En los últimos días, cuando se cumplen dos años desde que se anunciaron las negociaciones, las Farc han sacado varios comunicados desinflando las expectativas creadas por el presidente Juan Manuel Santos respecto a los avances del proceso de paz y a qué tan cerca estamos de “la recta final”. Dicen que conceptos como transición, desmovilización y entrega de armas, "no existen ni en la gramática del acuerdo de La Habana, ni mucho menos en el lenguaje de la guerrilla".
Y es que si bien las negociaciones con la guerrilla han llegado más lejos de lo que jamás habían superado las conversaciones con las Farc, para lograr la firma del Acuerdo Final todavía hay que remontar muchos obstáculos. Uno de los más difíciles, y que ha quedado en evidencia en los últimos días, es que las Farc y el Establecimiento interpretan de manera muy diferente las mismas palabras.
La Silla Vacía pone a la disposición de los colombianos su servicio de Traducción Simultánea (haga clic en las palabras del centro):


1. Negociación
(Sustantivo): Dícese de una conversación entre iguales que no han podido derrotarse en el terreno militar y cuyo objetivo es transformar las condiciones que han causado y alimentado el conflicto: la marginalización de la Colombia rural, la exclusión política de los que se oponen al Establecimiento, el terrorismo del Estado y sus aliados paramilitares, el negocio transnacional del narcotráfico.
2. Entregar las armas
(Verbo que no aparece en el diccionario): Dícese de una entelequia del Establecimiento que no ha entendido que las Farc no “entregarán” las armas porque no reconocen la legitimidad de un Estado corrupto, cuyas leyes no son más que mecanismos de opresión de una élite explotadora y en muchos casos asesina.
Las armas se dejarán de usar el día en que las transformaciones sociales, políticas y económicas pactadas en la Mesa de Negociación sean una realidad tal que éstas se vuelvan innecesarias.
“Las armas se silencian cuando la voluntad de dispararlas cese y eso ocurrirá en Colombia cuando se cumplan todas estas situaciones que estamos llevando a la mesa de negociación”, le dijo en una entrevista a El País de Cali el vocero de las Farc Andrés París en 2013, como contó La Silla. La posición parece que no ha cambiado.
(Sinónimo que sí aparece): desmilitarización de la sociedad y del Estado. Que las Fuerzas Militares “regresaran a su rol constitucional de guarnecer nuestras fronteras, el desmonte de los batallones de contrainsurgencia por razones de tal normalización como resultado de la paz, la reducción del pie de fuerza, y la insinuación de algunas reformas profundas en su doctrina militar,” según explicaron en sus declaraciones recientes.
(Segundo sinónimo): Verdadero desmonte del paramilitarismo.
3. Desmovilización
(acción que no existe): El Ejército del pueblo no se desmoviliza para reintegrarse a la sociedad pues nunca ha estado sino con el pueblo, defendiéndolo. Lo que ocurrirá será la transformación de la sociedad y de la política acompañada por las Farc.
4. La transición
(eufemismo): Si se firma un Acuerdo de Paz lo que habrá será una “normalización de la convivencia ciudadana”.
La diferencia en la concepción sobre de qué se trata la negociación está en la médula de las dificultades del proceso ahora y en el futuro cuando los colombianos tengan que refrendarlo en las urnas.
Como las Farc consideran que la negociación es entre iguales, actos del Estado como el Marco para la Paz, el “Comité de Transición” anunciado con bombos y platillos por Santos o la insinuación de que ellos “entregarán las armas” son consideradas por la guerrilla una afrenta a la mesa por ser medidas unilaterales de un Gobierno que ellos no reconocen como legístimo.
“Hemos explicado que en tanto en el conflicto colombiano no hay un vencedor ni un vencido, no es viable que el Estado imponga su juridicidad o pretenda fungir como juez y parte. El único marco jurídico que admitimos es el acuerdo general de La Habana en el que Estado e insurgencia son partes iguales.”, dijo recientemente ‘Pablo Catatumbo”, uno de los negociadores de las Farc en La Habana.
