Según un artículo de El Espectador, el gobierno está buscando que el partido Verde y el Conservador se unan a la Unidad Nacional en una “Coalición por la paz” ¿cree que es conveniente esta coalición? ¿Creará un mayor unanimismo en el Congreso? ¿Es bueno para la paz una Unidad Nacional Ampliada?
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Investigador, Fundación Paz y Reconciliación
Colombia requiere la más amplia unidad política para transitar de la barbarie a la construcción de la paz, para superar la degradación de la política vía autoritarismos y corrupción a una democracia de mayor calidad, para modernizar y colocar al mundo rural, más cerca de los indicadores sociales del mundo urbano. Por esas razones comparto un acuerdo político entre el espectro político que está empeñado en esas tareas, postergadas desde siempre en la sociedad Colombiana.
Si la Alianza Verde y el Polo Democrático accedieran a conformar una coalición de gobierno sobre los puntos mencionados estarían siendo responsables con una Colombia que demanda transformaciones y mayores garantías para el ejercicio de la política, procesos de gran envergadura que están demandando del mayor rigor en la política, lo cual se debe traducir en: políticas, instituciones, recursos, y sobre todo compromiso a fondo con estas demandas de democracia en la sociedad Colombiana.
Una coalición sobre puntos concretos, bien puede ser suscrita por la Alianza Verde y el Polo Democrático, y eso no obsta para que se mantengan en la oposición en todo el abanico de temas que no los comprometa en un acuerdo programático con el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos. Suena descabellado, pero de manera simultánea pueden ser parte del gobierno, para trabajar en los puntos mencionados y ser oposición en lo que consideren pertinente.
No es fácil tomar un rumbo de actuación política de gobierno-oposición de manera simultánea, pero es deseable y posible.
Ex consejera presidencial de Programas Especiales
¿Para qué quiere el gobierno Santos una “Coalición por la Paz” si las negociaciones en La Habana se han constituido exclusivamente en un ejercicio de dos partes sin la participación del país?
El peso político de esos acuerdos debe recaer obviamente entre quienes participaron en la mesa. Aun sin saberse a carta cabal cuáles fueron los compromisos en los que el presidente embarcó al país con una guerrilla narcotraficante y reclutadora de niños y niñas, la gran deuda es que no hubo oportunidades para el debate nacional.
“Divide y reinarás” fue la constante. El mismo Presidente se encargó de polarizar al país y crear las corrientes amigos y enemigos de la paz. Ahora se pretende que la ciudadanía avale unas negociaciones cuya letra menuda (la más peligrosa) no se conocerá nunca.
Con este panorama el gobierno manda el mensaje que está buscando que los partidos Conservador y Verde se unan a la Mesa de Unidad Nacional pero con el nombre de “Coalición por la Paz”.
Cambiar los nombres son triquiñuelas que darán pie para que la polarización continúe. El ejemplo es claro, se creó una Comisión Asesora para La Paz y el ex-presidente Andrés Pastrana y la ex-candidata Marta Lucia Ramírez renunciaron porque sugerencia u observación que plantearon fueron calificadas como voces enemigas de la paz.
El Partido Conservador tiene en estos tiempos una oportunidad como muchas valiosas que ha desperdiciado por el afán de las mieles del gobiernismo de turno.
A ver si ahora nos alejamos del oportunismo, de las componendas y del unanimismo y asumimos una tarea que la militancia nos reclama desde todo el país y debatimos internamente: el compromiso de un Partido soportado en sus principios y debatido con propuestas no con intereses politiqueros.
Colombia no necesita más coaliciones que aplaudan al gobierno, aquí lo se requiere es pisar firme para que el precipicio, que está a centímetros, no nos trague. Está claro que el Congreso de la República no es el escenario de ese debate por la injerencia del ejecutivo para presionar apoyos y ¡hurras!
Ex viceministro de Defensa y ex director del Centro Democrático
La Paz no es un asunto de coaliciones burocráticas o plebiscitos amañados. Es perdón, justicia y reparación reales y no de titulares.