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Resultados de la Encuesta Gallup de Abril |
Anoche fue divulgada la encuesta Gallup, en la que aparece que habría segunda vuelta y que ésta sería entre el Presidente y Óscar Iván Zuluaga. Si esta tendencia se mantiene, Juan Manuel Santos tendría como contendor al que su campaña ha escogido como mejor rival.
En el último mes, Santos ha estado de gira por el país, y en cada lugar, ha echado un discurso. En ninguno de ellos se refiere con nombre propio a ningún contendor, pero sin nombrarlo, ha ido perfilando al candidato uribista como su contrincante.
Por un lado, ha tratado de estigmatizar a su partido, el Centro Democrático, diciendo que es una “especie de neofascismo”, como le declaró a la BBC de Londres; jugando con la idea de que se trata de una extrema derecha, como cuando en Urabá le dijo a la gente: “ustedes no son urabeños, no son uribistas, son urabaenses. Ustedes son gente honesta y que quiere trabajar”.; o caricaturizándolos como “los señores del miedo”.
“A los señores de las Farc y a los señores que quieren que siga la guerra, los señores del miedo, que no nos van a doblegar en nuestra voluntad, que ha sido aquí expresada a través de todos los alcaldes, del Gobernador, del propio Presidente. No van a doblegar nuestra voluntad de paz”, dijo después de una reunión con el gobernador del Cauca y alcaldes de ese departamento.
Salvo unas referencias a las “famosas losas” de Transmilenio hace más de un mes, que buscaban golpear de frente a Peñalosa, a los demás candidatos básicamente los ha ignorado.
Por eso, aunque la encuesta Gallup publicada anoche en principio es mala para Santos pues pese a contar con todo el apoyo del establecimiento político de la Unidad Nacional, el respaldo de los grandes medios y el gobierno, la distancia entre él y los demás candidatos se sigue achicando, en otros sentidos es positiva: comienza a quedar claro que Óscar Iván Zuluaga sería su más probable contendor en la segunda vuelta, y que Enrique Peñalosa (que en un momento se pensó que podría ser su rival) va quedando atrás. Y Zuluaga hoy por hoy -si se le cree a las encuestas- parece un rival más fácil de vencer.
Más vale paloma en mano



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La encuesta Gallup muestra que si las elecciones fueran hoy, en la primera vuelta Santos sacaría 32 por ciento y Zuluaga le seguiría con un 20 por ciento. La candidata conservadora Marta Lucía Ramírez sacaría el 11 por ciento y Peñalosa el 10. Clara López estaría en el quinto lugar.
En una eventual segunda vuelta, Zuluaga mejora frente a Santos comparado con la encuesta más reciente de Gallup de hace un mes: sube de 29.7 a 34.4 mientras que Santos cae ligeramente de 47.2 a 46. Pero a Ramírez le va mejor en segunda vuelta y además, crece más que Zuluaga: pasa de 27.2 a 37.1 y Santos cae de 46.3 a 44.3.
Lo mismo le sucede a Peñalosa. En segunda vuelta, pasa de 47.5 de Santos y 25.8 de él a 47.7 vs 30.4 en la medición de mayo. Es decir, Zuluaga crece para segunda vuelta lo mismo que para la primera, mientras que Ramírez y Peñalosa crecen más en la segunda vuelta.
La razón de esto es por lo primero que le conviene a Santos que Zuluaga se perfile como su principal rival: el candidato uribista tiene un techo más bajo y menos capacidad que los otros dos de sumar adeptos de otras vertientes políticas en la segunda vuelta.
Si bien Óscar Iván está cada vez más consolidado como el candidato de su partido, en una segunda vuelta solo dos de cada diez del Polo dicen que votarían por él, mientras que cuatro de cada diez lo haría por Peñalosa. Incluso en una segunda vuelta, casi el doble de los del Polo preferirían votar en blanco si el rival de Santos es Zuluaga que los que lo harían si fuera Peñalosa.
Por otro lado, mientras que solo una tercera parte de los de Alianza Verde considerarían votar por Zuluaga en caso de que este se enfrente a Santos, la mitad de los del Centro Democrático estarían dispuestos a votar por Peñalosa y seis de cada diez por Ramírez en una segunda vuelta.
Esta misma tendencia la capturó la encuesta reciente de Ipsos cuando midió variables estrictamente emocionales.
