Hace un año los ministros de Minas y Ambiente llegaron a una 'solución salomónica' para blindar de la minería todas las zonas naturales que estaban en proceso de protección. Ese acuerdo, que ya permitió la creación de cuatro áreas nuevas y que rompió una dinámica tensa entre los dos sectores que venía de tiempos de Álvaro Uribe, se venció hoy.
Tras varios meses de negociaciones, la Ministra de Ambiente Luz Helena Sarmiento y el de Minas Amylkar Acosta acaban de firmar la prórroga por otro año más de estas “reservas temporales de recursos naturales”. Con este acuerdo, Ambiente y Minas aseguran que las zonas que están en proceso de conservación queden seguirán excluidas del área que puede ser cubierta por un título minero.
Como contó La Silla, el origen de ese pulso es el temor que despertó entre los ambientalistas la reapertura de la ventanilla de títulos mineros en julio del año pasado, que había estado congelada durante los dos primeros años del gobierno Santos mientras se ordenaba el caos en el que andaba el catastro minero.
Su preocupación era que muchas áreas naturales que estaban en proceso de ser protegidas pudieran ser solicitadas por empresas mineras y que, al avanzar al mismo tiempo el proceso de titulación y el de declaratoria como parques, quedaran problemas grandes. El ejemplo más notorio es el conflicto que aún existe con el título que tiene la minera canadiense Cosigo Resources dentro del Parque Yaigojé-Apaporis en el Vaupés, que fue otorgado dos días después de creado el parque en 2009.
El año pasado, con esta figura, Ambiente se anotó cuatro grandes éxitos tras procesos de varios años: la ampliación de Chiribiquete al doble de su extensión, las declaratorias de los nuevos parques nacionales Corales de Profundidad y Acandí-Playón-Playona y, hace una semana, la protección de la Estrella Fluvial del Inírida, un complejo de ríos y humedales que abarca 283 mil hectáreas en Guainía y que es uno de los lugares con mayor diversidad biológica en Colombia.
El tema es que aún quedan muchas otras áreas en proceso que hubieran podido ser solicitadas como títulos. Solicitar un título tarda un par de meses pero declarar un parque puede demorarse -en el mejor de los casos- hasta cinco años por la consulta previa con los grupos étnicos de la zona (como Chiribiquete), de modo que el blindaje que da el acuerdo es crucial.
Mientras tanto, Parques Nacionales ha venido corriendo contra el reloj para crear las áreas que protejan ecosistemas que no están representados en el sistema de Parques y que han sido identificados como prioritarios en el Plan de Desarrollo de Santos.
Para salvaguardar los ecosistemas marinocosteros, están en pleno proceso de protección Bahía Portete en La Guajira -que está muy cerca de ser declarada parque nacional- y Cabo Manglares en Nariño. De los ecosistemas del Orinoco faltan las Selvas de Lipa (Arauca), Cumaribo (Vichada) y Manacacías (Meta), que protegerán amplias zonas de los Llanos, una de las regiones menos representadas. Y para el bosque seco tropical, estan los Bosques Secos del Río Patía -entre Cauca y Nariño- y el que reúne la Serranía de San Lucas y los Humedales de Nechí entre Antioquia y Bolívar.
Con el nuevo acuerdo, Ambiente tiene un año más para declararlos áreas protegidas. Pero el reloj sigue corriendo.