Con la elección, ayer, de cinco nuevos magistrados en la Corte Suprema, ésta se aleja del peligro de quedar paralizada [1] y queda totalmente en manos de magistrados que vienen de la Rama Judicial, lo que rompe una larga tradición de equilibrio entre funcionarios de la rama y miembros de la academia. También quedan reforzados el grupo santandereano y el de egresados de la Universidad Libre. Con eso la gran ganadora es la presidente de la Corte Ruth Marina Díaz, gran defensora de que los magistrados vengan de la rama, y cabeza del grupo santandereano.
La renuncia del magistrado Arturo Solarte, quien era el líder de una minoría que tenía bloqueada las elecciones y que impulsaba la presencia de más magistrados de la academia, se hizo efectiva el viernes pasado. Menos de una semana después, sus aliados, Jesús Vall de Rutén y María del Rosario González, perdieron la batalla. Por lo menos uno de ellos decidió votar con la mayoría.
Los cinco que llegaron ayer han pasado por la rama.
Luis Armando Tolosa pasa de la Sala Civil del Tribunal Superior de Tunja a la Sala Civil de la Corte y antes había sido magistrado de la Sala Civil del Tribunal Superior de La Guajira. Su designación es clave porque, como contó [1] La Silla, era el candidato favorito del bloque mayoritario que estaba a un voto de elegirlo, y esta vez lo logró.
El externadista Gustavo Hernando López Algarra, quien también estaba a un voto de ser elegido, viene de ser magistrado de la sala laboral del Tribunal Superior de Bogotá y también tiene larga trayectoria en la rama. Los últimos diez años los ha pasado en ella como magistrado auxiliar de la Sala Laboral de la Corte y magistrado de la Sala Laboral de Descongestión del Tribunal Superior de Bogotá.
El tercer elegido, Carlos Fernández Carlier, había cosechado 12 votos. También viene de la rama: ha sido magistrado auxiliar de la Sala Penal de la Corte y magistrado de los tribunales de Bucaramanga y Bogotá.
La cuarta es Clara Cecilia Dueñas. Lleva dos años de magistrada auxiliar en la Sala Laboral de la Corte y fue conjuez del Tribunal Administrativo de Cundinamarca durante diez años. Aunque ha trabajado mucho tiempo como abogada independiente y contratista de entidades públicas, su fuerza provino de su paso por la Corte.
Y el quinto es Eyder Patiño, quien llega a la Sala Penal. Patiño venía de Procurador Delegado ante la Corte después de haber sido ser magistrado auxiliar de Yesid Ramírez. Su trayectoria ha sido en la Procuraduía (fue Procurador Delegado en derechos Humanos y Procurador Judicial Agrario), en la Fiscalía (fue fiscal de circuito especializado y juez de instrucción criminal en el Huila) y en la rama.
Además del poder de la rama, también se refuerza el de la Universidad Libre. Tres de los cinco nuevos magistrados (Dueñas, Cabrera y Tolosa) son egresados de allí, y se suman a Ariel Salazar y Leonidas Bustos. Con eso la Libre queda con cinco magistrados de los 22 que hay actualmente, mientras que ninguna otra universidad tiene más de dos egresados en la Corte.
Y, por último, queda más sólida la rosca santandereana. Fernández Carlier es de ese departamento y de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga, como la presidenta de la Corte, Ruth Marina Díaz, y el Procurador General Alejandro Ordóñez. Y Tolosa, aunque viene de Boyacá, es santandereano de nacimiento. Con eso habría cinco santandereanos en la Corte (además de Díaz, está Luis Guillermo Salazar), el grupo regional más grande.