En cambio, como para el grueso de la sociedad lo que se está pactando son unas condiciones de desmovilización, la mayoría de colombianos se opone a que los guerrilleros hagan política después o no vayan a pagar cárcel. También rechazan (y por eso los negociadores han definido esas “líneas rojas”) que en la Mesa de Negociación se discuta el modelo económico, la reforma de las Fuerzas Militares o incluso la minería.
Santos los interpretó cuando anunció el Comando Estratégico de Transición y dijo que su función es “ supervisar “cómo es que vamos a hacer esa transición, cómo es que vamos a supervisar la desmovilización del enemigo, cómo vamos a supervisar y garantizar la entrega de armas”.
Mientras la guerrilla insiste en que ellos mantendrán las armas hasta que el Gobierno emprenda todas estas reformas, lo que ha dicho el Gobierno es que estas reformas, que tienen un eje territorial, se harán con las Farc. Pero que ese derecho de participar e incluso liderar estos cambios se lo ganan una vez hayan dejado las armas.
Al final, el desacuerdo entre Gobierno y Farc frente a las armas tiene un matiz simbólico en la medida en que por nada del mundo “entregarán” las armas a su enemigo como si hubieran sido vencidas. Y también implica un reto frente a la secuencia de los eventos: si lo hacen una vez se firme el Acuerdo como lo quisiera el Gobierno o cuando las reformas pactadas sean una realidad. Es una diferencia, que como analizó La Silla hace un año, no es menor y será uno de los puntos más álgidos de debate en los meses por venir.
En los procesos de paz anteriores, que básicamente consistieron en pactar las condiciones bajo las cuales las guerrillas o los paramilitares entregarían sus armas, el componente de desmovilización fue muy grande e implicó que el Gobierno montara programas de subsidios, oportunidades de empleo, taxis y demás para los desmovilizados.
Con las Farc no será así. Lo que se está pactando son las reformas políticas y sociales que se harán en el campo y en la forma de acceder a los centros de poder para que las Farc se transformen en un movimiento político que alcance sus objetivos de poder por la vía de las urnas sí así lo quieren eventualmente un día los colombianos. Entonces, más que taxis y sueldos, lo que habrá es un programa de reconstrucción territorial en el que las Farc tendrá un importante protagonismo. El gran pulso será si esto lo hacen mientras conservan las armas (así no las usen), lo cual hoy por hoy es inadmisible para la mayoría de colombianos.
La diferencia en cómo cada parte concibe la transición será uno de los peores cuellos de botella del proceso porque tiene que ver directamente con la justicia transicional, un campo donde el gobierno tiene más margen de maniobra del que normalmente se asume pero mucho menos de lo que las Farc creen por las exigencias de la comunidad internacional y los tratados firmados por Colombia.
También entrará en juego todo el tema de la transformación de las Fuerzas Militares que el gobierno ha dicho que no se tocará en la Mesa pero que es casi ineludible hacerlo teniendo en cuenta que desaparecerá el principal objetivo estratégico de los militares. Y que va muy de la mano de la difícil discusión sobre qué significa en la práctica un cese del fuego bilateral en un país donde aún persisten las bandas criminales y otra guerrilla como el ELN.
Por último, estará la discusión sobre cómo implementar los acuerdos donde se pondrá a prueba la verdadera capacidad de ejecución de los acuerdos por parte del Estado.
1. Negociación
(Sustantivo): Dícese de la acción de pactar unas condiciones dignas (y si se quiere ‘magnánimas’) entre un Estado que tiene problemas pero que es en términos generales legítimo y un grupo terrorista que ha causado un daño inmenso a la sociedad para que a cambio de unos beneficios la guerrilla deje las armas y se “reinserte” a la sociedad.