Mientras que los votantes del ex alcalde de Bogotá sienten en su mayoría sentimientos negativos hacia Ramírez y Zuluaga, los votantes de Zuluaga en su mayoría sienten emociones positivas frente a Peñalosa y frente a Ramírez, aunque en menor medida. Los votantes de Ramírez son neutros frente al candidato verde y muy negativos frente a Zuluaga.
En conclusión, tanto Peñalosa como Ramírez estarían en mayor capacidad de atraer el voto uribista y Peñalosa el voto de izquierda en una segunda vuelta que la capacidad de Zuluaga de convencer a los de la Alianza Verde o de la izquierda que voten por él si se enfrenta a Santos.
El argumento que más pesa es, obviamente, el del proceso de paz. Y este es el segundo motivo por el que a Santos le conviene más enfrentarse a Zuluaga en segunda vuelta que a un candidato como Peñalosa.
La paz, el gran diferenciador
La decisión estratégica de la campaña de Santos es apostarle al tema de la paz como gran diferenciador frente a los demás candidatos.
Los tres pilares de su Plan de Gobierno son: 1. un país incluyente y de oportunidades. 2. De emprendedores, con pleno empleo. 3. Un país sin miedo y en paz.
Es una noción de paz, asociada a las palomas, y en general, a una visión idílica del posconflicto. Es una visión, además, que va en la línea de la gran campaña de Reconciliación Colombia lanzada por la Revista Semana y los grandes medios del país, en asocio con el Gobierno, que será lanzada la próxima semana y que de ahí en adelante hasta después de elecciones ocupará todo el espacio mediático tradicional con la idea del perdón, de la reconciliación y de un futuro posible y más feliz que el actual.
Esta narrativa encaja con el sueño de paz que tienen los colombianos, que en todas las encuestas dicen que quieren la paz pero sin incurrir en ningún sacrificio para lograrla, un escenario que es imposible pero que los colombianos no tendrán que enfrentar sino hasta después de elecciones cuando se discuta la reglamentación del Marco para la Paz y los beneficios jurídicos para los jefes guerrilleros.
Zuluaga defiende la idea de “paz sin impunidad”, que en la práctica no es otra cosa que la idea uribista de negociar la paz después de haber logrado la rendición de la guerrilla. Es decir, de seguir apostándole a la confrontación militar para debilitar a las Farc.
Como el discurso de Santos es más esperanzador, al presidente-candidato le conviene que su rival sea Zuluaga para profundizar en la dicotomía guerra-paz que es el hilo conductor de su campaña.
El candidato uribista podría intentar golpear a Santos con la idea de que es un elitista (y él un hombre de provincia) o con el argumento regionalista de la oligarquía cachaca vs. el hombre de la provincia. El problema de este argumento es que Zuluaga viene de una familia rica del Eje Cafetero y se crió y vivió la mayor parte de su vida en Bogotá.
La ‘mermelada’
Peñalosa dice que continuaría con el proceso de paz en la Habana tal como se está llevando a cabo, y que, incluso, mantendría el mismo equipo negociador. Esto, de entrada, eliminaría el tema de la paz como eje de la campaña si él siguiera siendo el principal rival.
El tema sería el de la ‘mermelada’, en donde Santos no sale bien librado. Claudia López, la coordinadora programática de la campaña de la Alianza Verde, no pierde oportunidad para repetir que Santos y Vargas Lleras se han feriado los impuestos de los contribuyentes para ayudar a reelegir a los congresistas y a ellos mismos.
“Se roban a manos llenas la plata de los colombianos para financiar las campañas de los políticos para que apoyen la reelección de Santos. Así es imposible apoyar a Santos”, dijo López en el debate Sí o No, el poder de los argumentos, organizado por la Universidad Javeriana y La Silla alrededor de la pregunta de si Santos era necesario para el proceso de paz..
Es un discurso que coincide con la indignación creciente de los colombianos con los políticos y en general, con la forma tradicional de hacer política. Y que, de ganar tracción y lograr ser encarnada por Peñalosa, terminaría golpeando a Santos en la espina dorsal de su campaña, que es su capacidad para convocar y activar toda la maquinaria política.
Peñalosa se alió con Álvaro Uribe y con el Partido de la U en Bogotá en el 2011 pero esta vez, como contó La Silla, ha decidido hacer una campaña totalmente artesanal, sin expertos ni estrategas y sin convocar a un solo político tradicional. Lo cual le da credibilidad a su discurso anti-maquinaria. Pero si no logra que el tema de la mermelada se vuelva el eje de la campaña quedaría en el peor de los mundos: sin estructura política que le ayude a conseguir votos y sin la agenda que le permita movilizar al voto de opinión.
