El domingo, un comunicado de la Oficina del Alto Comisionado de Paz, anunció que el Gobierno va a indultar a 30 guerrilleros de las Farc como parte “de los gestos de construcción de confianza entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP”. ¿Está de acuerdo con ese indulto?
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Ex Ministro de Minas
Los indultos concedidos a treinta guerrilleros tienen para mí mucho sentido. Y deberían continuar porque debe haber muchísimos más en iguales condiciones. Yo miro y tomo esa actuación como un importante gesto humanitario, un avance de confianza mutua, como un buen paso en el proceso hacia la reconciliación que requiere el país. Y tiene un sólido, ético y valioso fundamento en la buena fe y la recta intención de los indultados, en la misma forma que vamos a tener que mirar y tratar a muchos más del otro lado de la mesa más bien que andar pidiendo castigo, si de verdad queremos llegar a tener paz. Resulta aquí bastante apropiado recordar un bello párrafo de la columna que bajo el título de Opciones de Conciencia – Decisiones de Guerra y Paz, publicó en El Tiempo del pasado 15 de octubre el muy autorizado y respetable padre Francisco de Roux.
Decía esto: “Para mí es claro que la de Camilo Torres, Domingo Laín, Manuel Pérez, Carlos Pizarro, Antonio Navarro, León Valencia, Pacho Galán, ‘Iván Ríos’, ‘Alfonso Cano’ y Arturo Alape, para citar sólo a conocidos, fue una decisión de conciencia serísima y no ligereza ni inmoralidad. Formaron su conciencia desde elementos subjetivos de familia y amistad, en el calor de debates y lecturas políticas, en la rabia contra las arbitrariedades, en la emoción por acontecimientos como la Revolución cubana; desde allí interpretaron datos objetivos como la exclusión social, étnica y política, las desigualdades económicas, el asesinato de líderes sociales, y formularon conclusiones de estos términos: el establecimiento colombiano hace violencia contra el pueblo, hay que cambiarlo; no es posible por el voto que está controlado, tampoco por la protesta social, pues la aplastan; la única forma eficaz es tomar el poder por las armas e implantar la justicia. Así configuraron el derecho y el deber de rebelión y se jugaron la vida cuando la probabilidad de que los mataran era altísima, convencidos de que era lo mejor que podían hacer por Colombia.”
Directora, Fondo de Promoción de la Cultura
Difícil de procesar decisiones de esta naturaleza a menos de 15 días de los atentados de París y de Bamako. Muestras de buena voluntad y diálogo político con cualquier facción de quienes han venido azotando por décadas a las poblaciones de África y del Medio Oriente hoy serían inaceptables.
Sin embargo, en Colombia, para acelerar el proceso de Paz de La Habana, proponen indultos y acciones humanitarias para los miembros de la misma organización que secuestró, encadenó y encerró con alambres de púas a sus víctimas, sin haber firmado un acuerdo de Paz y sin que la organización guerrillera haya devuelto a más de 3000 niños campesinos que mantienen en sus filas.
En el Medio Oriente, África y más recientemente en Europa las víctimas fundamentales han sido las poblaciones musulmanas, cristianas y judías que habitan los territorios donde los distintos grupos extremistas ejecutan sus acciones demenciales. En Europa y USA sin mayor compasión para con las víctimas, que vienen siendo azotadas de tiempo atrás, hay quienes abogan por la prohibición del refugio.
En Colombia, las víctimas de los futuros indultados son millones de campesinos, empresarios y ciudadanos del común que han padecido las atrocidades del conflicto sin que ni siquiera los perpetradores reconozcan a plenitud su condición de victimarios.
Todos queremos la paz pero muchos también quisiéramos que para lograrla no olvidáramos toda la verdad ni tampoco olvidáramos el daño que han causado las ideologías que sustentaron masacres, asesinatos o secuestros porque esas justificaciones son tan reprochables como las que pretenden hoy devolver al mundo a las leyes que menciona el Corán y que se aplicaron durante la vida de Mahoma en el siglo VII.
Investigador, Fundación Paz y Reconciliación
La determinación tomada por el presidente Juan Manuel Santos de indultar a 30 integrantes de las Farc, que están recluidos en cárceles pagando condenas por el delito de rebelión exclusivamente, es una medida que muestra la madurez de un proceso de diálogos y negociaciones que ha entrado en su recta final y a ello corresponde este tipo de iniciativas, de las cuales veremos muchas en los próximos meses. Quizás la más cercana sea el acuerdo sobre un cese bilateral que vendrá en diciembre luego de cerrar, ahora sí, el acuerdo definitivo sobre la jurisdicción especial de paz.
Siempre hemos sabido y está consignado en la agenda establecida por el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las Farc que parte del acuerdo es la liberación de presos de las Farc que no estén implicados en graves crímenes. En este caso los 30 indultados no entran en la categoría de personas comprometidas en graves crímenes y por eso el gobierno con plenas facultades legales puede tramitar el indulto.
Igualmente importante es la determinación del gobierno de mirar los temas de salud de 81 integrantes de las Frac en cárceles y con graves afecciones, tema apenas natural y humanitario.
Buenas noticias las dadas por el gobierno y en la dirección correcta.