armas y los hicieron pasar por guerrilleros, pues esto mismo fue lo que vino a decir la madre de uno de estos sujetos a los pocos días del combate, la señora venia con abogado y todo ...
lista para interponer la demanda por un delito de lesa humanidad en contra de su hijo, con lo que ella no contaba es que alrededor de una semana después, en un sector cercano al que se presento el combate, se desmovilizo una integrante de las FARC, la señora que se desmovilizo informó que ella en conjunto con las personas dadas de baja conformaban un grupo dentro de las milicias de esa organización narcoterrorista, que estaban encargados de cobrar vacunas a agricultores y transportadores en el sector, y que el día en que se presento el combate con el ejercito se salvo de morir porque le dieron ganas de ir al baño y se quedo atrás del grupo, y que unos instantes después fue que escucho el intercambio de disparos. Tan solo con este ejemplo de los cuestionamientos que se les hace a los militares. Yo les hago a ustedes una pregunta fácil y sencilla, como pueden ustedes distinguir a un guerrillero de un campesino?, esto teniendo en cuenta que ahora los guerrilleros andan de civil...
Los guerrilleros son iguales a todos nosotros, tienen dos brazos, dos piernas, dos orejas, dos ojos, una nariz, una boca, no es fácil diferenciarlos o identificarlos a plena vista, ademas los familiares de los guerrilleros muertos en desarrollo de operaciones militares no van a salir a decir que efectivamente su hijo, su esposo, su tio o su padre eran guerrilleros, pero por qué no?, fácil porque hay la posibilidad de ganar mucho dinero demandando al estado, así como una gran cantidad de abogados dispuestos a llevar esos procesos de demandas de reparación directa. Finalmente a los militares no les gusta que la justicia ordinaria, o como ellos la llaman "los civiles", juzgues actos o conductas cometidas en actos del servicio, es decir en hechos ocurridos dentro del desarrollo de operaciones militares, esto se da principalmente porque "los civiles" no saben nada de la guerra, ni mucho menos de la guerra actual, que se ha convertido en una guerra irregular, en la que es de vital...
importancia que en el juzgamiento se dé no solamente por personal militar, sino que se dé por personal militar con experiencia, que conozca las condiciones en las que se desarrollan a diario las operaciones militares, que conozcan el rigor de la guerra, que sepan las modalidades que emplean los guerrilleros para atacar no solo a las tropas sino a la población civil, las minas, los tatucos, los cilindros, los proyectiles perforados llenos de materia fecal o cianuro en muchos casos, personas que de verdad entiendan la realidad operacional que vive actualmente la fuerza, esto no con el fin de obtener impunidad, sino por el contrario objetividad, ya que "los civiles", en este caso los fiscales desconocen de manera tajante el principio de presunción de inocencia en todos los casos que tienen que ver con muertes cuestionadas dadas en desarrollo de operaciones militares.
Por ultimo, quiero dar un reconocimiento a los hombres que es estos momentos se encuentran en el área de operaciones arriesgando sus vidas para que yo pueda transitar seguro por las diferentes vías del país, para esos hombres que a diario ven como uno de sus compañeros pierde una de sus piernas o las dos a causa de minas, que ven morir a sus amigos sin poder hacer nada al respecto, a esos hombres que lo único que quieren es que se les respete, es lo único que piden a cambio de parte nuestra (la población) por protegernos. GRACIAS EJERCITO COLOMBIANO.
Es evidente que la moral de las tropas esta baja, y esto no es de ahorita, estoy trabajando en el Ejército desde el año 2009 como civil, las labores que desempeño me han permitido acercarme realmente a los soldados que están en el área de operaciones, es decir, quienes día a día arriesgan sus vidas por nosotros, en conversaciones sostenidas con ellos me he dado cuenta que la baja moral se ve reflejada en las condenas que los mismos reciben, y no solo en materia penal, sino también en materia disciplinaria. En materia penal les parece el colmo que paramilitares que en verdad masacraron comunidades, asesinaron y descuartizaron a campesinos reciban condenas irrisorias que no superan en muchos casos los 10 años de prisión, mientras que militares, que si bien es cierto cometieron delitos, los que deben ser investigados y sancionados, reciben penas privativas de la libertad entre 27 y 40 años, esto luego de contribuir a proteger a la población y de arriesgar su vida a diario.
Es evidente que la moral de las tropas esta baja, y esto no es de ahorita, estoy trabajando en el Ejército desde el año 2009 como civil, las labores que desempeño me han permitido acercarme realmente a los soldados que están en el área de operaciones, es decir, quienes día a día arriesgan sus vidas por nosotros, en conversaciones sostenidas con ellos me he dado cuenta que la baja moral se ve reflejada en las condenas que los mismos reciben, y no solo en materia penal, sino también en materia disciplinaria. En materia penal les parece el colmo que paramilitares que en verdad masacraron comunidades, asesinaron y descuartizaron a campesinos reciban condenas irrisorias que no superan en muchos casos los 10 años de prisión, mientras que militares, que si bien es cierto cometieron delitos, los que deben ser investigados y sancionados, reciben penas privativas de la libertad entre 27 y 40 años, esto luego de contribuir a proteger a la población y de arriesgar su vida a diario.
Juanita, le sugiero consulte al director de la nueva Demil, usted está hablando de una persona que salió de allí y muy mal, por cierto, hace más de un año... Y en cuanto a la defensa de los militares, sabia usted que varios de ellos, han enfrentado procesos productos de denuncias de ONG, perdiendo sus pocos haberes (un soldado profesional como los que cogieron a Cano, gana $700.000) para luego de haber sido destituido, condenar a su familia a la miseria y perderlo todo, sale libre...recuerde el tema de falsas víctimas, ese es un negocio redondo del que por fortuna DEMIL ha investigado y sacará muchos casos más... hable con Demil, no cite fuentes tardías... es su deber investigar y claro analizar de acuerdo con su criterio, el cual claro está, es muy respetable.
Claro que el tema tiene una carga ideológica que desequilibra y en especial, por parte de los mismos militares. Cuando la Corte Constitucional introdujo su jurisprudencia de que no hace parte del servicio la criminalidad, y por lo mismo tales hechos no serían de la justicia penal militar, ha sido troya. No creo en la desmoralización de la tropa por el tema de la justicia penal militar, acrecentada ahora que se habla del general Montoya, y cuando se han dado pasos de llegar a altos mandos con poder mediático y de mando. Ellos buscan su impunidad. ¿La desmoralización de la tropa no andará caminando por el tratamiento que sanidad militar y de policía les da a los soldados víctimas de la guerra o de sus muertos o a los secuestrados? A todos abandonan, las indemnizaciones son irrisorias y los que quedan vivos, los dan de baja a quienes les ponen muchas trabas o les niegan el tratamiento médico y hablar de ayuda psicológica,menos. Otra vez la justicia es la que ha mejorado sus condiciones
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