Marta Lucía Ramírez también ha querido centrar su campaña en la lucha contra la corrupción y la politiquería. Si bien ella tiene una trayectoria técnica que le da las credenciales para oponerse a las mangualas políticas, la mitad de su equipo de campaña está conformado -ver artículo- por políticos conservadores tradicionales lo que le hará más difícil encarnar el sentimiento antipolítico.
La diferencia entre Ramírez y Peñalosa es que mientras Ramírez ha decidido asumir un estilo confrontacional contra el gobierno, comenzando por su publicidad en la que se quita una mordaza y dice que no se “dejará callar”, el candidato de la Alianza Verde ha optado por la estrategia fajardista de no entrar en confrontaciones para no ser ni anti-Uribe, ni anti-Santos, ni anti-Petro.
Esto ha permitido que su imagen negativa se reduzca pero también le ha quitado espacio mediático pues los periodistas tendemos a inclinarnos por las historias donde hay confrontación y a estas alturas no es muy claro qué más representa Peñalosa a nivel nacional fuera de la antipolítica. Zuluaga, en cambio, y su mentor Uribe mantienen viva la contradicción diaria con el Presidente, lo que algunos expertos consideran que explica que se esté perfilando como el principal rival de Santos.
Colombia necesita un trabajo de mediano plazo que es construir un partido político decente, con una bancada en el senado, con candidatos a la presidencia que puedan irse "ranqueando" y que construyan viabilidad para llegar al poder, en 2 o 3 campañas. El poder no se obtendrá así no más, en virtud de lo "indignados" que estemos o en las ganas que tengamos de sacar a los corruptos de siempre. La corruptela y el clientelismo cuentan con muchísimas armas, puestos, contratos, plata para comprar votos, programas asistenciales, los poderosos medios, y un largo etcétera que nos demuestra porqué en nuestra imperfecta democracia derrotar al corrupto Santos y su clientelismo rampante es por ahora casi una quimera. Por eso hay que pensar en el mediano plazo, reclutar a la gente valiosa que quiera dar esa pelea. Ese proyecto se llama alianza verde y está empujado por Claudia López, esperanza de futuro de Colombia. Para que a ella le vaya bien mañana se necesita que a Peñalosa le vaya bien ahora.
Felicitaciones a LSV, por la variedad de nuevos usuarios, el último mes y una semana ha sido activo, también escriben parejito y en gavilla.... quedamos perplejos nosotros a los que DDD nombra como los otros... será moda o estrategia, o seré injusto como cuando me inscribí como usuario y decían que era troll, o que era comentarista pago... que raro, talvez es la respuesta a la restricción en el número de comentarios...
Esta confrontación entre Santos y Zuluaga parece un bipartidismo reencauchado, como alguna vez dijo el senador Jorge Enrique Robledo, no hay nada que beneficie más a las oligarquías tradicionales, que un bipartidismo sin fundamento ideológico, uno en el que las diferencias entre los bandos sean sólo aparentes, y que de fondo, compartan los mismos intereses;uno que permita confrontar a las bases entre sí, mientras los líderes se regocijan con un poder que nunca van a perder. Es hora de dejar esta confrontación atrás, dejar de condenar a quienes no entran en ella y empezar a votar no por el candidato más simpático o el que regale más tamales y prometa mejor la paz, sino el o la candidata que tenga un programa claro y que sea consciente de lo que implica no sólo acabar con el conflicto, sino plantearse el posconflicto con todo lo que éste trae encima.
Todavía más preocupante es el hecho de que pareciera que Colombia fuera dos países: el urbano y el rural. En uno, tenemos la posibilidad de informarnos por diversos medios acerca de los planteamientos de cada candidato, de evaluarlos con mirada crítica y confrontar la información con gran diversidad de fuentes. En el otro, la información que se tiene de los candidatos se obtiene de los medios masivos, muchas veces (si no todas las veces) inclinados claramente hacia un bando; es una información sesgada y el acceso a otro tipo de medios se ve increíblemente limitado.
No triste, pero preocupante es la cultura política que nos ha acompañado como colombianos por mucho tiempo, y que ayudada por la falta de calidad y acceso a la educación, ha permitido formar ciudadanos apolíticos, o ciudadanos que desde el voto, están predispuestos a considerar que quien llegue al poder, nunca va a representar los intereses de los ciudadanos.
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