La definición del reemplazo del magistrado Henry Villarraga en la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura es clave para definir el futuro de ese órgano y por eso ya hay iniciativas ciudadanas para que la terna que debe elaborar Juan Manuel Santos sea de alto nivel. Pero esa elaboración, sumada a la elección en el Congreso, se demora varias semanas, por lo que la preocupación a corto plazo es qué va a pasar con los procesos que tenía Villarraga en su despacho.
Hay dos posibilidades. Una es que se nombre internamente un encargado. Para ello suena con fuerza el nombre de Carlos Rafael Juvinao, quien hasta la semana pasada era magistrado auxiliar de Angelino Lizcano y renunció justo cuando se supo que Villarraga podría salir del cargo y que se abriría una vacante. Esa renuncia era necesaria para que su nombre pueda ser considerado como magistrado encargado.
Juvinao fue antes magistrado del Consejo Seccional de Cundinamarca, cargo en el que mojó prensa cuando fue uno de los que votaron a favor de negarle una tutela a 15 ONG que fueron acusadas de apoyar el terrorismo por Álvaro Uribe.
De ser elegido Juvinao, seguramente se mantendría la mayoría de cuatro votos (Lizcano, Julia Emma Garzón, Pedro Agustín Sanabria y ahora Juvinao en reemplazo de Villarraga) que ha dominado la entidad.
La otra, que fue la que se aplicó cuando renunció Jorge Armando Otálora (hoy Defensor del Pueblo), es que no se nombre un encargado y que los procesos que tenía Villarraga se repartan entre los restantes magistrados. Eso evitaría que la mayoría que hoy domina la Sala Disciplinaria ponga a alguien de su cuerda en el despacho de Villarraga mientras se define su reemplazo.
Ese cuarto voto es necesario para tener la mayoría de cuatro que permite mantener la doctrina Villarraga para enviar casos de altos oficiales involucrados en “falsos positivos” a la justicia penal militar cuando existiera una orden militar para enfrentar a la guerrilla y sin mirar los demás hechos del caso, como el que reveló este puente Noticias Uno Por eso, la tensión en la Sala sigue alta a pesar de que todos los magistrados le quitaron el respaldo a Villarraga.