2. Entregar las armas
(Verbo): condición ineludible para refrendar el Acuerdo Final.
“De lo que se trata es de convenir una agenda para la terminación del conflicto que permita a las Farc exponer sus ideas sin el acompañamiento de las armas, y con plenas garantías para su transformación en una fuerza política desarmada”, dijo Sergio Jaramillo en su discurso en la Universidad Externado en 2013. Y agregó : "La paz no se trata de recibir un fusil para entregar un taxi o una panadería. Se trata, repito, de quitar las armas del camino para poder transformar unos territorios y reconstruir el pacto social en las regiones. Para garantizar que no vuelva a haber guerra.”
3. Desmovilización
(verbo): acción de dejar las armas y suspender las actividades terroristas y volver al seno de la sociedad sobre la base de la verdad, la justicia y la reparación.
4. La transición
(sustantivo): proceso mediante el cual la guerrilla pasa de ser un movimiento armado a un partido político que busca el poder por la vía de las urnas.
No es que no entiendan lo que el otro dice, sino que detrás de las palabras hay significados de fondo que impiden los acuerdos. Mientras para el Gobierno la paz es posible en un marco donde la legitimidad se encuentra únicamente en la Constitución, con instituciones corruptas y clase gobernante politiquera de espaldas a la sociedad, la guerrilla insiste en que es por la fuerza que debe darse el cambio. Eso sí, todos cambian ellos no, lo que les da patente de corso para continuar con sus desmanes y propiciar nuevos cambios, los que consideren necesarios, pero no por la vía política que consideran espuria, sino por la imposición de las armas. Corruptos y politiqueros versus criminales y narcotraficantes? La diferencia no está en el lenguaje, pulido y muy florido en el primero y cínico y brutal en el segundo, la encontramos en el pasado de la Nación y en el futuro que nos ofrecen cada uno de los negociadores. Son dos visiones del mismo país.
Yo no soy optimista con estos diálogos porque no son negociaciones sino DIALOGOS, es decir mucho toque toque y de aquello nada. Definitivamente esos señores si se les puede llamar así, quieren empezar a montar eso que llaman "socialismo 21" como en Venezuela, Cuba, Nicaragua. Hay que leer sus puntos de vista en sus revistas de internet; leyendo se da uno cuenta como campesino colombiano que quieren cambio de modelo de gobierno y por tanto modelo económico. Ellos no admiten ninguna constitución (quieren una nueva); ellos no admiten a las Fuerzas Armadas, entonces para qué gastamos dólares, tiempo y saliva dialogando. Insisto que esto no es ninguna negociación. El pueblo aprobará? cual pueblo si cada vez la abstención es mayor, entonces cual pueblo. A nombre del PUEBLO se han hecho muchas calaveradas en este país, desde la llegada de los invasores españoles y de los demás países que se han llevado nuestras riquezas y se las siguen llevando (la megaminería y la famosa confianza inversioni
Detrás de los discursos y de los enunciados hay una realidad y a la gente se le manipula con esos discursos.
En las anteriores negociaciones con otros grupos guerrilleros: M-19, EPL, PRT, UNIÓN CAMILISTA ELN o CORRIENTE DE RENOVACIÓN SOCIALISTA, etc, las concesiones materiales que hizo el gobierno BARCO o el de GAVIRIA fue para los grupos armados en sí. Unicamente la convocatoria a una Constituyente de la que salió la Constitución Política de 1.991, hoy reformada con más de Actos Legislativos que ha dictado el Congreso nadie ha visto transformación estructural alguna en el sistema de propiedad, la educación, la salud y otros servicios. Ni siquiera en los sitios donde con mayor énfasis operaban esos grupos.
De una guerrilla mamerta como las FARC cualquier cosa se puede esperar. Poco importan los más de 3.000 muertos de la UNIÓN PATRIÓTICA, lo esencial para ellos, falsos martxistas de cabo a rabo, ha sido la "combinación de todas las formas de lucha"