La semana pasada, en un foro de Bogotá Cómo Vamos sobre la venta de la ETB, la secretaria de Hacienda de la ciudad, Beatriz Elena Arbeláez, defendió la venta y dijo que ese dinero se debía invertir en el sector financiero. Como esa propuesta va en contravía de la política de la alcaldesa encargada Clara López, ésta le pidió la renuncia a Arbeláez.
Entre los nombres que más han sonado para reemplazar a Arbeláez está el de Aurelio Suárez, un analista económico del Moir que participó en el evento de Bogotá Cómo Vamos y fustigó fuertemente a Arbeláez. Ayer, la sección 1, 2, 3 de CM& volvió a mencionar su nombre.
Pero Suárez no está interesado. Por una parte, como ya lo había informado La Silla Vacía, Suárez es precandidato al Concejo de Bogotá y está enfocado en esa aspiración. Además, él cree que su función está más en hacer control político que en entrar a formar parte de la administración de la ciudad.
Ahora Clara López deberá elegir otro reemplazo para Arbeláez. La pregunta es si nombrará a un economista de izquierda, como Suárez, o a alguien más ortodoxo y que no genere nerviosismo en los mercados financieros, que son importantes para las finanzas de la ciudad.
Desde que hace una semana se supo que el exgobernador guajiro Juan Francisco ‘Kiko’ Gómez estaba hospitalizado en Soacha por problemas cardíacos, los familiares del asesinado exconcejal de Barrancas Luis López Peralta sugirieron que podría tratarse de una estrategia de dilación de Kiko para posponer los alegatos de conclusión en el juicio que afronta por el crimen de López. En efecto, la audiencia programada para el viernes pasado quedó pospuesta por la ausencia de Kiko y la nueva fecha todavía no se conoce a ciencia cierta.
Resulta que en el proceso en el que el exmandatario está acusado de ser el autor intelectual del crimen del exconcejal, la juez tuvo que reprogramar la lectura de los alegatos de conclusión para el 6 de abril por la hospitalización de Kiko. Y hasta reservó una tercera fecha, el 20 de abril, por si para la primera semana de abril Kiko sigue en el hospital.
Esa diligencia depende de la salida del exgobernador del Hospital Cardiovascular del Niño de Cundinamarca, donde está internado desde el 26 de febrero, pero la salida también es incierta.
La Silla llamó al Inpec, que es la entidad encargada de atender a la población carcelaria en el país, para conocer de qué depende el regreso de Kiko a su celda en La Picota y allí nos aseguraron que los médicos deben instalarle en estos días un dispositivo en el corazón (stent) antes de determinar si ya se encuentra en condiciones de salir.
El vocero del Inpec también le dijo a La Silla que para tener un segundo diagnóstico sobre la salud de Kiko, la entidad le pidió al Instituto de Medicina Legal evaluarlo y está a la espera de una respuesta.
Las dudas sobre el verdadero estado de salud de Kiko aumentaron el viernes, día en que no se hizo la audiencia, porque Semana publicó una fotografía en la que se le ve relajado, sin conexión a ningún aparato médico y aparentemente viendo televisión.
Esa fotografía va en contravía a lo que informó el Inpec el 8 de marzo, cuando dijo que, según el reporte médico del hospital, Kiko tuvo que dejar su celda en febrero porque tenía angina inestable, arritmia cardíaca y podría necesitar una operación urgente.
En las casi tres semanas que Kiko lleva en el hospital no se sabe qué procedimientos le han realizado allí. Por esa hospitalización la juez novena especializada de Bogotá, que lleva el juicio por el crimen del exconcejal, ordenó investigar al director de La Picota porque se enteró por los medios de comunicación y no por el Inpec, como es el debido proceso.